Desde el púlpito de oro de lo oscuro xx
hasta lo que te estás convirtiendo...
te llevas y estás haciendo mucho daño
con su lenta agonía/descomposición del molde,
-viejo modelo
que no te reconoce como suyo-.
Antes de que me fueras necesario
ya te echaba en falta/de menos, -suplicio mío-
Y sin ayuda de la partera que calla...
culebrean las horas que nacen al segundo
sin ninguna autodefensa.
En las medias/-lisura de sus muslos-
he visto que no hay excusa.../exclusas
por las que salir ni escapar,
más que dirigirnos otra vez al reino del sexo...
¿Qué somos.../
sino el dedo en el gatillo del revolver de la vida
disparando al aire
como si de una fiesta se tratara...?
-¿Y eso no es mejor
que la callada espera por respuesta
en la esfera/bala
bola del azul...
atiborrando de hijos a la impúdica muerte?
Así pasan los días.../ así de lento voy yo
-canalla sin nombre-.
Apretándose/exprimido para encajar... y eso no es.
¡Ni sé/ni pienso lo que me digo! ¡Por Dios!
¡Qué angustia de tío este...!
-Anda, toma un poco de aire/respira "pa" dentro
coge fuerzas
y expulsa al demonio.
¡Venga, otra vez...
-pero deja de bailar en la cama-!
P.D.
Nacemos
y siempre queremos volver al vientre de la calma.
Abiertos los ojos ante la gran noche/
la noche más larga y oscura
buscamos siempre otra vez la salida... -por la que escapar-
-pero no hay salida-
ya estamos olvidados/convidados/viciados/vaciados/
echados como desperdicio/basura
del que se durmió
en la cuna de la carne y del fuego del pensamiento
pisoteado/aplastado por la máquina.
Somos la marioneta/hilo del tejido/pellejo cósmico
que forra el infinito en expansión del universo...
-solos- por decir algo/
El suspiro/vaho de la fiera salivando
saliendo por el hocico
al morderle los genitales al demonio que nos acecha
empalmado de ganas que nos tiene...
En el ocaso del mundo
el cristo resucitado de nuestra memoria
late en el pecho como un martillo su corazón
que clavara con la punta de hierro el ojo del sueño
y del deseo.
Con los sesos atravesados también/
empalado al madero
el cráneo seco/expuesto al sol y al pico de los cuervos
sigue con su sonrisa fija en el horizonte...
y la mandíbula apretada por la rabia
-contenida aún-.
Por más atmósferas que navegaras/metáforas que escribieras
todo se resume en dos mandamientos:
amarás a tu culo como a ti mismo.
-¿Y el segundo...?
El segundo no existe, el tiempo eres tú.
Sin ti nada existiría.
Todo está en tu cabeza/ maldita/modelada/podrida cabeza.
Tus sesos tan sólo son el chicle masticado-guardado
por Dios
-en su estuche/proyecto/calavera de hombre-
para que no se le pegue en los dedos/culo
ni de los angelitos...
-Ya no me acuerdo ni de qué iba el poema...
Uffffff, cuanto rollo "pa" na!!!
No fuerces.../
que si aprietas lo rompes.
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