La carcasa/

La carcasa/cáscara de la Tierra nos oye     xx-.  
                                  y se detiene...
         Tómatelo a bien, con calma... -nos decimos-.

¿Cómo puede uno tropezar en su propio cuarto/filo
de la misma losa/  con el mismo pie
cada vez que arrancamos...?
Nos tienen cercados, 
nos han apabullado/amurallado con sus credos.
Esto no es justo,        no hay límites...?           
-Y todo en el mismo desván del polvorín-.

Siento el embargo de mis huesos y del alma de cera/
-arena en lugar de carne- casi todo ya 
en el cono de abajo/lágrimas de cristal del tiempo...
No sé si por castigo/ 
                      ni por qué sigo vivo.

El descanso eterno debe ser menos aburrido y más dulce
que todo esto...
-pero es que hay días que me siento tan simple...-.
Como un feto acurrucado en la bolsa de su escroto/
                de cada uno de mis ridículos/testículos
maniatado a las argollas oxidadas de cada estancia 
gineceo/huevo del que no quiero 
ni me digno a salir...

-No eres tú el único crucificado... ¡qué lo sepas...!
La vida nos captura con su sed en su red
caza mariposas/tela de araña, 
sólo queda espera la venida del salvador...
¡Otra vez/¿?... por Dios!!

-No, ese no.../ tu otro yo;
¡que te pilla todo como el perro del Tío Alegrías!

La suma de mis fracasos es la prueba del resto que me queda.
-¡Y dale Perico al torno...!

* Publicado anteriormente 06/11/18



6 comentarios sobre “La carcasa/

  1. Y seguiremos tropezando a sabiendas de que son esas piedras o ese camino mejor dicho, las que o el que nos va a liberar, no tendría sentido, díselo, marchar por un terreno pedregoso a sabiendas de que nos vamos a estrellar. Aunque si el resto es así… Buena tarde, un abrazo.

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