Alguna vez…

Alguna vez... 
tus adormecidos interiores              x
se cargaran de bombeantes chasquidos de nata.
Como fieros leones vendrán a luchar
hasta darse muerte por su amada...
sabiendo que la primera vez pasó,
como hierro al rojo vivo que la marca.

La risa no prenderá en el sigiloso respiro,
tampoco la palabra inquieta volará
como paloma blanca mensajera...
tan sólo un entrar y salir
o tal vez, no llegar con ganas.
Sólo más y más metesaca;
arrebatador embutido sin compasión
en la tempestad más ermitaña.

Es el nervio que se ahorca
en el árbol más empinado,
ese que se funde en el cálido hielo
hirviendo al son que le toca su tamborilero.

Deseosa de gozar más y más
le retuerce el cuello al muñeco,
sabiendo que después lo mudará
bañado/vestido y alisado
a otro lugar del juguetero...

Entonces callará mecido el puñetero
en las cinco cañas de su cesto,
recogiendo las flores más hermosas
con la lata de fuagrás
          derretida por completo.

Ella, en cambio,
es cuando empieza a notar algo...
y desea fumarse otro paquete y medio.
Sin rechistar, sin parpadear,
sin apenas proponérselo.

Pero tú te has evaporado
como la brisa del humo en su boca
por ese cuarto épico del descalabro...
Ya no te queda ni una sola bala/colilla
para apagar en el cenicero.

-¡Qué poca gracia tienes
algunas veces...!


7 comentarios sobre “Alguna vez…

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