Cuando yo crezco destruyo/ xx? se amplía mi reino. Mis conquistas, victorias o derrotas son el cementerio de los demás con los que muero -cuando pierdo/cuanto tengo-. Te llamas desastre pero desconozco tu identidad/intención/ motivo/ santo y seña... Me acuerdo de ti -incluso antes de conocerte- y de cómo era el mundo. ¡Te vengo suponiendo tanto tiempo entre mis sueños antes de despertar! De la razón que me das hoy/dado jamás... escualos rondan el bote, -la balsa pinchada- en busca de otro disparo que acabe contigo -aviador camicace-/ desconsolado mi espíritu. La inmundicia, los reproches... todos abordo de la nave se echan/vierten en el vaso de tu cráneo vacío -ya sin ilusión- mezclados en el depósito del carburante para indigentes/gente inteligente que brinda/ brincan de contentos- junto al otro yo que espera en el acantilado de las respuestas antes de tirarse/saltar al abismo ya sin esperanza. En legítima defensa me declaro culpable/desheredado desenhebrado de la aguja que me ha de coser en estos pespuntes de nuestra aflicción agónica... En el tanatorio de la verdad más cercana sentados. -Realidad de tardes espesas/ con neblina-/ y los ojos en blanco dentro de las tinieblas de Lucifer. Cómo la “graná” una vez seca zarandeada contra el tronco/ramas del árbol -su música forma parte del tedio que nos atormenta-. Soy cáscara sin grano tierno... casa refugio de los insectos que corroen/conocen de la inexistencia de mi otra vida paralela ya sin fruto/futuro. Posada del pájaro parapléjico minusválido a tiempo parcial y de su establo habitante destajo de obras inacabadas prisionero. Perdóname mientras reposo en esta lánguida morada -laguna/charco de excrementos-, pero es que me he vuelto a quedar dormido en el retrete sin notar acostumbrado el olor a mierda; con las manos en la sien atajando sin querer la circulación de la sangre al cerebro. Todavía no es la hora/locura y no te puedo atender como te mereces... -amada mía/muerte- Estoy en huelga de huesos/huevos caídos/ dentro de la consoladora bolsa refugio del escroto de los futuribles renacuajos de mis pensamientos castrado. ¿No ves cómo se me escapa el ánimo/ ebrio? Ese murciélago/vencejo de corazón y pluma negra en la noche atravesado por el dardo venenoso del pigmeo/fe mientras intentaba cruzar vadeando el bosque de cañas cañaveral/campo de alcanciles lilas en flor... ofrendas/ -esa gloría prometida para mi alma-. No resuelta/ -Y todavía quieres que te atienda... Huye conmigo, es tu lugar/-ese espacio del universo lo que buscan- lo no nacido/ y el tiempo perdido... su vacío.../ Que les hagas un sitio propicio al disparo para que mueras/ pero aún no ha llegado el final de tus días. Llora desconsolado entonces en mis brazos... antes de que te arrepientas arruines/oxidada en la nada nuestra alma. No, yo no soy el que buscas. Ha sido todo un error del apuntador -de cuanto he dicho- mientras se caía asustado al verle las bragas al diablo. Eran rosa y de encaje¡? -¡Qué pasada...! Está la función/-vida- que no hay quién venga/ * Publicado anteriormente 02/07/18
Buena Lucio. Genial tu poema. He disfrutado de su lectura. Saludos.
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¡Muchas gracias…/ Macalder, -me alegro un montón…-
Saludos!
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Siempre un gusto leerte. Ojala pudiera ser un buen critico literario y darte una mejor devolución.
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¡No te preocupes…/ con estar ahí ya es suficiente…
Un cordial saludo!
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Presuponer el desastre no lo hace más evitable. Un abrazo.
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Eso parece…/ Paz, «panta rei»
Abrazo!
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Fabuloso!!
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¡Muchas gracias…/ David, -me alegro que te guste…-
Saludos!!
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