Se van conociendo

Se van conociendo/cociendo los días       x
con el culo del puchero fuera del fuego/aro de la brasa.
Con la llama temblorosa/dicharachera
dándome latigazos de rampa
"guantás” llenas de calambres mientras hiervo...

En un rincón de estos fogones...
En esta cárcel tan bien amañada,
aprendo a no repetir eructo y repartir la queja. 
Dándole en el gusto/placer a todo lo que te echan/te dan
o te ponen encima de la cinta/cita en tu cabeza.
Y los revuelvo/revuelco/agito bien
hasta fundirlo en un pudin 
de tratamiento facial...

Ese conformismo/amaneramiento
de la piel al cartílago de la idea
tensando el hueso del comportamiento/educación
antes de guiarlo/molerlo y embutirlo
como fiambre para gatos/gasto inutil
de las energias ponderadas del ser...

Esta sociedad abominable/aborrecida
doblegada y despiadada en continua lucha,
...resquebrajada/su-misa del templo 
de los muertos.
Nos muerde/nos mastica, nos devora...

Desde el mismísimo instante que nos parió
nos hace a todos iguales 
                   en su digestión.

-Yo tengo hipo, macho...
¡Ya!

Como me cose

Como me cose este adagio      x
tricotando el junco ebrio del entendimiento.

Me voltea en la mesa del futbolín
donde los monigotes de mis gozos
atravesados por el costado
esperan que les llueva
alguna bola/claridad cristalina
desde arriba,
a lo alto...

La mala suerte hace que caigan
siempre en campo contrario.
La ventaja echada a los pies del enemigo
que te espera de cara
con su pelotón de fusilamiento.

Empuñando, retorciendo el brazo, la muñeca
escurre la pelota sobre el pecho del tablero
haciéndote un gol magistral.
Con un trueno seco suena
el tambor cascado de la madera, hueco
a la espalda del portero.

Después de un ligero fragmento,
leve segundo se oye 
como rueda la bola por los callejones
persiguiéndola con el sentido del oído 
hasta que topa con el tablacho...

Resorte, manivela que la hace quedarse quieta
amontonada con las demás 
esperando otra moneda que sabotee/suelte el percutor
y desparrame de nuevo todos tus sesos
por el cajón...

-¿Cúantas partidas llevas ya perdidas, tío?

Oculto/escondido…

Oculto/escondido...   x
revuelto en el esperma
de unos sesos sin huevos,
espero fertilizar algo.

¿Un óvulo de idea tal vez?
¿Y qué daría a luz?,
¿una lombriz/gusano atravesando
una naranja podrida?
¿Un topo ciego temblando
en su agujero/madriguera?
¿Una merla de luto obstinada
sigilosa/desconfiada?

¡No!,
¡no hagamos nada!
Reposemos sobre la punta de lanza
que juega caracoleando 
con la carcasa/cáscara de tu cabeza
antes de arrojarla al mar de los sargazos.

¡Empalémonos bien en ella,
sin piedad!
Antes que ponernos a pensar.

Chupando con la pajita

Chupando con la pajita       x
dentro del trepanado cráneo
intentaba encontrar palabras
para aquel nuevo sabor/saber...

Saqueaba la calavera
y el resto del esqueleto
rajando, como cañas/
patas de cangrejo,
los huesos más largos y duros.

Metía la uña, la cuchara
buscando el tuétano/músculo
para llevármelo a la boca...
Apretaba con la yema del dedo índice
en la “lisadez” del surco rebanando
apurándolo del todo/por completo.

Pero seguía sin darme en el gusto
apenas alcanzaba placer/satisfacción alguna...
Probablemente el cuerpo del delito
llevaba muerto, frío/frito algún tiempo
antes de que lo atara/atacara
interpretara...
Llegara yo.

-¿Y la investigación sigue en curso...?
¡Qué coño investigación...?!

Estiro el cuerpo

Estiro el cuerpo 
extraído de su caparazón
con el filo de los dientes,
con la punta de la lengua,
con la de un palillo/tenedor.
Pero vuelve el muy bribón
a su forma original,
a su forma espiritual/de la espiral
como al principio.

Me da no sé qué tragármelo,
se parece tan poco al de fuera
tanto a él, a mí...

Siempre hay una voz 
que hace de fiel, pesa y balanza
detrás de cada uno
-independiente y callada
lejos del mundanal ruido-
que continúa llamando
a cada cosa por su nombre.

-No sé.

Bajas agarrado

Bajas agarrado             x
del brazo de la escalera     
como el ciego que alguna vez vio.
Intentando recordar la situación
de cada uno de los peldaños/escalón...
Esperando a cada paso
durante leves porciones de segundo,
en el vértigo de lo desconocido
que esté todo donde siempre estuvo/
donde crees que debe estar...

¿Cuántas almas hay achicharradas 
en el infierno de la poesía  
o en la franquicia 
de la gloria de las religiones?

Que sepas 
que la confianza mató a la lagartija 
y la esperanza al sapo. 
–Cataploc-









Se marchita la piel,

Se marchita la piel,        x+
se endurecen los vasos de la sangre
por el desgaste/cansancio.
Se ensucia el jarrón
desprendiéndose envenenados
los pétalos en otro tiempo flor.

El pulso del tallo cortado
aumenta su latido en la mano
infectado con las raíces de la otra vida.
Primogénito engaño que educó
a todos los demás en la mentira.

Tú quieres salir de ese letargo insobornable
porque se te va gastando el tiempo
con unas tragaderas de bolsillos rotos
atareado en siniestras pajas de zagal.

Si eres desobediente
debes serlo para todo.
Si sólo eres cuando puedes o te dejan
es porque eres un maldito cobarde.

Siempre hay un territorio conquistado que se olvida
pero el otro, el no olvidado, es siempre
el que no pudimos conquistar.

No sirve para nada ninguno de los dos...
Uno porque ya no lo tienes en cuenta
y el otro porque ya no puedes hacer nada por él.

P.D.
Un pez en el desierto tarde o temprano
termina siendo un puñado de arena.

Gusanos sobre culebras

Gusanos sobre culebras desparramados  x
en una copa de cristal de tacón alto,
escalando el cono de la vertical resbaladiza
sujetándose los unos a los otros.

Nervios/pespuntes sin asegurar
sobre la piel transparente
del poderoso esfuerzo.

Flácidos dispersos
reconociendo el hallazgo
en la imposibilidad de hacerlo
por el hormiguero del brazo
que no atina, ni se puede despertar/
apuntar al brindis.

Ejecutar mientras vences en la acción
no está al alcance de cualquiera.

Estoy entre cortezas

Estoy entre cortezas de pistacho,   x
cáscaras de huevo y de naranja,
trozos de papel arrugado,
una botella medio vacía,
un paquete medio lleno
con un sol de justicia
al medio día de mi castigo
echando un vale.

Y puesto a esperar, sueño:
¿qué me gustaría?

Me gustaría tener un jaguar
negro carbón turbio azurita
con la tapicería marfil elefante
dormido.

Me gustaría ser un llanto
de corteza de limón
sobre los polvos calcáreos
del tocino de cielo.

Me gustaría ser la polilla
olvidada, perdida
jugando con el mapa del tesoro
en el baúl del pirata
del museo de cera.

Me gustaría hacerme amigo
del sastre que cose los pétalos
de las flores de plástico.

Me gustaría ser un pez sombrilla
en esta pecera de avispas,
en esta marmita de linternas,
con esta ingle de mico...

Me gustaría embutirme
en la fina tripa
plegada en el sinfín
recopilando el magro
de lo que no pudo ser.

Me gustaría una fosa común
para las migas de pan del hambre
aserradas por el mismo cuchillo
que parte el melón y la conciencia
sobre el hule de la mesa
en las noches de verano.

Me gustaría tuyo, un beso de despedida
en una góndola trirreme
del tráfico ilegal de vísceras
cada vez que lo pienso...

-Venecia no es para ti.