Soy tan vago…

Soy tan vago... In sólidum (“Por completo”)      xx?
que me pasaría la vida contemplando el paisaje
-en silencio- desde lo alto de un cerro
                    o en la gran ciudad...
Observando el trasiego de gentes
desde la terraza de algún bar, heladería
o desde cualquier banco de barrio/vía pública.
-¡Cuenta con mi espada!

Y no sintiéndome así satisfecho
volver al mismo lugar/sitio, con sigilo
cuantas veces me plazca...
       para ver destilar/desfilar
deslizarse desnudo del ridículo
al mundo por completo
-...en esta su tela de araña-
-Me aburre que ardas tan a menudo 
en esa marmita de Obélix...
te conviertes en un autómata, ¡querubín! 

Me gusta ver, ”jipilar”/espiar cómo se hace/
cobra forma los paseos/andares del tiempo
en las caras de la gente.
Y esperar, -siempre esperar-
a que pase, desenvuelva/desmadeje y se rebobine
una y otra vez desde cualquier rincón
esa la atmósfera humana.
Burbuja en la que flotamos/
pompa de jabón de canuto en la boca 
               de algún niño dios...
-¡Uy!

Me gusta seguirle el rastro a los relojes de mi vida, 
    espejos andantes/anuncios colgados de los hombros
con el que me cruzo viéndome viandante igual que él.
Vendiéndome con sus dibujos/
                            -palabras a la chepa-
el homónimo homínido del que soy parte
a cualquier esfera digital en el tiempo.
O en cualquier aguja delgada larga o corta
con sus putas lanzas de asalto/saltando
como latido mortal entre sus sombras.
...Escondido tras los números
y esos puntos suspensivos/-raya discontinua
del eterno de la rueca-.
-"¡No limes/-on time-!"

En casa también observo el paisaje recalcitrante
-del hogar/dulce hogar...-
y me pauto/pauso en su interiorismo 
             y observo las figuras.
Dando una vuelta de campana con los ojos
haciendo el pino:
miro el techo imaginativo/enigmático/
translúcido...
las cortinas,
la tele,
las ventanas...
Presto especial atención 
al murmullo de la calle que escala
                          asomada al balcón
como el Santa Claus ese de moda -casi cayendo-.

Se escucha el zureo de coches
los golpes de la fregaza de cepillos
                y el motor atronador 
de las máquinas de la limpieza urbana
retumbando entre los edificios.
Los cisnes...
los perros y los críos del parque,
-la fuente en cascada libre interminable-/
intermitente por los golpes de viento.
Con sus tres copas de cemento armado
convidando al césped con su cortina 
de pequeñas gotas -desmenuzados
cristales brillantes-
meado por unos, y acariciado por otros
                            después...
-Un asco, sí!

La cisterna incansable con su gorgoteo...
         Esa pitada sutil del impaciente,
la explosión del arranque del calentador,
el chorro del grifo,
el portazo de alguno de los vecinos,
las voces por el hueco de la escalera.
Y me pregunto...
¿Qué falta me/nos hace todo esto...?

Rendido/acorralado por los ruidos de dentro/
más dentro/mar adentro y los de fuera -tan cerca...-
Sin respuestas 
me echo/tiro en el sofá
otra vez a la conquista del desalmado/
                                    abatido.
Sin resistirme a otra siesta,
-esta creo que la segunda del borrego-.

Acomodándome hacia el lado opuesto
porque la espalda me cruje a rabiar...
                           La cabeza, los ojos,
el corazón, el pecho, -el alma de la respiración-
todos le siguen en fila al paredón del dolor.
Hasta las púas del Cristo de plástico
que hay/tengo pegado en metacrilato
en la habitación de matrimonio
sobre una leja.
- Que por cierto- más de una vez se ha despegado
como si intentara/quisiera huir, -no se...-
pero como soy tan supersticioso.
-¡No la pagues con Él... ¡De verdad!
¡Qué no tiene la culpa de nada!

-Ahora cuando no hay madera 
      me echo mano a los huevos
      o le toco el ratón a alguna mujer...
Confiado/ahuyentando así la mala suerte-.

Me debilito/deleito/saboreo con todo 
cuanto me rodea
una vez convencido/caído en el tazón
del hueso de la razón.
-Sopeso-/cepos que pongo por doquier
para conseguir la presa...
al son de unas castañuelas de gitana, 
por ejemplo.

Me detengo firme y sigo con el repaso... 
ahora miro el cuadro del jarrón premiado 
para siempre,
que nos hizo viajar a Córdoba
y conocer la Mezquita -y su rabo de toro-.
-¡Qué rico!

O esa Goleta de cristal de los dos amigos/
-por la boda-
enfundada en su cilíndrica cavidad.
Fantasea peregrina al cortejar/contarme sus batallas
sin que pueda/haya navegado alguna vez,
         -pero en sus reflejos lo parece-.
-¡Ya...!

El búcaro/-trofeo de Cuenca-, como un pene gigante 
de barro, igual que sus casas colgantes/
huevos cuadrados de madera
     -ahora convertidas en museo-.
Y la estupenda Leonor de Aquitania
frente a la hoz del Júcar,
en la que nos hospedaron a ciegas
en un ático sin salida/-ni vistas...-
Porque no aparecíamos entre los invitados.
Y su pobre catedral, demasiado sobria/sólo piedras.
-¡Es posible...!

Miro el suelo/al rodapié lleno de restregones/
-caras abstractas...-
La pared sucia/turbia,  con sus motitas
                     de sudor del tiempo.
Los cuadros se inclinan torcidos.
Un pelotón de fotos que te dispara
con el rostro de cada uno de sus personajes
-que ya son historia-, 
pero te dan de lleno.
¡Apuntan bien los cabrones, ¡Bang!
Los libros apilados de cualquier forma/manera,
-qué pacientes son- 
¡Lo que he leído y olvidado de/en ellos!
Esperándome, o tal vez que los queme, 
                                        -no sé-.

Veo los cables de los aparatos del internet, 
la tv, la play, -no me puedo imaginar 
         lo que ocurre/corre por su sangre/venas...-
Los diminutos “ojichos” verdes manzana, azules 
y el blanco parpadeando,
-en rojo los fijos-.

Y el sol entrando/clareando la mañana
con su bola de fuego invertido/
          hirviendo sobre los tejados.
-Al trasluz parece que se evaporaran...-
Y la calma/camada de/en algún instante
haciéndose también eco de la situación
de todo cuanto discurre por esta horizontal crítica 
de la consabida Torre de Babel.

El toldo verde esperanza con rayas blancas
           -a la espera de que lo despliegue-.
Las macetas que ya no tenemos...
Los fulanos/
foráneos del anfiteatro de los pisos de al lado
-o los de enfrente- en sus guaridas
como las viñetas del TBO
asomados cuán cangrejos ermitaños...
Desde su roca/ladrillo/manzana/mazmorra/colmena/
balcón/terraza/nudo de la horca/orca/foca/
león marino de/entre sus mandíbulas
   sin que puedan salir ni escapar...
-¿¡Quién anotó el gol!?
No sé, parece que fue en propia meta/puerta.

Las ovejas/abejas/borregos/hormigas...
pululando por las baldosas/-aceras bien anchas-
con sus moreras llenas de pulgón blanco 
                     en los tallos tiernos.
El llanto del niño insondable/inconsolable...
los gritos de algún pajolero/impertinente 
o el del afilador
-sonido entrañable para mi hijo D-.
Y la cadena de ruidos de nuevo, 
    -que se me había olvidado...-
¡Otra vez no, por el amor de Dios!
Juntos los de aquí/ y, los de allí.

El ascensor/las merlas/los vencejos 
con sus chillidos como cazas serpenteando/
          salvando los muros de ladrillo rojo.
Las tórtolas con su lamento, ¡uu...u, uuu u...!
La puerta del garaje,
la de la entrada,
el camión de la basura,
-el mismo ruido de todas las mañanas-
días, tardes, noches/vida...

Y yo tirado a lo romano
pasándoseme por el melón tantas cosas/palomas
que si no las anillo/pillo/apilo
-a no ser que las escriba-
se me escapan “envainás” en sus pepitas de oro,
pupila, tripas de la neurona... 
-en “na”-.

Debo coger el boli o el portátil
y hacerlas realidad/visibles/tangibles.
     para que vean/contemplen todo esto.
Ustedes que no están aquí...
señores del más allá/lado/lodo/gloria/templo.
Y el yo del después... -que tb se lo merece-.

-¡Si tú lo dices!
¿Pero a quién le puede importar una leche
                                todo esto?
¿Y a qué distancia?
¡Sobrecogedor...!
[Nihil novi sub sole (“Nada nuevo bajo el sol”)].

Ahora que me leo, mientras lo escribo...
creo ver en el nacimiento mágico de las palabras
                        el resurgir de lo oculto/
enmascarado con los golpes/clic/estopín del arma, 
-alma asesina...-
casi como si me lo supiera de memoria.

Igual me pasa con la pintura o cuando dibujo...
Con cualquier actividad creativa a rienda suelta.
Por eso creo que todo esto ya ha pasado,
                          -porque me lo sé-.
De verdad, todo esto ya estaba... 
yo sólo vine de visita.
Esto ya se encontraba aquí/por algún sitio¿?
                    antes de que llegara yo.

¡Pero qué gandul/holgazán...! 
-sigo en el torrente "erre que erre"- 
Me dejo llevar por el trazado/entramado
de lo que tantas veces he hecho, 
dicho ya anterior, -en/a mi mente-.

Puto cabrón/pura repetición... 
-versión cover de mí mismo-.
Ya sea en ayunas o a palo seco a reventar/ 
                      "empachao"/empalmado...
–como viene siendo habitual, más de lo común-

Pero en este caso...
hay que sumarle que el titular de la noticia
no está para mucha caña/broma/tonterías.
-¡Ten cuidado!
Ya desciende de su pedestal.

Y la nada, esa nada -divina señora-
con su manto/veneno/movimiento o desinterés...
En la lenta/pausada/caótica/agónica traslación/
-rotación sobre su eje, en una catarsis-
crisis permanente 
ante el aguijón de la añoranza
puesta al servicio del depredador desheredado.
-Yo-

El cuerpo insobornable soportando sus latidos..
sintiendo el mazo pilón de su raza.
Porque te das cuenta de que existes
        y cobras conciencia de ello.
Sin flautista que te la mantenga tiesa/
la culebra/-serpiente del pensamiento-.

¡Beno, tienes un buen salario... -Me digo.
Inter alia (“Entre otras cosas”).
¿O no?... 

Correspondiéndoles con tus letras/plegarias
convergen en ti los estibadores del momento.
-Difícil de separar uña y carne, día y luz-.
Entonces, ser y no ser confundidos en la locura
        del encarcelado como el Marqués de Sade
se ha dado a la pornografía fácil,
al erotismo ilustrado...

Y te vas tomando un respiro/salivas...
vuelves/     sin vacuna para la rabia.
Más que nunca, 
otra vez desvariando
por el andamio/ánimo de tu reconstrucción
repatriado/circundando tu órbita de orines
que ya no puedes lanzar ni lejos...
Fuera de tus cables/cabales, ya casi robot difunto 
chorreando en el charco de los fluidos 
de la inconsciencia.

Y esa voz veloz del ofuscamiento
que te lame/hace temblar entre los pétalos
dedos de sus cosquillas, -dados del azar-.
Poniente/penitente en su ciclo de cilicios...
-escupitajo al cielo que te lo devuelve a la cara-
-¡Ofrezcámoslo virgen al monstruo/unicornio...!
¡Date prisa!

Ya ves,
la mente calentando a la taquillera/respuestas
          con la mano metida entre sus faldas
en esta tranquila tarde de un vulgar domingo.
Y yo,
encima de lo cansado que estoy
plegando/envolviendo el día 
en/con su contexto/-rastrero recuerdo aún vivo-.
Porque me veo en la obligación
como quién se abanica y no quiere la cosa
o se da la media vuelta...
Igual que cuando San Lorenzo le pedía al verdugo
que lo volteara...
-porque ya estaba a punto/hecho-
-¡Vaya!
Oki...

Y la nada, otra vez la nada aquí
         echando cuerpo/un polvo...
Dando a luz otro día con nombre y apellidos
Y esa angustia en suspensión respirándote,
muescas en el revolver de un esquelético mercenario/
asesino barato/varado, -de pacotilla-
con la pistola de fulminantes/balas
de perdigón/fogueo ya humedecidas
de tanto llorisqueo revenidas...
En la caja del tesoro del zagal
que soñaba con ser Tarzán o Billy el crío.
-¡Genial!

Miro a mi alrededor y sigo en el salón
                Y no el de Kansas City 
ni en el Valle de los cocodrilos.
Con la persiana, sesos cruzados...
peinados con la raya en medio de ninguna parte.
Y el espíritu santo en forma
de rata de laboratorio con el pelo blanco,
de ojos rojos como rubíes o negros obsidiana
                         -según por donde se mire-
Como guindas/cereza en almíbar/coronando el pastel
de la muerte que se avecina...

Saliéndose de la parábola del hijo pródigo
con los electrodos clavados en el cráneo afeitado/
rapado
de un gorrión/gorrón/”trenzudo”...
echando un vale debajo del “tambaliche” del hogar
en la puerta de atrás del patio 
con el parral/-jardín del desasosiego-
en el acá del allá de Démian 
el de los tres seises invertidos 
                  en la cocoronilla.
-[¡Cool! (“Guay, chulo”)]...

Mientras el juicio del abejorro
busca el ojo de la caña cortada del sombraje/
                                  cambalache
con el vaso de Sócrates en una mano
y la espada de Damocles/Dante y su Divina Comedia,
el Quijote y Hamlet en la otra
-como si fuera a prestar juramento alguno-
Con su ángel dormido/
y el demonio de la guarda tampoco.
De tanto por culo que les das...
Apostando en el callejón con los Peaky Blinders
                              tu resurrección...
-¡Pues sí que estamos bien!
¡Vale que te calmas!

Y la nada, siempre la nada.
Otra vez aquí, junto a mí...
pidiéndome un autógrafo por el libro
        que acabo de escribir/publicar.
-porque esto no es un poe-man, no señor-
A punto de chisparse o ya borracha
que me da igual, ¡joder!

Ya son muchas/miles, cientos de miles...
esto no hay quién lo pare/aguante/entienda.
[¡Ecué-Yamba-Ó! («Loado sea Dios»]...
-¡Mira que lo vas a nombrar/repetir, -lo de Dios-!
Y eso es todo colega
en este exacto/preciso instante/momento.
-¡Uffffff, por fin, por fin...!

¿Te acuerdas de la vieja baraja de cartas?
-¡No jodas, todavía sigues...!
Esa que ves buscando otras cosas en el cajón.
Pues así, con ese olor a rancio, sucio, gastado
viejo y doblado/viciado, sin brillo...
-ese soy yo-.
Y te acuerdas.../ las añoras de verdad, 
esas partidas de antes/
de cuando estaban nuevas y las abrías para estrenarlas
con su olor a la gráfica/tinta/papel satinado
                      y las imágenes impolutas...

Y quieres volver y jugar con todos ell@s,
con los que te encontrabas/eras tan feliz, relajado
como si el mundo no existiera a tus pies/
                      -ni sobre tu cabeza-.
Y ahora empiezas otra partida pero esta vez
repartiendo cartas por la izquierda
a ver si ganaras...¿?

Y el Universo girando alrededor de la mesa...
en la misma tabla de la multiplicación del pan 
                                  y de los peces
del vino y de la carne/sangre del que no volverá...
Y su lamento para siempre, todavía oyéndose
porque están triunfantes/se ven ganadores
                   -con el cubata en la mano-.
Así empezó todo, con una mala interpretación...

Sigo en el salón, 
ya me queda poco para irme a la cama
         -si consigo llegar a tiempo...-
Porque ya se está dando la vuelta el día
y parece que nada vaya a cambiar.
Sigo siendo un vampiro conmigo mismo,
-a la luz de los hechos me remito- y desintegro.
Por eso me gusta tanto la oscuridad.
Y las nubes/la lluvia...
                Ciao/bye.

-Y yo aquí... guardándote/haciéndote vela
más que agotado...
Ya que estás ahí...¡pichón!
¿Me puedes traer un vaso de agua?
                        Y recoge la casa, 
que lo pones todo "perdio"/lleno de líos 
cada vez que haces algo...

10 comentarios sobre “Soy tan vago…

  1. pues para ser un vago, te ha salido un texto bien hilvanado, das la apariencia de inconexo, y raro y yo pienso que es todo lo contrario, que lo trabajas y mucho hasta verlo publicado, enhorabuena, y por cierto las reflexiones acertadas de lo que vas mirando y de todas las cosas que te rodean, a mi ves me ha gustado

    Me gusta

      1. Lucio, te quiero invitar a participar de una iniciativa que estoy empezando a gestar en mi blog. Estrevisto a los contactos que quieran participar sobre cuestiones literarias, artísticas. Si te gusta la idea, te mando las preguntas por aquí y me las respondes cuando puedes.
        Saludos!!

        Le gusta a 1 persona

      2. Omar Jayyam, por sus Rubaiyat.
        Ovidio, el Arte de amar.
        Marco Aurelio, Soliloquios o reflexiones morales.
        Rudyard Kipling, por su poema «Si…»
        Stéphane Mallarmé, su obra en general…
        Fernando Pessoa, su obra poética.
        Charles Bukowski, por su obra poética.
        Walt Whitman, Hojas de hierba.
        Emily Dickinson, Poesias completas.
        Miguel Hernández, Antología Poética…
        Alejandra Pizarnik, Sylvia Plath, Pascal Quignard, Philip Larkin, Petrarca, Charles Baudelaire,
        Edgar Allan Poe, Rubén Darío, Li Po…
        Bueno… hay muchos más, la lista sería interminable… pero la base es esta.

        Empecé a escribir en el colegio, (14/15 años) cuando nos mandaban redacciones, a modo de deberes en la clase de lengua,
        y de ahí pasé a los poemas.

        Tengo un sobrino filósofo que escribe bastante bien.

        Le gusta a 1 persona

Deja un comentario