Se marchita la piel,

Se marchita la piel,        x+
se endurecen los vasos de la sangre
por el desgaste/cansancio.
Se ensucia el jarrón
desprendiéndose envenenados
los pétalos en otro tiempo flor.

El pulso del tallo cortado
aumenta su latido en la mano
infectado con las raíces de la otra vida.
Primogénito engaño que educó
a todos los demás en la mentira.

Tú quieres salir de ese letargo insobornable
porque se te va gastando el tiempo
con unas tragaderas de bolsillos rotos
atareado en siniestras pajas de zagal.

Si eres desobediente
debes serlo para todo.
Si sólo eres cuando puedes o te dejan
es porque eres un maldito cobarde.

Siempre hay un territorio conquistado que se olvida
pero el otro, el no olvidado, es siempre
el que no pudimos conquistar.

No sirve para nada ninguno de los dos...
Uno porque ya no lo tienes en cuenta
y el otro porque ya no puedes hacer nada por él.

P.D.
Un pez en el desierto tarde o temprano
termina siendo un puñado de arena.

El tren,

El tren, ese que pasa...                    xx?    
debe tener escaparates o algo así
donde puedas elegir: sí eso me lo quedo o esto no;
ahora me subo/ahora me bajo...
¿Es una locomotora antigua o va a toda velocidad/AVE?
¡Es que no lo sé!

Yo lo espero,
-me imagino que como todo el mundo...-
Y no sé lo que voy a hacer cuando llegue
porque entre otras cosas, no lo conozco
-sólo de oído...-
Puede que sea un bulo/leyenda urbana
un dicho de esos que andan por ahí
vagabundeando/“grafiteados” 
empapelando los muros de la ciudad
y los vagones de la estación... 
-hasta el perro guardián de la finca del Señor-.

¡No sé si tienen algún sitio donde se les pueda 
ver aparcados!
-¡¿Entonces existen?!
¡Y yo qué sé...!

No sería más lógico llegado el caso, acercarnos entonces
al andén y tomarlo/-cogerlo allí-.
Eso del riesgo/tanto peligro... como en las pelis 
de bandidos soltándose/saltando a la carrera
persiguiendo el último vagón sin resuello 
-no va conmigo...-

Me gusta ir a lo seguro/atento...
Oler el gasoil/la grasa de mierdas de las traviesas, 
mezclado/tamizado con ligeros tonos a hierros oxidados 
pululando en la atmósfera de la máquina/
mundo al fin triunfador...

Ese griterío/pitido por los altavoces/sirenas 
o esos murmullos atronadores que te dejan sordo...
La calefacción a todo gas, 
el chirriar de la frenada, ese choque/crujir de cadenas, 
esos gusanos de metal y cristal encogiéndose y alargándose, 
los fuelles de goma estirados
y la banderita roja del brazo/mano del muñequito 
soldado/-jefe de estación saludando...-

Ese aparato expendedor de refrescos/chuches,
la del tabaco/el de los ciegos... 
Y recrearme con el aroma a café que se escapa
de unos labios sensuales/hermosos, 
llenos de carmín
antes de terminar con el último cigarro
escapándose con esos movimientos de cuerpo de culebra 
que huye esquivando a los demás desde el bar/
cantina de la vida que enviuda 
a pasos agigantados de los no clientes...

Todo esto lo reconozco porque lo he leído en mis ojos
frente al espejo del sabueso instinto/sexto sentido 
o en los libros...
Pero sólo es el exterior te dicen:
"espera meterte dentro...".

Sí, ¿se nota mucho? Todavía sigo esperándolo...
Querer es dejar algo a cambio/-en prenda-
y yo soy muy perezoso.

La vida es un viaje. –Me digo.
Tú eliges el medio de transporte hacia tus apetencias
para atravesar el océano del desierto de vidrios/
montañas, planetas y estrellas
entre la primera luz del primer día de tu vida 
y la última que anidará en la visión póstuma de tus ojos...
           ¡Ah! también se puede volar/velar, correr/nadar
o quedarse quieto/acostado/sentado/apestillado
a que el temporal amaine y no desees nada más
sólo que venga y te la chupe... -la savia-

O desde esa perspectiva/referencia del sol 
en todo lo alto de un buen órdago/orgasmo
con la noche de luna más encantadora
a la vuelta de la esquina de otro lado del planeta
para que deslumbren/encandilen mejor los sueños/
                  dientes/colmillo de la amada
                mientras das otra vuelta a la Tierra...

Mira,
que te pongan un plato de comida delante
no significa que te lo tengas que llevar a la boca 
a lo “tragaloperro” -si no tienes ganas-
o está muy caliente o le falta ese sabor de moda...
-Textura en superficie y en profundidad
acoplándose a tu cuerpo-.
También lo puedes dejar para que se enfríe, 
o para más tarde/otro rato/ocasión...

Con lo del tren sigo igual, 
                 no me aclaro. 
La historia se repite una y otra vez en este viaje único
y no debería ser así...¿?
Nos estamos convirtiendo en copia de la copia...
Algo va mal.

-Era de esperar, el tren... 
Tú, yo, el Micolor. 
Has puesto demasiado suavizante.



Gusanos sobre culebras

Gusanos sobre culebras desparramados  x
en una copa de cristal de tacón alto,
escalando el cono de la vertical resbaladiza
sujetándose los unos a los otros.

Nervios/pespuntes sin asegurar
sobre la piel transparente
del poderoso esfuerzo.

Flácidos dispersos
reconociendo el hallazgo
en la imposibilidad de hacerlo
por el hormiguero del brazo
que no atina, ni se puede despertar/
apuntar al brindis.

Ejecutar mientras vences en la acción
no está al alcance de cualquiera.

Tan fugitivo

-Tan fugitivo como saber estar encarcelado...-       xx?   
Has venido al mundo a aprender, 
a estarte quieto
y a morir.
Ya te falta poco para volver 
           de donde viniste/ 
           como saliste. 
Desaparecerá esa libertad única/exquisita, 
particular y conquistada, 
por la que luchaste mientras te ibas adaptando/
-acoplando al trajín...-

Te vas
esperando decirme algo...
Al tiempo que te estás convirtiendo 
en un campo de batalla lleno de cadáveres
imposibles de reconocer/
ni de identificarlos.
Mientras los vas arrojando a la pira/fosa común
en la que dentro de poco te meterás,
-irás tú...-

¿A qué olerán los muertos de mi muerte?  
¿A qué tierra va a obedecer su alimento
mientras se pudran/descomponen...?
¿Quién será su nuevo dueño y señor de los espectros?
Tal vez se parezca a mí, 
           o tal vez no.

Este juego de intercambios de piezas,
peones en el tablero
para a una sola partida... no sé.
Tanto derroche/desgaste y sufrimiento
sólo puede ser que se trate de una cosa...
    ¡Es una apuesta de Dios con el diablo!

¡Espera!
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho...
¿Hasta cuantos números debo/puedo contar
              para tranquilizarme?

-¡Santo cielo! 
Es la misma letanía de siempre...
¡Para ya, desdentado!
Porque si no lo haces... -menudo pestazo-
ambiente carroñero/desagüe de tu desguace.
             Nos estás inundando a orines 
            del estiércol de tu establo.

Paseábamos mirando maravillados el paisaje, 
-milagro de la creación...-
y zas.
Ni que fuéramos animales oliendo a miedo 
ante el depredador/
despertador del pecado... 
Satán de la colectividad/su oscuridad.

Cualquiera de los individuos sin una conciencia 
limpia ni tranquila...
al estar acorralados/encerrados, atrapados 
entre los cuatro puntos cardinales del horizonte
-del retablo de la lista de los mandamientos- 
esas Leyes imposibles de cumplir a tocateja...
hace que nos acurruquemos en una esquina del matadero,
                espacio/tiempo de nuestra ciudad/ente
esperando el disparo de aire comprimido a la sien...
-sin inmutarnos-.

Viendo el carrusel/noria del devenir fluctuar
como pisadas que suben y bajan sin sentido
esperando la noticia 
de si es varón o hembra la semilla que plantamos
en el intelecto/bancal de sesos de tu cráneo, 
                          o por el contrario, 
se ha fugado para siempre con viento fresco...
fecundando el vacío de la necedad con su antigua novia/
sin motivo.

Sí, cruel espectáculo al que nos dirigimos
al que te vas acercando colega/vecino, vencido 
y vendido como esclavo en el mercado de las oportunidades...
Sin poder mover un sólo miembro hipnotizado/anestesiado.
       “Embobao” con su inyección letal de Resident Evil
de tanto cuento de fantasmas con la cadena perpetua al cuello.

Historietas de Mortadelo y Filemón
que nos han imbuido/embutido... -inoculado-.
Fuel/ fiel companaje para la excursión
para que te alimentes/-coma inducido...-
Para que no sufras ni grites cuando veas llegar 
              al verdugo con la soga en la mano
              el cuchillo en la otra 
y te muestres indiferente.

Porque como bien sabes... y sabrás de sobra:
todos somos asesinados por la misma mano
que nos ayudó a gatear...
Con la que nos llevábamos la papilla 
y los potitos a la boca,
con la que nos limpiamos el culo
con la que nos hacemos la paja y nos manufacturamos...
Somos nuestra propia víctima -de lo que hemos sido y somos-
y así será por los siglos de los siglos y Amén.
Aunque no sea...

Si no quieres pasar un mal trance/-trago convencional-
deposítate/acomódate tú solito 
a tu gusto y semejanza
para que no te hagan daño las arrugas de la costura/
                 pespuntes, botones, remiendos y borra.
-Horca tras la almohada- mientras te devoran los gusanos
convirtiéndonos a todos iguales en la huida
hacía adelante... ya inmóviles
virutas de carne y hueso, como cagadas/-boñigas de reptil-.

Que sus mordisquitos -el de la norma social- 
resulten como caricias...
no más que un cosquilleo al que respondas con una sonrisa/
-gesto de despedida sin parangón- tipo Disney...
Que parezca que los conoces de toda la vida,
como si fueran tus amigos con los que compartes/
has asistido/
ido al colegio o vinieras/volvieras de una fiesta
a las tantas de la madrugada cansados
                 y muertos de hambre.

Porque por más que te quejes/resistas... 
nada va a cambiar ni a ser diferente.
Vas a llegar y te vas a acostar, y así de fácil. -Fin-.
Pero ahora, mientras tanto... 
¿Qué haces tú?
-Pues eso, dilapidar el tiempo... cómo todos¿?

Bueno, no está mal, 
pero aunque rompas el reloj él te sigue.
¿Lo notas, el tic-tac... de tu corazón?
-Creía que eras tú... 
mi subconsciente por el corredor de la muerte.
He visto su sombra detrás mío, 
                     te cogió del brazo, ¿verdad?
Te vi forcejear, ¿al final habéis quedado en algo...?

Sí, que nos vamos al Carrefour/Corte Ingles 
a ver las rebajas de temporada...
-¿Y lo de la pensión para la pasión de tu Cristo, 
en qué queda...?
Eso es otra historia, agua pasada 
en otra dimensión de mis mundos; 
   río para-lelos/parapléjicos...

-¡Ya!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Oigo los latidos

Oigo los latidos de mi corazón    xx?  
de continuo/constantemente en el oído izquierdo
como empujones que alguien te diera en la cabeza.
Igual que cuando te quieren llamar la atención.
Pero no, no es eso, no tiene nada que ver.
              -Incluso te inducen al mareo...-

Ahora se atranca como si dudara en latir
y se hace el remolón -hasta que suelta el latigazo-.
             Otras veces se juntan en montoncitos
de tres seguidos –la mayoría de las veces-
como que tuvieran prisa por algo...
-Colgajos/arritmias le llaman-

Y así voy oyendo el motor del coche
en la cabina del conductor -todo el tiempo-.
A veces me sirve de relax para dormir
escuchándolos... y el contarlos a todos
como ovejitas que saltasen, 
huyendo escapados
del corral de mi cabeza.
Hasta que se pare 
o no quede nadie por salir.
-Me han dicho...-

Menuda gigante/gran incertidumbre.
¡Te imaginas... saber que te vas a morir
o que te estás muriendo -porque ya no lo oyes-!
      Ni a él ni a tus animalitos del interior¿?

Me resulta complicado/-difícil de asumir-
asimilar la cantidad de silencio y de dolor
            que pueda haber encerrado allí
           -en ese momento único y fatídico-.

O como el primer infarto
del que escapé de chiripa/-por milagro-.
Pero esta vez será fulminate, con final infeliz
ese desgajado/inexistente 
         en los cuentos de hadas...

De todas las maneras y formas
ya me voy acostumbrando a él.
Me gusta... 
y lo quiero mucho, 
y no porque no tenga más remedio
ni por lo que representa/
sino por lo que le voy a echar de menos
cuando deje de andar y yo quiera seguir.
Algo que todavía no encajo bien, -y me cuesta-.

Por eso tengo tanta prisa en hacer cosas y me estreso
por si me falla/falta a la cita el día menos pensado.
              Por lo menos que me encuentre ocupado...
              -como decía ese con la inspiración-
A ver si se equivoca creyendo que no soy yo
al verme trabajar/atareado y girara para otro sitio.
¡Ojalá!

Y va a ser así... te lo adelanto de antemano. Sí, a ti,
el día que menos lo esperes, 
porque ya sólo te queda una vida
             como a un viejo gato...
Según las estadísticas sobre los infartados, 
                       de cada tres cae uno.
Y tú ya has gastado dos...
¿Qué le vamos a hacer...?

Como reclamo/chantaje, -le pido/digo...-
que me deje un poco más
que estoy a medio de esta o tal cosa:
un escrito, un cuadro, un viaje a mi interior 
-por los cerros de Úbeda-.
Qué sé yo...
Por si acaso tuviera/tiene compasión
        y se apiada misericorde de mí.

-También me sirve para concluir...-
         en ir llenando el camino de migajas
         con algo de materia/creación propia...
Mollas de las cosas que hago 
como señuelo/rastro, 
por si no supiera cómo volver después
desde la casita del bosque.



Estoy entre cortezas

Estoy entre cortezas de pistacho,   x
cáscaras de huevo y de naranja,
trozos de papel arrugado,
una botella medio vacía,
un paquete medio lleno
con un sol de justicia
al medio día de mi castigo
echando un vale.

Y puesto a esperar, sueño:
¿qué me gustaría?

Me gustaría tener un jaguar
negro carbón turbio azurita
con la tapicería marfil elefante
dormido.

Me gustaría ser un llanto
de corteza de limón
sobre los polvos calcáreos
del tocino de cielo.

Me gustaría ser la polilla
olvidada, perdida
jugando con el mapa del tesoro
en el baúl del pirata
del museo de cera.

Me gustaría hacerme amigo
del sastre que cose los pétalos
de las flores de plástico.

Me gustaría ser un pez sombrilla
en esta pecera de avispas,
en esta marmita de linternas,
con esta ingle de mico...

Me gustaría embutirme
en la fina tripa
plegada en el sinfín
recopilando el magro
de lo que no pudo ser.

Me gustaría una fosa común
para las migas de pan del hambre
aserradas por el mismo cuchillo
que parte el melón y la conciencia
sobre el hule de la mesa
en las noches de verano.

Me gustaría tuyo, un beso de despedida
en una góndola trirreme
del tráfico ilegal de vísceras
cada vez que lo pienso...

-Venecia no es para ti.

Me gusta ese olor

Me gusta ese olor a gas             xx
que despide la estufa de butano 
              cada vez que la manejo,
porque en alguna ocasión me recuerda
las noches de estudio -en ese apretón de ultimísima hora/
oportunidad ante los exámenes de invierno-.

De cómo sucumbías “ensoñiscado”/entretenido
con cualquier pensamiento antes que leerte los apuntes...
                                     ¡A pajera abierta!
Y te abandonabas embriagado bajo los efectos anestésicos,
-efluvios que manaban entre las faldas 
de la mesa camilla-.

No le ponías traba alguna 
                           y te abandonabas
ladeando la cabeza hacia un brazo del sillón 
en el que te rendías -tapado hasta el cuello-.

Apenas una de tus extremidades asomaba
      sosteniendo el libro con dos dedos 
      o el folio/hoja  del cuaderno 
      que se difuminaban borrosos...
teniendo una y otra vez que releerlos
sin haber retenido absolutamente nada de nada
en tu querida/-necesitada memoria-.

Ante lo cual... 
tomabas la sabia determinación de avisar
-llamando o dejando una nota a tu madre-
Para que te despertara temprano 
                           a la mañana siguiente...

Así claudicabas ante el encanto del sueño
que te había venido siguiendo 
                 desde el mismo instante
                 en el que te sentabas tan cómodo.

Todo ello mezclado con unas gotitas 
                            de sensación culpa/alivio
                            difícil de diagnosticar...
Y entonces te ibas a la cama guiado,
cogido de la mano
o en brazos de uno de tus ángeles favoritos
-de los que tiene a su lado- 
            la Virgen del Perpetuo Socorro.

-Que por cierto- se quedaban en la puerta del aseo/baño
comedido, educados como nadie.
Y te esperaba mientras rendías culto/
-cuentas al día-.

Rara vez esas pocas horas de descanso
saciaban/ ni relajaban tu cuerpo de la vigilia
      pero al dejar una vez más algo para el después...
El sentirte bajo esa liberación de la obligatoriedad,
me parecía que había ganado... -no sé en qué-
pero lo notaba.

Una de las cosas que hacían espabilarme justo
                  cuando menos lo necesitaba
era la diferencia de temperatura entre el vago
que se había levantado del sillón, 
                        y el resto de la casa...
Otra, el ir caminando sin aclimatarme 
lo suficientemente rápido
a la decisión que había tomado, y el acoso
-reo de las tareas pendientes- dándome vueltas 
en la cabeza
como las moscas a la basura...

Por eso creo que a veces se debe de afrontar
                          la responsabilidad 
en el ejercicio de lo que debemos hacer
-en lugar de huir-, porque tarde o temprano nos alcanza
y no escapamos a su presión/prisión
        hasta que lo hayamos hecho.

No dejo de esperar cualquier tren que me saque de aquí
tan puntual como siempre
en la estación que ya conoces de sobra.
-La del vago...-
Con ese proyecto de soterramiento en el aire
que desde el primer día se podía leer 
        en los carteles de mi ciudad.

En el horizonte se pierden las vías 
con el vagón de cola del último que acabo de perder...
            A otros los he visto pulular como culebras
por las calles de mis telarañas/ideas
como un Metro en superficie 
oliendo igual que la trasnochada locomotora;
a viejo hierro en fricción y la grasa rebosante
-fuera de sus tornillos/cabales-
sujetando la paradójica desquicia
de no saber a qué hora llegara el próximo.

Como las obligaciones pendientes del ayer y hoy
que se quedan en el andén
junto al resto del equipaje que  no voy a necesitar
                                     dentro de "na".

Ni me perseguirán las preocupaciones 
ni añoranzas incumplidas,
ni se caerán las monedas/canicas de los bolsillos rotos
ni de arrodillarme ante ti, destino. 
Ni sentiré las vergüenzas de cómo has jugado conmigo 
-al gato y el ratón-

Te espero... y sigo sin cumplir 
con las expectativas para las que me creaste.
                 Si es que las sabe alguien.
Tu siervo amado te recuerda que no seas demasiado arisco
con en-tu adiós de/-ni de mi última hora en fuga-

Ya no hay gas, ni exámenes, ni porras con chocolate...
Un abrazo bien fuerte, -casi como el tuyo-
antes de que me lo des tú a mí
y me dejes sin respiración...

-Creo que has suspendido¿?
¡Ya.


Yo puedo aletargarme

Yo puedo aletargarme       x
como la hoja de la navaja.

Yo puedo engatillarme
como el sol por el horizonte.

Yo puedo buscar las tabletas
sanadoras de almas extraplanas
que reparten en el templo...

Yo puedo mimar ese cuerpo
que tarde o temprano terminará
cogiendo la temperatura del sepulcro.

¡Pero es que no me da la gana!

En la penumbra, a la sombra
mi fantasma agoniza.

¿Alguna vez has pensado

¿Alguna vez has pensado dónde van a parar       xx
las ideas que nos hacemos
-cuando desaparecen de nuestra vista- memoria...?
¿Y las imaginativas/ardorosas, 
         añoranzas positivas, pasiva refleja
con las que cerrábamos los ojos
-dándole la bienvenida al sueño-
justo antes de irnos a la cama 
o dormirnos
por encima del sofá o de lo que sea...?
¡Ya ni te acuerdas de ninguna de ellas!, ¿verdad?

¡Todo pasa! ¿A que sí...?
Las ilusiones, los gestos, los abrazos, 
el dolor de la carne, el otro, 
                           los conceptos...
su contenido/-contienda de su desgarro...-

Vamos atados/-a rastras- tirados de una cadena
cuyos eslabones...       -dinero/salud/cariño-
corren suertes dispares
desde el mismísimo instante 
en el que nos zurra la comadrona
y abrimos la boca/los ojos -para ver la oscuridad
por primera vez...-

Puede que haya cambios, 
                   puede que gane cualquiera
y no es por nuestra culpa, -ventaja/desventajas...-
Ni de nuestra orientación sexual "primigenia"
        o del cazador recolector que hemos heredado.
O del sentido/vueltas que le demos a la vida-torta.
¡Qué va...! 
Es un mal que no tiene cura ni remedio
/remiendo.
¡Es así, y ya está!

Aunque vayamos a misa todos los días 
      -cuando seamos del todo viejos-
a semejanza 
o por imitación de los que hoy lo hacen...
-nuestros mayores-
¿Te has fijado en las iglesias? 
Siempre tendrán su clientela,
es un negocio que no falla/-ni le falta de nada...-
El espíritu siempre escapará en busca de su libertad
invirtiendo en futuribles,
        -es muy inquieto-.

Aunque seamos el último animal de la especie
nadie nos va a rescatar ni venir a salvar.
              Y en la confianza de algo...
-eso que nos han vendido-/vienen vendiendo/anunciando
desde que llegamos mojándonos con el primer agua 
bendita a chorro, -ahora a gotitas/sponsor-
                     dejaremos de existir.

Porque no puede ser de otra manera
     ni por educación o sentido común 
     ni por cansancio degenerativo.
-Sin montar el pollo nos largaremos-.
Fin.
Y es que esto se acaba en nada...
Esta vez entre gotas del mismo tipo de agua,
pero en lugar de una hoja de concha marina
       serás rociado/
       -en tu nave espacial de madera-

¡Y todo negro!
Sin música ni acomodador
ni cabezas que nos estorben;
ni crujir de pipas, -risas ni murmullos-.
Si acaso un puñado de gente empujando
con sus prisas/nervios/sobriedad  
        mientras sales, entras...
        -por algún tipo de pasillo/pasadizo-.

Y esa luz de la que todos hablan
no es más que la caseta de la taquillera/estanquera
vendiendo entradas,
tabaco/chuches para el siguiente pase.

¿Entras, sales? 
¿Qué te parece si vamos de nuevo?, ¿qué me dices?
                          Te invito, volvamos... 
igual que cuando el cine tenía doble pase. 
¡Te acuerdas?
-o los que aguantaras...-

Ven/ acércate, la calle está oscura
el asfalto huele a alquitrán, gasoil, aceite y fuego.
Se respira ese olor a máquina/motor
celuloide requemado...
que sale desde nuestro/el interior.

-Tengo mucho frío/estoy pálido.
Como si me faltara sangre, creo que soy un vampiro. 

Ya, Nosferatu no es lo tuyo...
-son los síntomas habituales del proceso-
La sala es moderna, está climatizada 
                     no lo entiendo?/
Ven, mira que butacas más chulas.
¡No se está del todo mal! 
¿Nos reiniciamos?
Dale a la tecla, venga...

Pero antes, 
guardemos todos los cambios en el disco duro/árbol,
fichero del que sacarán 
la madera/palos de tu memoria/ataud
“nave”, 
-cuerpo viajero del no retorno-.

Somos eso... 
grabaciones didácticas de entretenimiento
con el operador y sus secuaces haciendo negocio 
                                 con las entradas...  
¡No sé para quién!, ¡ni la razón!
Ya que son poco originales...
Espagueti “wester”, nodo de cine de verano
para distribuirlos en/por otros mundos paralelos.
                  -Exempli gratia, “por ejemplo”-

No me puedo imaginar a un puñado de alienígenas
observando, siguiendo la película de mi vida
               -con su música/escenas de amor- 
y mucha violencia para un final de suspense 
que motive una segunda entrega.../
precuela.

Es que me da angustia tanta repercusión/remember 
                      quizá se trate de eso...¿?
Somos la parte de la parte, -a lo Grocho Marx-
cualquiera de ellas sin nexo conocible/
aglutinante/adhesivo ni paliativos...
Somos un trozo de cualquier cosa 
      que se llama igual que uno.
Somos tantos en ninguna parte 
que abducidos alucinamos con la idea de continuidad
como el que se chupa una horchata/-la polla-
                   en la terraza del pueblo
bajo la luz llena de una nube de mosquitos
que en bandadas camicaces buscan la sangre/semen
flujo de su redentor
de un cuerpo aún en riesgo de perecer por igual
desde ambos lados/entre el placer y la muerte.
Somos el motivo de la vida y la razón 
del no vivo que vino para morir...

Vivir, morir, ¿qué más da? 
     Si todo hecho nos invita/
     induce a que iremos a parar al mismo sitio...

Somos un palacio vacío donde las golondrinas/ -ideas- 
                                  han hecho sus nidos 
           mientras los zagales/sociedad las apedrean 
           para apropiarse de sus huevos/crías
y comérselos -hambrientos creyentes- 
de una segmentación/sanación milagrosa
de ultimísima hora...

Nosotros los observamos impotentes/indefensos 
porque somos estatua de metal/de-mente
                  del pensador de Roden 
que esculpimos/-escupidos en frío- del original caído 
en mitad de la procesión de Jueves Santo.
Aquel que ibas todo de limpio 
a que te lavara los pies el cura/pater of sacristán.

Las penas con guasap parecen menos penas,
           y de los escritos en la frente
reflejados por su luz interior cárcel/
            -cáncer de la comunicación-
distrayéndonos de todo lo verdadero/-nuestro universo-
se están apoderando del mundo que conocemos...

Nuestras ideas junto con nosotros mismos 
son enterradas ciegas en la pastilla rectangular 
                     de esta Odisea 2001/móvil.
Alguien le encontrará sentido, -pero no el suyo...-

La transmisión/
intercambio de datos confunde a los ordenadores
creyéndose otra cosa por la que establecerá 
un patrón erróneo a la hora de calificar nuestra actitud...
Ya la inteligencia artificial nos suplanta viciada 
en sus cálculos de poder.
-Influenciar a las masas-
se convierte en doble falta eliminando la individualidad
de la que han sacado el molde. 
Por lo tanto, a partir de ya, todo es/será más confuso 
                          y de lo esperado sin control 
la libertad pasa a ser una banal utopía.

¿Qué somos? 
El reflejo de un engaño. 
¿Qué no somos?
La verdad de una realidad hecha hombre.
¿Dónde ha ido todo a parar? 
Al saco, 
papelera de la basura del técnico de la computadora.
Amén.
 
Y la bendición de Dios, Padre, Hijo, Todopoderoso, 
y el Espíritu que se quería escapar, también...
estén con todos nosotros
-porque falta nos hace-

Espera hace unas estrofas que me torcí/cambié
el ritmo/tono/argumento del discurso
y no has dicho nada...
- ¡Pa qué¿?