Busco el camino... que al parecer no existe xx+.
más que en su desuso/
-ese deseo de llevarme a todos los sitios contigo-/
que desconociéndolos no me importarían
si no te tengo.
Conozco lo que me gusta y lo que a ti no,
y cuanto alcanza a desagradarnos.../
porque ya me estaba fijando en otra cosa,
-de no poder ser...-.
Protegido bajo el eterno de cada día...
ese ciclo/cielo inconstante.../ese rastrillo de gentes...
ese río que también suena/sueña y se cansa
junto a todo lo que se detiene
como parte del potaje/paisaje que se echa en cinta/
encima de las ventanillas del auto-compasión.
Las nubes, el cuervo, la rana/la rama que se acerca
para acariciar su lomo/
chapa abollada del coche de carreras.
Y el sueño sin la presencia de su herida/
huida en fuga arrastrado...
antes de que el chapista de la razón
te acaricie/devuelva lavada la cara.
A todos esos accidentes, -porque así lo siento- me rindo
continua-mente
y entonces es cuando aparece la soledad
de la realidad más vespertina, abrazada a tu cintura
con su mejor traje/canción...
y me duermo al escuchar tu voz de muñeca Barby
-loca desquiciada-.
¿Quién hay ahí?, despierta... ¿No tienes hambre?
-Me pregunta la cenicienta de mi cuenta cuentos...
¿Aún continua tu amor por el pasillo de los espejos?
¿Soy o no la más bella de tu harén?
¿Responde!!
Rompe alguno! -le digo ¡A ver qué te contesta...
-Y no te muevas, ahora vuelvo... -me dice
Y la bruja burbuja/brújula del desamor preocupada
por su zapatito/corazón de cristal
se ha vuelto a ir.
Entonces sé que el camino sólo lo conoce/
transita ella...
y vuelo/-me vuelvo loco- y me vuelco a dormir.
*Publicado anteriormente 28/10/18
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