Me llamas

Me llamas y te obedezco       x+  
con la mirada a la altura de tus ojos
-pero ya no ves lo mismo que yo...-.
Mi objetivo es ninguno/mi nombre cualquiera.
¿Te acuerdas de la varita mágica?

Tengo que reconocer que siempre me gustó
-eso de la varita mágica...-
después de todo, sigo siendo un pobre niño.
¡Qué más quisiera yo! Pero...

Tócame, tiéntame con las plumas del ave blanca/-luna- 
en la creciente de su alocada mengua
desinflado el globo que se me escapó...
Tócame, tiéntame como sílaba a fuego lento
haciendo pompas en la cazuela/-ordenador-
junto a tu blog de notas 
que ya no entiendo/ni sé leer...

Tócame, tiéntame con la mutación/fermentación 
del fruto en su jugo, en su pulpa, 
carcomido por el gusano que todo cuanto roza 
lo destruye mientras lo deleita y/devora...
Tócame, tiéntame con la deriva 
de unas melosas insinuaciones
sin tren de aterrizaje 
en las explanadas de tu piel.

Tócame, tiéntame con la moneda de nuevo cuño
en la trastienda del corte de sastre 
en las vertientes de tu uve/ y sed...
Tócame, tiéntame con tu sexto sentido, 
con el sexo claudicando junto a la mantequilla, 
la mermelada, la miel, el bol de las sopas con ron 
y el café de grano aclimatado -y mucha, 
mucha nata rebosante para que te ahogues tú sin mí- 
con este estúpido tubo de buzo...

Tócame, tiéntame en el cerco que te guarda
cuando te persigo 
por la feria de atracciones de la especie.
Tócame, tiéntame para dejarte donde me encontraste, 
igual que cuando me trajiste 
de donde me llevas cogido... -y cosido a ti-

Tócame, tiéntame con las sogas/púas del cactus,
con las agujas de los relojes parados
simetrías de la escombrera del aserradero
-risa pícara de la noche-
y sus profecías supurando amor 
de andar por casa descalzo...
Tócame, tiéntame para que no se detenga la apisonadora
que aglutina la grava y el alquitrán
a punto de darse la vuelta la dicha 
            de este nuestro romance/vida.

"Tócala otra vez, Sam", pero no la dejes salir...
No la dejes que abandone el local/el sitio
sin escuchar entera la canción.

Cada vez que me endulzo con tu lúpulo
el luto del reguero de mi muerte/ -y mente- 
prende la yesca ennegreciendo el índice y el pulgar 
cuando detengo la llama que nos arde...
Intento encender el último cigarro  
que desbarate este nudo de corbata que nos ahoga, 
arremolinado en la maleza/
-chisquero de yesca seca aguardo...-

Entonces un soplo/-toque ligero de tu voz- 
hace que prenda todo de nuevo...
y ardo ante ti/para ti 
cuantas veces sean necesarias.../-y haya gas-

Ya lo sé,
que todo está en mi cabeza...
pero lo cuento y parece de verdad...
                 -es chulo/muy chulo-

Y dime, -ya puestos a decir cosas...-
¿Qué somos? 
¿Lo que vemos/lo que queremos/lo que soñamos
o la nada esperándonos otra vez?
¿Es ella, verdad... -no nosotros-?
Porque no me aclaro... te lo juro/no me aclaro.
Hay ratos que no sé si las cosas 
están pasando de verdad 
                       o las he soñado.
-a poco que me pare a pensar...-




* Publicado anteriormente 21/JUNIO/18







5 comentarios sobre “Me llamas

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