Alguna vez... tus adormecidos interiores x se cargaran de bombeantes chasquidos de nata. Como fieros leones vendrán a luchar hasta darse muerte por su amada... sabiendo que la primera vez pasó, como hierro al rojo vivo que la marca. La risa no prenderá en el sigiloso respiro, tampoco la palabra inquieta volará como paloma blanca mensajera... tan sólo un entrar y salir o tal vez, no llegar con ganas. Sólo más y más metesaca; arrebatador embutido sin compasión en la tempestad más ermitaña. Es el nervio que se ahorca en el árbol más empinado, ese que se funde en el cálido hielo hirviendo al son que le toca su tamborilero. Deseosa de gozar más y más le retuerce el cuello al muñeco, sabiendo que después lo mudará bañado/vestido y alisado a otro lugar del juguetero... Entonces callará mecido el puñetero en las cinco cañas de su cesto, recogiendo las flores más hermosas con la lata de fuagrás derretida por completo. Ella, en cambio, es cuando empieza a notar algo... y desea fumarse otro paquete y medio. Sin rechistar, sin parpadear, sin apenas proponérselo. Pero tú te has evaporado como la brisa del humo en su boca por ese cuarto épico del descalabro... Ya no te queda ni una sola bala/colilla para apagar en el cenicero. -¡Qué poca gracia tienes algunas veces...!
Mes: octubre 2018
En tu espalda
En tu espalda me apoyo... xx?. cuando te veo leer por encima del hombro; cuando tengo frío, cuando me hago el tonto. Y eso que tanto te gusta Poner tus pies entre mis corvas, ¿en qué habías pensado corazón...? Y no embestirte con el cuerno que tengo siempre en la cabeza -clavado-. Porque también sé contenerme... Ese mango reblandecido/gastado, agobiado, por el uso de la escasez -como los sesos de un corderito lechón-. El tiempo va pasando y sigue tu cuenta atrás desde la última vez que te dignaste hacerle -caso ninguno...- Calada/disparo de feria a ese último cigarro/ manida manía tuya del para después. Y recuerdo aquella única/última vez... -contemplando los hilillos de humo del día de hoy- que lo dejaste todo por mí. -¡Y un huevo de avestruz! en la sabana de la Patagonia rusa. ¡Eso no se lo cree... ni el Papa Francisco!
Hola capullito
Hola capullito de rosa, x negro de rojo/azul "tiznao". -vergüenza del David de Donatello-. Qué espléndido rincón del día cobijas con tu explorador esperpento... -mi pequeño y simpático mimosín-. Tú que te pones erecto y educado seducido por las carnes abrasadas, deliciosas-mente olientes que las musas te han cocinado... Tu de mil plumillas cosido, por los alambiques de la gloria rezumas pasmosas melodías... correteando por el anfiteatro en la corona de espinas de tu rabiosa bolsa de canicas. Ese eres tú... Que esperaste demasiado tiempo, en los manglares/ manantiales lechosos de tu cuerpo, y ahora te ahogas en la ciénaga de regreso. Sombra resquebrajada donde navegas como renglón para-lelos en el cielo. -Es el cuento de nunca acabar... Ya, pero el avión era supersónico. -¡Y una picha de lombriz!
Mi corazón late
Mi corazón late suelto/vuela xx?. -sólo por ti...- bajo la cortina/llovizna del arco iris por el que se adentra en mi pecho hasta perderlo de vista más allá del horizonte que conozco. Pero las flores también caen abatidas al poco de haber sido cortadas... y ya no tiene solución/ ni remedio. Te acurrucas/ovillas escondido lejos de encontrar el mismo refugio del que se está muriendo... La mano a medio cerrar bajo la barbilla, apalancando tu rostro mientras sufre -el dedo gordo doblado- con todo el peso de la realidad/cabeza perdida... Me gusta el campo pero no te veo en él, aunque lo haya soñado... Una alfombra de agujas secas se parten/quebradizas se empequeñecen por las continuas pisadas de tu abandono. Sendas de estaño restallan entre la sisca y la grama. Tu vientre se hace burbuja de jabón de pico de pato en cuanto me ves... -Me dijiste un día. ¡Y las ganas, desde entonces de que fuera siempre así...! Me mudo de iluminación/linterna, a led frío para bañarme en el aceite tibio del candil de nuestro sueño. Para ver en lo que se queda todo esto sin mirar atrás... Y me desplomo, me dejo llevar por la corriente de lo azul desde la cornisa de una nube/sombra en movimiento... -del gozo que nunca tuvo huésped fijo en el interior del corazón así abatido por el dardo certero del novato- Romperme/zafarnos del simulacro, -depravación- empalizada tras la laguna/lengua de la serpiente que nos separa embotada por las palabras que queríamos oír el uno del otro -silbos de la memoria en mitad de una selva virgen llena de dudas/lianas que nos estrangulaban-. Jadeante se tambalea/tiembla el globo celeste esfera de la carne, cuando te conquistó, -y sin ningún miedo- vadeada había cedido al empuje de la tropa... Todo mi ejército al fin en tierra hostil y me supe ganador... -lo recuerdo muy bien- Reina por un día, flor de una noche, obrero o zángano por el resto. La conjura de los dioses la condujo a tus aposentos... colmena llena de miel/ Verte de ninguna preocupación tan abatida y el descanso esperaba para abrirle la puerta al fantasma de la verdad, de lo que estaba sucediendo otra vez -sólo en mi cabeza...- Y me puse a pensar sin tener que hacerlo. Ahora escribo sobre todo aquello, con un tizón de su fuego/hoguera del infierno. Señor, aleja de mí este cáliz del contagio... enfermiza llama/queimada de la sangre del ayer postrada en el altar de la redención sacrificio desnudo de ninguna violencia atrapado. Y te reanimas encima ajeno... como la esencia de un frasco/ fracaso que se arrodilla esclavo al cuerpo que lo atiende, hasta perder el conocimiento por completo de inanición mientras leo en los ojos de lo lejos su futuro. Cuanto callas, cuando te calmas/seduces sofisticada a mi sueño de campeón al que engañado/engordado, has dado tralla/vida. Esa dulzura de tu cara que late en las yemas/punta de la totalidad de cada uno de mis dedos... en cuanto te descubro y acaricio como un ciego satisfecha de la obra que tengo pendiente por realizar. ¡Y todo es una farsa más! Hasta que me despierto de un tirón, -porque esto no puede seguir así...- Tanto dormir con los ojos abiertos y no descansar/retroceder ni despertar muriendo amarga-mente cuando bebo del grifo de tu adiós. Hay veces que el agua de la vida se cansa de correr/saltar de tus altares/reliquias y se tranquiliza/destellante, hasta fluir mansa como si todo hubiera acabado. Más quieta si cabe que la vez anterior esperando/ demorada que la inventen de nuevo. Cavemos/cerremos los ojos hasta encontrarnos. Hay otro abismo paralelo, cerca del tuyo en el mismo lodo del lecho del río... y lo deseo. Hay tantas cosas en la dualidad, alegría cercada por el dolor que deberíamos sentir juntos... al deshielo de la oscura soledad. Te lo cuento mientras aguardo/genero un orgasmo ...una tarrina de potitos de recuerdos de resucitado, agradables para el viaje que se avecina en el umbral de mi test@-s-terona muerta. Nos derrumbaremos al unísono... -cariño- ¡Ya lo verás! Como cuando nos queríamos y siempre terminaban nuestras películas/fechorías con un corazón cerrando la pantalla. ¿Te acuerdas? El león no, era un corazón con melena en llamas y rugiendo... -¡Cuánto rollo tienes, tío... "pa na"! Lo que ya no existe, -a veces- es como si nunca hubiera existido. Lo sé. Hazte a un lado... que siempre te montas encima/
Se abren las ganas…
Se abren las ganas... a "bocao" limpio x con la imagen lejana, pero traviesa, de un culo redondo y dos tetas bien puestas. Se abren las ganas sin pausa, sin tregua... con los ojos clavados en la densa glorieta de dos torres gemelas, firmes doncellas. Se abren las ganas en pataletas y refriegas envuelto en mantos perfumados de frutas selectas... Dulces como el almíbar, espumosas como la cerveza. Y sin darte cuenta cuando quieres retenerla se cubren los ojos con la sombra sedienta de hambres preñada, de sogas que tensan... esa que casi siempre, cuando asoma, te desforesta. Ahora, eres un capullo de seda cosido en su tela de araña, ...suelta sobre pedregales de rallies mafalda. Un clavo en la carreta de la más humilde leyenda. Una mota de polvo que le quita el brillo al mundo... Un fusil de asalto encasquillado de falsas promesas. Una puta vestal de Cnosos abierta en canal. Un palacio de hadas/avispas en la cámara de gas del ventrículo izquierdo de tu alma "almidoná". Ya no vales "pa ná", ni para echarte "pa lante" ni para echarte "pa trás"... ni para volver a empezar. -Todo lo que empieza, -es un riesgo que hay que correr- ¡Ya!
Te he implorado
Te he implorado y no sucede/ni ocurres xx.- pero me da exactamente igual... Desnudo al borde de mí me relamo las heridas/remuerdo el labio dúctil y carnoso de tu adiós. Casto/costoso agobio. Carbonizado anillo de boda del diablo... Descarnado camaleón pelado de su color/camuflaje por el filo de la azacaya/venganza. Temí al errar, no ser competente, y fingí que no estaba. ¿¡Y que no fueras capaz... -ni siquiera- de mandarme un recado verbal!? -Irreductible/estremecedor- Semejante a aquellos que tanto utilizabas para estimular/entibiarte la saliva mientras te devoraba. Ahora que ya no sé nada de ti, ni de nuestro futuro... Cierro la puerta y se estremece/chirría como antes, duda de sí... -o de si volverás-. Como yo... -que no lo sé-. Devastado por la tormenta y de su indiferente arco iris. Calma que clama al cielo con una lluvia que no deja de caer mientras nos echamos para atrás... Sin haber entrado/encontrado nunca lo que queríamos resguardados en el hall; -del uno en el otro-. Ninguna de nuestras expectativas así satisfechas, como sucede -con todo- en esta vida tan real/del mundo... El horizonte no tiene espejo retrovisor, -por si viajas- Para cuando llegues a la linea divisoria del planeta/ piensa que... este viaje al centro de La Tierra ha terminado. Y recuerda: el cuerpo y la mente nunca descansan de la paz que no han conocido. Fin.
Se aprietan
Se aprietan las carnes x? entre las costuras de tus tejanos atrapando a su siervo alado entre dos palmeras zarandeado. Estrechan sus morros, comprimen su palmo... donde viaja el deseo catapultado hacia las salinas del caos. Notas en cada contoneo ese fogón, señor del trueno. Olimpo de dioses/ Monte de Venus. Se funden los muslos al ancho del formidable culo... Mientras que su blusa de lana simula los entresijos que imaginabas... Trepando en ardores que te clavan en el crucifijo de su campana. Y así se engancha la piel de las ganas en la cremallera que desgranas... acercándote a la fragua que jugosa te empalma, reventando el botón de metal y le metes mano hasta las entrañas.
El sol, la luna…
El sol, la luna... el agua/ xx. la brisa/la risa de hombre, el hambre... la sed. Todos me abandonan para volver, lo mismo que no haces tú. Por eso me resultas/concibo... tan traviesa, atrevida y atractiva/ Amanece igual que ayer. ¿Lo has visto? ...Y sin ti. Y no ha pasado absolutamente nada de nada -nada en particular- ni siquiera distinto. Ni me parece/s mejor ni peor. Algo está cambiando... -¡Sí, será el tiempo que hace/
Miro la brasa
Miro la brasa de mi cigarro en la oscuridad, xx y veo tu imagen, cuanto más lo chupo, más brillas. ¡Oh brasa! Cómo me ardes... Te deseo porque te siento como el rocío, el sol, el viento, el relente, el fresco hielo... la noche, la mañana, las flores la neblina densa/el fruto seco. Te quiero, porque me da la gana... cuando me mezo porque me angustio, cuando vuelvo porque te encuentro. Voy a graznar en el flujo de tu cuerpo, con patenas de oro jugando en el suelo... laminarte con la lengua pegajosa de mariposa, cada rincón y recoveco. Voy a devorarte/tragarte de una sola vez, sacando el lodo caliente de tu infierno, sin gloria, ángeles, ni cielo... si acaso un hilillo de sastre, enganchado en tu pelo.
Nuestras vidas…
Nuestras vidas... x?. que con el viento escuchamos viajan compartiendo/compitiendo en ese deslizamiento más cerca del abismo que del reposo absoluto de cualquier otro lugar... Polvo que si descansara podría dejar/ darnos algún respiro al gaznate. Sabíamos que te ibas a perder en aquel lugar nada más entrarte. Me he quedado quieto para escucharlo y contárselo a los demás angelitos de mis argumentos que vienen conmigo, y comprendo entonces los movimientos de lo que descarnó tu huida... Somos fracaso/fraude de enmienda... un despropósito -me digo cada vez que intento algo- y sin respuesta ni corto ni perezoso me agarro y lo intento, o sea, no hago en absoluto nada digno de tu clemencia. Lo que no está ahuyenta a lo que hay... -lo has visto, ¿verdad? El molde de su silencio/pliegue del dolor que le infringe es tan delicada-mente estricto como su inexistencia causante en fuga. No hay descanso...-maldita sea-. No puedes ofrecer la caridad que reclamas como parte tuya. No haces nada más que quejarte, abocados a un callejón sin pérdida de la memoria. La distancia es la mejor consejera... -de cerca y de lejos- ¡así nos va!