La abreviatura de una chispa vital xx
se escapa delante de mí
antes de que abra la puerta/ventana
como un perro/gatito infiel
cada mañana.
Me precede como la estrella guía
hacía el belén que todos conocemos...
Una vez allí, ni ella ni yo
sabemos que hacer.
Nos dejamos llevar de belén en belén,
de nacimiento en nacimiento...
Somos todas las piezas/figurillas de teatro
de una escena preconcebida
ensayada largo tiempo.
Un niño Jesús bueno
...sin crecer,
ni hacerse muy mayor.
Una Virgen María pura.
El Santo José.
El buey manso.
La mula tozuda.
El pastor expectante.
El ángel anunciador...
Somos todos los personajes
representando un único misterio/credo.
Somos figuras de barro
decoradas con típicos tópicos/
colores de moda, a juego y a cuento...
Estoicos y renacentistas, barrocos
y románticos no convencidos,
esperando el acuartelamiento/amaneramiento
en el cajón del desván para el siguiente acto/año/día.
Somos esa casilla del juego/papelera en la que caes
entre los rizos del lápiz de madera del ataúd
que vas confeccionándote
con el que tomas los apuntes/-los tantos ganados...-
o dibujabas tus trayectos/proyectos,
convertidos ahora en bolas de montaña de papel arrugado
con las que ensayas tirando a canasta/
obras del vodevil de tu eucaristía...
Y esas tiras con agujeritos de la impresora,
que se desbordan chorretosas por su filo
junto a la monotonía de tu oficio/oficina
peste metálica que también queda
en la comisura de los labios/boca/garganta
cada vez que la pones en funcionamiento...
-A todos ellos los vas tirando, uno a uno-.
O ese tubo/cartucho de carbón molido.
O el escupitajo.
O la monda de una pera/naranja/plátano.
O el sobrecito/funda/etiqueta de la infusión.
O el rotulador/boli agotado/gastado.
O la bolsa de plástico donde venía la compra.
O la lista de lo que ya no te hace falta
ni te interesa...
Todos, absolutamente todos serán eliminados
por la mano de la limpiadora de la tarde/
de la noche/del mañana, del después de un futuro...
Con ese camión de la basura de la oscuridad/ruidoso
con su tubo de escape mal oliente...del después.
Ese humo negro abrasador/
contaminador de los ojos brillantes de tu cielo
que dejan de parpadear
camino del vertedero en un cabezo de Mula...
Cementerio de la verdad/el único real
donde se descompone/entierran de todo lo que te pasa/
nos pesa... de nuestra tarea diaria/pequeñas muertes...
Y ese graderío de la ilusión puesto en pie
aplaudiendo desde la cuneta/orilla de la carretera
porque se cree/necesita creer en la otra cosa
que nos han venido anunciando
desde el aparato logístico de los tiempos/templos
propaganda del Señor y de sus correligionarios...
-A alguien le tenías que echar al final la culpa
de todo lo que te pasa, -como siempre-
porque alguien te las debe/tiene que pagar... ¿verdad?
Se trataba sólo de la recogida/sobras del ser- ¿no?
Sus desperdicios/basura y eso...?
Claro que sí. Igual que el cuerpo evacua sus mierdas
libre-mente/a necesidad...
El alma humana y su espíritu juguetean con avioncitos
y barcos de papel/
hojas arrancadas/amputadas a esos libros del dolor como oblación...
...A eso me refería.
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