El tren,

El tren, ese que pasa...                    xx?    
debe tener escaparates o algo así
donde puedas elegir: sí eso me lo quedo o esto no;
ahora me subo/ahora me bajo...
¿Es una locomotora antigua o va a toda velocidad/AVE?
¡Es que no lo sé!

Yo lo espero,
-me imagino que como todo el mundo...-
Y no sé lo que voy a hacer cuando llegue
porque entre otras cosas, no lo conozco
-sólo de oído...-
Puede que sea un bulo/leyenda urbana
un dicho de esos que andan por ahí
vagabundeando/“grafiteados” 
empapelando los muros de la ciudad
y los vagones de la estación... 
-hasta el perro guardián de la finca del Señor-.

¡No sé si tienen algún sitio donde se les pueda 
ver aparcados!
-¡¿Entonces existen?!
¡Y yo qué sé...!

No sería más lógico llegado el caso, acercarnos entonces
al andén y tomarlo/-cogerlo allí-.
Eso del riesgo/tanto peligro... como en las pelis 
de bandidos soltándose/saltando a la carrera
persiguiendo el último vagón sin resuello 
-no va conmigo...-

Me gusta ir a lo seguro/atento...
Oler el gasoil/la grasa de mierdas de las traviesas, 
mezclado/tamizado con ligeros tonos a hierros oxidados 
pululando en la atmósfera de la máquina/
mundo al fin triunfador...

Ese griterío/pitido por los altavoces/sirenas 
o esos murmullos atronadores que te dejan sordo...
La calefacción a todo gas, 
el chirriar de la frenada, ese choque/crujir de cadenas, 
esos gusanos de metal y cristal encogiéndose y alargándose, 
los fuelles de goma estirados
y la banderita roja del brazo/mano del muñequito 
soldado/-jefe de estación saludando...-

Ese aparato expendedor de refrescos/chuches,
la del tabaco/el de los ciegos... 
Y recrearme con el aroma a café que se escapa
de unos labios sensuales/hermosos, 
llenos de carmín
antes de terminar con el último cigarro
escapándose con esos movimientos de cuerpo de culebra 
que huye esquivando a los demás desde el bar/
cantina de la vida que enviuda 
a pasos agigantados de los no clientes...

Todo esto lo reconozco porque lo he leído en mis ojos
frente al espejo del sabueso instinto/sexto sentido 
o en los libros...
Pero sólo es el exterior te dicen:
"espera meterte dentro...".

Sí, ¿se nota mucho? Todavía sigo esperándolo...
Querer es dejar algo a cambio/-en prenda-
y yo soy muy perezoso.

La vida es un viaje. –Me digo.
Tú eliges el medio de transporte hacia tus apetencias
para atravesar el océano del desierto de vidrios/
montañas, planetas y estrellas
entre la primera luz del primer día de tu vida 
y la última que anidará en la visión póstuma de tus ojos...
           ¡Ah! también se puede volar/velar, correr/nadar
o quedarse quieto/acostado/sentado/apestillado
a que el temporal amaine y no desees nada más
sólo que venga y te la chupe... -la savia-

O desde esa perspectiva/referencia del sol 
en todo lo alto de un buen órdago/orgasmo
con la noche de luna más encantadora
a la vuelta de la esquina de otro lado del planeta
para que deslumbren/encandilen mejor los sueños/
                  dientes/colmillo de la amada
                mientras das otra vuelta a la Tierra...

Mira,
que te pongan un plato de comida delante
no significa que te lo tengas que llevar a la boca 
a lo “tragaloperro” -si no tienes ganas-
o está muy caliente o le falta ese sabor de moda...
-Textura en superficie y en profundidad
acoplándose a tu cuerpo-.
También lo puedes dejar para que se enfríe, 
o para más tarde/otro rato/ocasión...

Con lo del tren sigo igual, 
                 no me aclaro. 
La historia se repite una y otra vez en este viaje único
y no debería ser así...¿?
Nos estamos convirtiendo en copia de la copia...
Algo va mal.

-Era de esperar, el tren... 
Tú, yo, el Micolor. 
Has puesto demasiado suavizante.



2 comentarios sobre “El tren,

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