Se afila la luz de la razón x con la puerta entornada sin dejarse seducir en el cuarto de las visitas. Esa estancia helada donde la voz/la idea parece que no quisiera salir dejando flotar sólo un hálito de su fantasma. Pobre silencio... murciélago colgado del paladar de la cueva abandonando la oscuridad en un momento donde la culebra espera a la salida para devorarte. ¿Madura acaso el tiempo de la arena blanca/de las palabras con las vueltas que no le damos? Pues eso... ¡Calla!