Se marchita la piel, x+ se endurecen los vasos de la sangre por el desgaste/cansancio. Se ensucia el jarrón desprendiéndose envenenados los pétalos en otro tiempo flor. El pulso del tallo cortado aumenta su latido en la mano infectado con las raíces de la otra vida. Primogénito engaño que educó a todos los demás en la mentira. Tú quieres salir de ese letargo insobornable porque se te va gastando el tiempo con unas tragaderas de bolsillos rotos atareado en siniestras pajas de zagal. Si eres desobediente debes serlo para todo. Si sólo eres cuando puedes o te dejan es porque eres un maldito cobarde. Siempre hay un territorio conquistado que se olvida pero el otro, el no olvidado, es siempre el que no pudimos conquistar. No sirve para nada ninguno de los dos... Uno porque ya no lo tienes en cuenta y el otro porque ya no puedes hacer nada por él. P.D. Un pez en el desierto tarde o temprano termina siendo un puñado de arena.
Mes: julio 2018
El tren,
El tren, ese que pasa... xx?
debe tener escaparates o algo así
donde puedas elegir: sí eso me lo quedo o esto no;
ahora me subo/ahora me bajo...
¿Es una locomotora antigua o va a toda velocidad/AVE?
¡Es que no lo sé!
Yo lo espero,
-me imagino que como todo el mundo...-
Y no sé lo que voy a hacer cuando llegue
porque entre otras cosas, no lo conozco
-sólo de oído...-
Puede que sea un bulo/leyenda urbana
un dicho de esos que andan por ahí
vagabundeando/“grafiteados”
empapelando los muros de la ciudad
y los vagones de la estación...
-hasta el perro guardián de la finca del Señor-.
¡No sé si tienen algún sitio donde se les pueda
ver aparcados!
-¡¿Entonces existen?!
¡Y yo qué sé...!
No sería más lógico llegado el caso, acercarnos entonces
al andén y tomarlo/-cogerlo allí-.
Eso del riesgo/tanto peligro... como en las pelis
de bandidos soltándose/saltando a la carrera
persiguiendo el último vagón sin resuello
-no va conmigo...-
Me gusta ir a lo seguro/atento...
Oler el gasoil/la grasa de mierdas de las traviesas,
mezclado/tamizado con ligeros tonos a hierros oxidados
pululando en la atmósfera de la máquina/
mundo al fin triunfador...
Ese griterío/pitido por los altavoces/sirenas
o esos murmullos atronadores que te dejan sordo...
La calefacción a todo gas,
el chirriar de la frenada, ese choque/crujir de cadenas,
esos gusanos de metal y cristal encogiéndose y alargándose,
los fuelles de goma estirados
y la banderita roja del brazo/mano del muñequito
soldado/-jefe de estación saludando...-
Ese aparato expendedor de refrescos/chuches,
la del tabaco/el de los ciegos...
Y recrearme con el aroma a café que se escapa
de unos labios sensuales/hermosos,
llenos de carmín
antes de terminar con el último cigarro
escapándose con esos movimientos de cuerpo de culebra
que huye esquivando a los demás desde el bar/
cantina de la vida que enviuda
a pasos agigantados de los no clientes...
Todo esto lo reconozco porque lo he leído en mis ojos
frente al espejo del sabueso instinto/sexto sentido
o en los libros...
Pero sólo es el exterior te dicen:
"espera meterte dentro...".
Sí, ¿se nota mucho? Todavía sigo esperándolo...
Querer es dejar algo a cambio/-en prenda-
y yo soy muy perezoso.
La vida es un viaje. –Me digo.
Tú eliges el medio de transporte hacia tus apetencias
para atravesar el océano del desierto de vidrios/
montañas, planetas y estrellas
entre la primera luz del primer día de tu vida
y la última que anidará en la visión póstuma de tus ojos...
¡Ah! también se puede volar/velar, correr/nadar
o quedarse quieto/acostado/sentado/apestillado
a que el temporal amaine y no desees nada más
sólo que venga y te la chupe... -la savia-
O desde esa perspectiva/referencia del sol
en todo lo alto de un buen órdago/orgasmo
con la noche de luna más encantadora
a la vuelta de la esquina de otro lado del planeta
para que deslumbren/encandilen mejor los sueños/
dientes/colmillo de la amada
mientras das otra vuelta a la Tierra...
Mira,
que te pongan un plato de comida delante
no significa que te lo tengas que llevar a la boca
a lo “tragaloperro” -si no tienes ganas-
o está muy caliente o le falta ese sabor de moda...
-Textura en superficie y en profundidad
acoplándose a tu cuerpo-.
También lo puedes dejar para que se enfríe,
o para más tarde/otro rato/ocasión...
Con lo del tren sigo igual,
no me aclaro.
La historia se repite una y otra vez en este viaje único
y no debería ser así...¿?
Nos estamos convirtiendo en copia de la copia...
Algo va mal.
-Era de esperar, el tren...
Tú, yo, el Micolor.
Has puesto demasiado suavizante.
Gusanos sobre culebras
Gusanos sobre culebras desparramados x en una copa de cristal de tacón alto, escalando el cono de la vertical resbaladiza sujetándose los unos a los otros. Nervios/pespuntes sin asegurar sobre la piel transparente del poderoso esfuerzo. Flácidos dispersos reconociendo el hallazgo en la imposibilidad de hacerlo por el hormiguero del brazo que no atina, ni se puede despertar/ apuntar al brindis. Ejecutar mientras vences en la acción no está al alcance de cualquiera.
Tan fugitivo
-Tan fugitivo como saber estar encarcelado...- xx?
Has venido al mundo a aprender,
a estarte quieto
y a morir.
Ya te falta poco para volver
de donde viniste/
como saliste.
Desaparecerá esa libertad única/exquisita,
particular y conquistada,
por la que luchaste mientras te ibas adaptando/
-acoplando al trajín...-
Te vas
esperando decirme algo...
Al tiempo que te estás convirtiendo
en un campo de batalla lleno de cadáveres
imposibles de reconocer/
ni de identificarlos.
Mientras los vas arrojando a la pira/fosa común
en la que dentro de poco te meterás,
-irás tú...-
¿A qué olerán los muertos de mi muerte?
¿A qué tierra va a obedecer su alimento
mientras se pudran/descomponen...?
¿Quién será su nuevo dueño y señor de los espectros?
Tal vez se parezca a mí,
o tal vez no.
Este juego de intercambios de piezas,
peones en el tablero
para a una sola partida... no sé.
Tanto derroche/desgaste y sufrimiento
sólo puede ser que se trate de una cosa...
¡Es una apuesta de Dios con el diablo!
¡Espera!
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho...
¿Hasta cuantos números debo/puedo contar
para tranquilizarme?
-¡Santo cielo!
Es la misma letanía de siempre...
¡Para ya, desdentado!
Porque si no lo haces... -menudo pestazo-
ambiente carroñero/desagüe de tu desguace.
Nos estás inundando a orines
del estiércol de tu establo.
Paseábamos mirando maravillados el paisaje,
-milagro de la creación...-
y zas.
Ni que fuéramos animales oliendo a miedo
ante el depredador/
despertador del pecado...
Satán de la colectividad/su oscuridad.
Cualquiera de los individuos sin una conciencia
limpia ni tranquila...
al estar acorralados/encerrados, atrapados
entre los cuatro puntos cardinales del horizonte
-del retablo de la lista de los mandamientos-
esas Leyes imposibles de cumplir a tocateja...
hace que nos acurruquemos en una esquina del matadero,
espacio/tiempo de nuestra ciudad/ente
esperando el disparo de aire comprimido a la sien...
-sin inmutarnos-.
Viendo el carrusel/noria del devenir fluctuar
como pisadas que suben y bajan sin sentido
esperando la noticia
de si es varón o hembra la semilla que plantamos
en el intelecto/bancal de sesos de tu cráneo,
o por el contrario,
se ha fugado para siempre con viento fresco...
fecundando el vacío de la necedad con su antigua novia/
sin motivo.
Sí, cruel espectáculo al que nos dirigimos
al que te vas acercando colega/vecino, vencido
y vendido como esclavo en el mercado de las oportunidades...
Sin poder mover un sólo miembro hipnotizado/anestesiado.
“Embobao” con su inyección letal de Resident Evil
de tanto cuento de fantasmas con la cadena perpetua al cuello.
Historietas de Mortadelo y Filemón
que nos han imbuido/embutido... -inoculado-.
Fuel/ fiel companaje para la excursión
para que te alimentes/-coma inducido...-
Para que no sufras ni grites cuando veas llegar
al verdugo con la soga en la mano
el cuchillo en la otra
y te muestres indiferente.
Porque como bien sabes... y sabrás de sobra:
todos somos asesinados por la misma mano
que nos ayudó a gatear...
Con la que nos llevábamos la papilla
y los potitos a la boca,
con la que nos limpiamos el culo
con la que nos hacemos la paja y nos manufacturamos...
Somos nuestra propia víctima -de lo que hemos sido y somos-
y así será por los siglos de los siglos y Amén.
Aunque no sea...
Si no quieres pasar un mal trance/-trago convencional-
deposítate/acomódate tú solito
a tu gusto y semejanza
para que no te hagan daño las arrugas de la costura/
pespuntes, botones, remiendos y borra.
-Horca tras la almohada- mientras te devoran los gusanos
convirtiéndonos a todos iguales en la huida
hacía adelante... ya inmóviles
virutas de carne y hueso, como cagadas/-boñigas de reptil-.
Que sus mordisquitos -el de la norma social-
resulten como caricias...
no más que un cosquilleo al que respondas con una sonrisa/
-gesto de despedida sin parangón- tipo Disney...
Que parezca que los conoces de toda la vida,
como si fueran tus amigos con los que compartes/
has asistido/
ido al colegio o vinieras/volvieras de una fiesta
a las tantas de la madrugada cansados
y muertos de hambre.
Porque por más que te quejes/resistas...
nada va a cambiar ni a ser diferente.
Vas a llegar y te vas a acostar, y así de fácil. -Fin-.
Pero ahora, mientras tanto...
¿Qué haces tú?
-Pues eso, dilapidar el tiempo... cómo todos¿?
Bueno, no está mal,
pero aunque rompas el reloj él te sigue.
¿Lo notas, el tic-tac... de tu corazón?
-Creía que eras tú...
mi subconsciente por el corredor de la muerte.
He visto su sombra detrás mío,
te cogió del brazo, ¿verdad?
Te vi forcejear, ¿al final habéis quedado en algo...?
Sí, que nos vamos al Carrefour/Corte Ingles
a ver las rebajas de temporada...
-¿Y lo de la pensión para la pasión de tu Cristo,
en qué queda...?
Eso es otra historia, agua pasada
en otra dimensión de mis mundos;
río para-lelos/parapléjicos...
-¡Ya!
Después del examen
Después del examen de conciencia x del dolor de contrición se cambia pareciendo/pereciendo en otro que se encuentra ante sí mismo. Cuando se reconoce y se gusta suele ser demasiado tarde para volver a ser el de antes. Fin.
Oigo los latidos
Oigo los latidos de mi corazón xx?
de continuo/constantemente en el oído izquierdo
como empujones que alguien te diera en la cabeza.
Igual que cuando te quieren llamar la atención.
Pero no, no es eso, no tiene nada que ver.
-Incluso te inducen al mareo...-
Ahora se atranca como si dudara en latir
y se hace el remolón -hasta que suelta el latigazo-.
Otras veces se juntan en montoncitos
de tres seguidos –la mayoría de las veces-
como que tuvieran prisa por algo...
-Colgajos/arritmias le llaman-
Y así voy oyendo el motor del coche
en la cabina del conductor -todo el tiempo-.
A veces me sirve de relax para dormir
escuchándolos... y el contarlos a todos
como ovejitas que saltasen,
huyendo escapados
del corral de mi cabeza.
Hasta que se pare
o no quede nadie por salir.
-Me han dicho...-
Menuda gigante/gran incertidumbre.
¡Te imaginas... saber que te vas a morir
o que te estás muriendo -porque ya no lo oyes-!
Ni a él ni a tus animalitos del interior¿?
Me resulta complicado/-difícil de asumir-
asimilar la cantidad de silencio y de dolor
que pueda haber encerrado allí
-en ese momento único y fatídico-.
O como el primer infarto
del que escapé de chiripa/-por milagro-.
Pero esta vez será fulminate, con final infeliz
ese desgajado/inexistente
en los cuentos de hadas...
De todas las maneras y formas
ya me voy acostumbrando a él.
Me gusta...
y lo quiero mucho,
y no porque no tenga más remedio
ni por lo que representa/
sino por lo que le voy a echar de menos
cuando deje de andar y yo quiera seguir.
Algo que todavía no encajo bien, -y me cuesta-.
Por eso tengo tanta prisa en hacer cosas y me estreso
por si me falla/falta a la cita el día menos pensado.
Por lo menos que me encuentre ocupado...
-como decía ese con la inspiración-
A ver si se equivoca creyendo que no soy yo
al verme trabajar/atareado y girara para otro sitio.
¡Ojalá!
Y va a ser así... te lo adelanto de antemano. Sí, a ti,
el día que menos lo esperes,
porque ya sólo te queda una vida
como a un viejo gato...
Según las estadísticas sobre los infartados,
de cada tres cae uno.
Y tú ya has gastado dos...
¿Qué le vamos a hacer...?
Como reclamo/chantaje, -le pido/digo...-
que me deje un poco más
que estoy a medio de esta o tal cosa:
un escrito, un cuadro, un viaje a mi interior
-por los cerros de Úbeda-.
Qué sé yo...
Por si acaso tuviera/tiene compasión
y se apiada misericorde de mí.
-También me sirve para concluir...-
en ir llenando el camino de migajas
con algo de materia/creación propia...
Mollas de las cosas que hago
como señuelo/rastro,
por si no supiera cómo volver después
desde la casita del bosque.
Estoy entre cortezas
Estoy entre cortezas de pistacho, x cáscaras de huevo y de naranja, trozos de papel arrugado, una botella medio vacía, un paquete medio lleno con un sol de justicia al medio día de mi castigo echando un vale. Y puesto a esperar, sueño: ¿qué me gustaría? Me gustaría tener un jaguar negro carbón turbio azurita con la tapicería marfil elefante dormido. Me gustaría ser un llanto de corteza de limón sobre los polvos calcáreos del tocino de cielo. Me gustaría ser la polilla olvidada, perdida jugando con el mapa del tesoro en el baúl del pirata del museo de cera. Me gustaría hacerme amigo del sastre que cose los pétalos de las flores de plástico. Me gustaría ser un pez sombrilla en esta pecera de avispas, en esta marmita de linternas, con esta ingle de mico... Me gustaría embutirme en la fina tripa plegada en el sinfín recopilando el magro de lo que no pudo ser. Me gustaría una fosa común para las migas de pan del hambre aserradas por el mismo cuchillo que parte el melón y la conciencia sobre el hule de la mesa en las noches de verano. Me gustaría tuyo, un beso de despedida en una góndola trirreme del tráfico ilegal de vísceras cada vez que lo pienso... -Venecia no es para ti.
Me gusta ese olor
Me gusta ese olor a gas xx
que despide la estufa de butano
cada vez que la manejo,
porque en alguna ocasión me recuerda
las noches de estudio -en ese apretón de ultimísima hora/
oportunidad ante los exámenes de invierno-.
De cómo sucumbías “ensoñiscado”/entretenido
con cualquier pensamiento antes que leerte los apuntes...
¡A pajera abierta!
Y te abandonabas embriagado bajo los efectos anestésicos,
-efluvios que manaban entre las faldas
de la mesa camilla-.
No le ponías traba alguna
y te abandonabas
ladeando la cabeza hacia un brazo del sillón
en el que te rendías -tapado hasta el cuello-.
Apenas una de tus extremidades asomaba
sosteniendo el libro con dos dedos
o el folio/hoja del cuaderno
que se difuminaban borrosos...
teniendo una y otra vez que releerlos
sin haber retenido absolutamente nada de nada
en tu querida/-necesitada memoria-.
Ante lo cual...
tomabas la sabia determinación de avisar
-llamando o dejando una nota a tu madre-
Para que te despertara temprano
a la mañana siguiente...
Así claudicabas ante el encanto del sueño
que te había venido siguiendo
desde el mismo instante
en el que te sentabas tan cómodo.
Todo ello mezclado con unas gotitas
de sensación culpa/alivio
difícil de diagnosticar...
Y entonces te ibas a la cama guiado,
cogido de la mano
o en brazos de uno de tus ángeles favoritos
-de los que tiene a su lado-
la Virgen del Perpetuo Socorro.
-Que por cierto- se quedaban en la puerta del aseo/baño
comedido, educados como nadie.
Y te esperaba mientras rendías culto/
-cuentas al día-.
Rara vez esas pocas horas de descanso
saciaban/ ni relajaban tu cuerpo de la vigilia
pero al dejar una vez más algo para el después...
El sentirte bajo esa liberación de la obligatoriedad,
me parecía que había ganado... -no sé en qué-
pero lo notaba.
Una de las cosas que hacían espabilarme justo
cuando menos lo necesitaba
era la diferencia de temperatura entre el vago
que se había levantado del sillón,
y el resto de la casa...
Otra, el ir caminando sin aclimatarme
lo suficientemente rápido
a la decisión que había tomado, y el acoso
-reo de las tareas pendientes- dándome vueltas
en la cabeza
como las moscas a la basura...
Por eso creo que a veces se debe de afrontar
la responsabilidad
en el ejercicio de lo que debemos hacer
-en lugar de huir-, porque tarde o temprano nos alcanza
y no escapamos a su presión/prisión
hasta que lo hayamos hecho.
No dejo de esperar cualquier tren que me saque de aquí
tan puntual como siempre
en la estación que ya conoces de sobra.
-La del vago...-
Con ese proyecto de soterramiento en el aire
que desde el primer día se podía leer
en los carteles de mi ciudad.
En el horizonte se pierden las vías
con el vagón de cola del último que acabo de perder...
A otros los he visto pulular como culebras
por las calles de mis telarañas/ideas
como un Metro en superficie
oliendo igual que la trasnochada locomotora;
a viejo hierro en fricción y la grasa rebosante
-fuera de sus tornillos/cabales-
sujetando la paradójica desquicia
de no saber a qué hora llegara el próximo.
Como las obligaciones pendientes del ayer y hoy
que se quedan en el andén
junto al resto del equipaje que no voy a necesitar
dentro de "na".
Ni me perseguirán las preocupaciones
ni añoranzas incumplidas,
ni se caerán las monedas/canicas de los bolsillos rotos
ni de arrodillarme ante ti, destino.
Ni sentiré las vergüenzas de cómo has jugado conmigo
-al gato y el ratón-
Te espero... y sigo sin cumplir
con las expectativas para las que me creaste.
Si es que las sabe alguien.
Tu siervo amado te recuerda que no seas demasiado arisco
con en-tu adiós de/-ni de mi última hora en fuga-
Ya no hay gas, ni exámenes, ni porras con chocolate...
Un abrazo bien fuerte, -casi como el tuyo-
antes de que me lo des tú a mí
y me dejes sin respiración...
-Creo que has suspendido¿?
¡Ya.
Yo puedo aletargarme
Yo puedo aletargarme x como la hoja de la navaja. Yo puedo engatillarme como el sol por el horizonte. Yo puedo buscar las tabletas sanadoras de almas extraplanas que reparten en el templo... Yo puedo mimar ese cuerpo que tarde o temprano terminará cogiendo la temperatura del sepulcro. ¡Pero es que no me da la gana! En la penumbra, a la sombra mi fantasma agoniza.
¿Alguna vez has pensado
¿Alguna vez has pensado dónde van a parar xx
las ideas que nos hacemos
-cuando desaparecen de nuestra vista- memoria...?
¿Y las imaginativas/ardorosas,
añoranzas positivas, pasiva refleja
con las que cerrábamos los ojos
-dándole la bienvenida al sueño-
justo antes de irnos a la cama
o dormirnos
por encima del sofá o de lo que sea...?
¡Ya ni te acuerdas de ninguna de ellas!, ¿verdad?
¡Todo pasa! ¿A que sí...?
Las ilusiones, los gestos, los abrazos,
el dolor de la carne, el otro,
los conceptos...
su contenido/-contienda de su desgarro...-
Vamos atados/-a rastras- tirados de una cadena
cuyos eslabones... -dinero/salud/cariño-
corren suertes dispares
desde el mismísimo instante
en el que nos zurra la comadrona
y abrimos la boca/los ojos -para ver la oscuridad
por primera vez...-
Puede que haya cambios,
puede que gane cualquiera
y no es por nuestra culpa, -ventaja/desventajas...-
Ni de nuestra orientación sexual "primigenia"
o del cazador recolector que hemos heredado.
O del sentido/vueltas que le demos a la vida-torta.
¡Qué va...!
Es un mal que no tiene cura ni remedio
/remiendo.
¡Es así, y ya está!
Aunque vayamos a misa todos los días
-cuando seamos del todo viejos-
a semejanza
o por imitación de los que hoy lo hacen...
-nuestros mayores-
¿Te has fijado en las iglesias?
Siempre tendrán su clientela,
es un negocio que no falla/-ni le falta de nada...-
El espíritu siempre escapará en busca de su libertad
invirtiendo en futuribles,
-es muy inquieto-.
Aunque seamos el último animal de la especie
nadie nos va a rescatar ni venir a salvar.
Y en la confianza de algo...
-eso que nos han vendido-/vienen vendiendo/anunciando
desde que llegamos mojándonos con el primer agua
bendita a chorro, -ahora a gotitas/sponsor-
dejaremos de existir.
Porque no puede ser de otra manera
ni por educación o sentido común
ni por cansancio degenerativo.
-Sin montar el pollo nos largaremos-.
Fin.
Y es que esto se acaba en nada...
Esta vez entre gotas del mismo tipo de agua,
pero en lugar de una hoja de concha marina
serás rociado/
-en tu nave espacial de madera-
¡Y todo negro!
Sin música ni acomodador
ni cabezas que nos estorben;
ni crujir de pipas, -risas ni murmullos-.
Si acaso un puñado de gente empujando
con sus prisas/nervios/sobriedad
mientras sales, entras...
-por algún tipo de pasillo/pasadizo-.
Y esa luz de la que todos hablan
no es más que la caseta de la taquillera/estanquera
vendiendo entradas,
tabaco/chuches para el siguiente pase.
¿Entras, sales?
¿Qué te parece si vamos de nuevo?, ¿qué me dices?
Te invito, volvamos...
igual que cuando el cine tenía doble pase.
¡Te acuerdas?
-o los que aguantaras...-
Ven/ acércate, la calle está oscura
el asfalto huele a alquitrán, gasoil, aceite y fuego.
Se respira ese olor a máquina/motor
celuloide requemado...
que sale desde nuestro/el interior.
-Tengo mucho frío/estoy pálido.
Como si me faltara sangre, creo que soy un vampiro.
Ya, Nosferatu no es lo tuyo...
-son los síntomas habituales del proceso-
La sala es moderna, está climatizada
no lo entiendo?/
Ven, mira que butacas más chulas.
¡No se está del todo mal!
¿Nos reiniciamos?
Dale a la tecla, venga...
Pero antes,
guardemos todos los cambios en el disco duro/árbol,
fichero del que sacarán
la madera/palos de tu memoria/ataud
“nave”,
-cuerpo viajero del no retorno-.
Somos eso...
grabaciones didácticas de entretenimiento
con el operador y sus secuaces haciendo negocio
con las entradas...
¡No sé para quién!, ¡ni la razón!
Ya que son poco originales...
Espagueti “wester”, nodo de cine de verano
para distribuirlos en/por otros mundos paralelos.
-Exempli gratia, “por ejemplo”-
No me puedo imaginar a un puñado de alienígenas
observando, siguiendo la película de mi vida
-con su música/escenas de amor-
y mucha violencia para un final de suspense
que motive una segunda entrega.../
precuela.
Es que me da angustia tanta repercusión/remember
quizá se trate de eso...¿?
Somos la parte de la parte, -a lo Grocho Marx-
cualquiera de ellas sin nexo conocible/
aglutinante/adhesivo ni paliativos...
Somos un trozo de cualquier cosa
que se llama igual que uno.
Somos tantos en ninguna parte
que abducidos alucinamos con la idea de continuidad
como el que se chupa una horchata/-la polla-
en la terraza del pueblo
bajo la luz llena de una nube de mosquitos
que en bandadas camicaces buscan la sangre/semen
flujo de su redentor
de un cuerpo aún en riesgo de perecer por igual
desde ambos lados/entre el placer y la muerte.
Somos el motivo de la vida y la razón
del no vivo que vino para morir...
Vivir, morir, ¿qué más da?
Si todo hecho nos invita/
induce a que iremos a parar al mismo sitio...
Somos un palacio vacío donde las golondrinas/ -ideas-
han hecho sus nidos
mientras los zagales/sociedad las apedrean
para apropiarse de sus huevos/crías
y comérselos -hambrientos creyentes-
de una segmentación/sanación milagrosa
de ultimísima hora...
Nosotros los observamos impotentes/indefensos
porque somos estatua de metal/de-mente
del pensador de Roden
que esculpimos/-escupidos en frío- del original caído
en mitad de la procesión de Jueves Santo.
Aquel que ibas todo de limpio
a que te lavara los pies el cura/pater of sacristán.
Las penas con guasap parecen menos penas,
y de los escritos en la frente
reflejados por su luz interior cárcel/
-cáncer de la comunicación-
distrayéndonos de todo lo verdadero/-nuestro universo-
se están apoderando del mundo que conocemos...
Nuestras ideas junto con nosotros mismos
son enterradas ciegas en la pastilla rectangular
de esta Odisea 2001/móvil.
Alguien le encontrará sentido, -pero no el suyo...-
La transmisión/
intercambio de datos confunde a los ordenadores
creyéndose otra cosa por la que establecerá
un patrón erróneo a la hora de calificar nuestra actitud...
Ya la inteligencia artificial nos suplanta viciada
en sus cálculos de poder.
-Influenciar a las masas-
se convierte en doble falta eliminando la individualidad
de la que han sacado el molde.
Por lo tanto, a partir de ya, todo es/será más confuso
y de lo esperado sin control
la libertad pasa a ser una banal utopía.
¿Qué somos?
El reflejo de un engaño.
¿Qué no somos?
La verdad de una realidad hecha hombre.
¿Dónde ha ido todo a parar?
Al saco,
papelera de la basura del técnico de la computadora.
Amén.
Y la bendición de Dios, Padre, Hijo, Todopoderoso,
y el Espíritu que se quería escapar, también...
estén con todos nosotros
-porque falta nos hace-
Espera hace unas estrofas que me torcí/cambié
el ritmo/tono/argumento del discurso
y no has dicho nada...
- ¡Pa qué¿?