Sufro distinto/ siempre igual... xx. con la misma media luna, uña en el galillo -gatillo amenazante...- uno la sien y el otro a la yugular. La soledad cósmica me mira comparativa, y compasivo... de soslayo soy su lacayo, uno más del prostíbulo/patíbulo del placer. Me encuentro solo.../ junto al brasero eléctrico de mi ánimo, sus muelles al rojo vivo siempre me han fascinado ...los miro hipnotizado. Te imaginas la desolación tan amarga que supone... en el corazón del verbo/cerebro ver como a tu esqueleto lo atraviesan las raíces del joven árbol/ -convertidas su hojas en espinas de suelo- mientras te afanas en quitarles la corteza/ las pelas, para que hagan juego contigo y con él... conjuntamente en busca del alimento recién quitado de su boca. Ese es el deseo prohibido y yo su rehén. Allí donde no hay nadie mi reino no es sólo tuyo, -soledad eres mi aliada- ¡Qué lo sepas...! Y un cáliz de veneno rebosante/ abono para los gusanos del después que nos espera/separando el grano de la paja -a los dos-. Y no es que lo prefiera, pero te veo venir con la escusa de antes/el mismo pretexto de siempre, el del otro día. Y uno se cansa... ¿Te acuerdas de la aguja/ -cariño perdido en el pajar- pues me la he clavado en el ojo donde no tengo la viga... -¡Pero qué lioso eres... anda, ven!
Etiqueta: gatillo
Desde el púlpito
Desde el púlpito de oro de lo oscuro xx hasta lo que te estás convirtiendo... te llevas y estás haciendo mucho daño con su lenta agonía/descomposición del molde, -viejo modelo que no te reconoce como suyo-. Antes de que me fueras necesario ya te echaba en falta/de menos, -suplicio mío- Y sin ayuda de la partera que calla... culebrean las horas que nacen al segundo sin ninguna autodefensa. En las medias/-lisura de sus muslos- he visto que no hay excusa.../exclusas por las que salir ni escapar, más que dirigirnos otra vez al reino del sexo... ¿Qué somos.../ sino el dedo en el gatillo del revolver de la vida disparando al aire como si de una fiesta se tratara...? -¿Y eso no es mejor que la callada espera por respuesta en la esfera/bala bola del azul... atiborrando de hijos a la impúdica muerte? Así pasan los días.../ así de lento voy yo -canalla sin nombre-. Apretándose/exprimido para encajar... y eso no es. ¡Ni sé/ni pienso lo que me digo! ¡Por Dios! ¡Qué angustia de tío este...! -Anda, toma un poco de aire/respira "pa" dentro coge fuerzas y expulsa al demonio. ¡Venga, otra vez... -pero deja de bailar en la cama-! P.D. Nacemos y siempre queremos volver al vientre de la calma. Abiertos los ojos ante la gran noche/ la noche más larga y oscura buscamos siempre otra vez la salida... -por la que escapar- -pero no hay salida- ya estamos olvidados/convidados/viciados/vaciados/ echados como desperdicio/basura del que se durmió en la cuna de la carne y del fuego del pensamiento pisoteado/aplastado por la máquina. Somos la marioneta/hilo del tejido/pellejo cósmico que forra el infinito en expansión del universo... -solos- por decir algo/ El suspiro/vaho de la fiera salivando saliendo por el hocico al morderle los genitales al demonio que nos acecha empalmado de ganas que nos tiene... En el ocaso del mundo el cristo resucitado de nuestra memoria late en el pecho como un martillo su corazón que clavara con la punta de hierro el ojo del sueño y del deseo. Con los sesos atravesados también/ empalado al madero el cráneo seco/expuesto al sol y al pico de los cuervos sigue con su sonrisa fija en el horizonte... y la mandíbula apretada por la rabia -contenida aún-. Por más atmósferas que navegaras/metáforas que escribieras todo se resume en dos mandamientos: amarás a tu culo como a ti mismo. -¿Y el segundo...? El segundo no existe, el tiempo eres tú. Sin ti nada existiría. Todo está en tu cabeza/ maldita/modelada/podrida cabeza. Tus sesos tan sólo son el chicle masticado-guardado por Dios -en su estuche/proyecto/calavera de hombre- para que no se le pegue en los dedos/culo ni de los angelitos... -Ya no me acuerdo ni de qué iba el poema... Uffffff, cuanto rollo "pa" na!!! No fuerces.../ que si aprietas lo rompes.
El sueño en pijama
El sueño en pijama, xx las ganas de hacer el amor en la cocina fregando los platos de la cena. El tv a todo volumen/por todo lo alto, los vecinos dando golpes en la pared/puerta, tu mujer con los cascos puestos y tú con los nervios a “flor de hiel”. ¿Sabes qué me gusta? Chupar a morro de la botella. Igual que me como/parto las pipas con el filo/ puntita de los dientes. Me gusta ese sabor salado que se queda. Y la boca seca con ganas de tragar un buen vaso de Seven Up/bote de gaseosa/cola. Y jugar con la anilla/el gatillo de su revolver, y entonces dispararle a lo primero que pille. Así… a la primera de cambio y sin mirar. Vale!?