Me acuerdo a menudo de mi fantasma xx flotando por las baldosas de la ciudad después de haberte esperado tantas horas/ tantas tardes... para escuchar de tus labios o con un gesto/ -de que no te acordabas que no lo sabías...- Me tronchaban los celos de con quién/-por dónde habrías estado- con esa estocada hasta la bola... -Brocheta caldosa de la desolación-. Llorando para mis adentros -más rápido que hacia fuera- todos mis lamentos en peregrinación navegaban/sucumbían cayendo una y otra vez en el remanso de ese fango podrido/...perdidos en el fondo, -creando un denso tarquín/limo-. Desde entonces me aparté tanto que aún te busco cerca de mí... -incluso cuando pareces dormida-. Entiéndelo... Me juré fidelidad y cariño con un absolutismo ilustrado hacia esta conjunción de carne y hueso -que hoy te observa-. Hasta que me entierren latirá con un solo propósito... -por los dos- Y allí te esperaré -sin importarme para nada- cuándo llegues...? * Publicado anteriormente 14/ABRIL/18
Ay, los celos, qué malos son!! Un potente poema, Lucio. Un abrazo
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Sí, los celos son los cielos encima de uno/ -no te dejan ni respirar…-
Muchas gracias…/ Eva,
Un abrazo!!
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«Entiéndelo…
Me juré fidelidad y cariño
con un absolutismo ilustrado
hacia esta conjunción de carne y hueso
-que hoy te observa-.»
Amigo Lucio:
Todo me ha gustado, pero lo que me ha impresionado más, son estas estrofas que he entrecomillado; que agudo dardo has clavado en esa diana a la que llamamos corazón.
Un saludo.
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Latir por los dos y esperar por los dos también cuando uno de ambos decide despedirse que casi siempre lo hace sin avisar… Un abrazo.
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Un abrazo…/ Paz
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Muy bueno! Un abrazo!
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Muchas gracias…/ Kativa
Otro abrazo de vuelta!!
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GEnial. Me gusto leerte. Besos.
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Muchas gracias…/ Maria del Mar,
Un puñado de tus besos de vuelta…!!
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