Cuando se marchitan…

Cuando se marchitan...   x+
los finos pétalos del honor,   
ensombrecidos por la capa del despecho,
se quedan inutilizados los ungüentos
y muerden su cólera los harapientos.

Ya todo se olvida,
nada permanece.
La habitual discordia
anida en la mente...
La sangre está en huelga,
el cuerpo está ausente.

Ya la descomunal discordia
bate sus alas rotas
sobre los sombreros negros,
engalanados por el brillo sereno
que les da el sol y el cielo.
Y no son nada más...
que tapas de ollas cociendo muertos.


Sólidas porcelanas

Sólidas porcelanas        x?
con sus culos chocan
entre los demás cubiertos,
buscando en la mesa
su guiso/su condimento.

Y lanzadas,
hasta perecer en el intento,
estrujan el tejido del mantel
contra su pecho.

Mientras tanto...
el fregadero atento,
espera rozar sus senos
con la brisa del jabón
y el estropajo de acero.


Si paseas

Si paseas sobre nubes grises     x?
de cielos nublados
y no sale el sol...
ya verás a la fría realidad,
que en mesa sin cubiertos
te han de dar.

Y si quieres abrazarte a algo
que amas de verdad,
verás cómo te engaña
y lo perderás.

Porque todo cambia,
nada vale ya,
todo es relativo,
sigue siendo frialdad.

Todo se marcha
a un ¿qué será...?
y no puedes sujetarte
a nada más.

Y entonces...
te ves obligado
a vivir como los demás;
con indiferencia y
falsedad.


Rebosa la espuma el cemento

Rebosa la espuma el cemento        x?
que acordonan las aguas mansas
ocultando en su interior
la garganta que las lanzan.

Es agua de fuerza y luz,
de capa y espada
que con sus minúsculas gotas
tejen cortinas aladas.

Hueles a humedad fresca,
tragas saliva templada,
hasta flotas en sus pompas
sobre las losetas mojadas.

Partiéndote el esternón, 
-si te descuidas...-,
en el filo de su balaustrada.


En mi tranquila habitación

En mi tranquila habitación      x?
derrumbo sin saber
cuántas paredes quedan por hacer...
Y cebado por su perverso encanto,
me disuelvo en el cauce amargo
de esta dilatada noche,
solitario refugio del plácido verano.

Pero pronto otro día llegará...
y, encerrado en la máscara
de tinta/
de pasta de cristal,
hoy te dejo estrellado
en el folio blanco,
cornisa fecal...
ese de no decir nada/
-calvario de mi soledad-.