Incorporo el cuerpo

Incorporo el cuerpo de algo nuevo   xx
que no es lo que parece,
a la orilla de la idea de lo que es.
Cuando consigo hacer que se mueva
su contraste con lo que ya conozco,
la hace visible.

También me gusta estarme quieto
haciendo la estatua en ese lugar
en el que estoy,
y la observo con detenimiento/
suma atención.

Y sé por un fugaz momento
que ella existe, 
que ya mora en mi cabeza...
Porque la he visto pasear
cogida de la mano
de mi fantasma,
a la espalda del espejo
donde sólo tú te puedes ver
junto a los otros "yo".

Esos compañeros habituales
-gusanos de seda-
que aguardan su turno 
de caricias y mimos
entre los zarzos de la sala,
mientras coqueteabas 
con la nueva inquilina/
incertidumbre...

Están muertos de hambre,
celosos perdidos
con la cabeza empinada
agitados/revueltos/buscándote,
pues creen que les debes 
una explicación.

-Me acuerdo de ellos
desde que eran chiquitos,
como cagadas de mosca
en la caja de cartón de los zapatos
agujereada,
y les poníamos hojas de morera.

Ufffff, ¡qué no son esos!
-No lo has entendido...-
Son tus otros "yo"
con sus ideas.
-Pues eso...
también los criamos ¿no?
Año tras año,
mariposa tras mariposa
que vuelve a eclosionar...

6 comentarios sobre “Incorporo el cuerpo

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