Estiro el cuerpo
extraído de su caparazón
con el filo de los dientes,
con la punta de la lengua,
con la de un palillo/tenedor.
Pero vuelve el muy bribón
a su forma original,
a su forma espiritual/de la espiral
como al principio.
Me da no sé qué tragármelo,
se parece tan poco al de fuera
tanto a él, a mí...
Siempre hay una voz
que hace de fiel, pesa y balanza
detrás de cada uno
-independiente y callada
lejos del mundanal ruido-
que continúa llamando
a cada cosa por su nombre.
-No sé.
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Estoy encantada con tu magia.
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¡Eh! Eso me gusta… Muchas gracias, Luna de Danlit
Saludos!
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