Cábalas de vigilia augusta

Cábalas de vigilia augusta       x?
riñen sentadas en su atrio
y, rodeadas de cristal opaco,
frenan la energía que se escapa
contra el rebufo de su arco.

Imán disimulado
esquivando el vado...
Prorrateo terco
de ilustre mamarracho.

Así, la carne emperatriz asidua
enjuga el sortilegio en desgarro
desenfreno cenizo,
despojo amargo,
de querer pasar del umbral
y de veras hacer algo...


P.D.
La paciencia 
se puede convertir en una lacra.
Nunca vemos claro lo que hacer...
y eso le da potencia
la engorda
hasta dificultar 
nuestros sus movimientos.

Pero el instinto es más fuerte
tira del cuerpo
-lo pienses o no-
el ya ha movido ficha.

Tenemos un sistema en automático
alejado del razonamiento
que nos empuja...
y la timidez 
al poco
se convierte en aventura.

Lo que dejamos pasar, 
hay veces que vuelve 
y nos adelanta...


Aunque seas de efecto retardado
la energía acumulada/su inercía
continúa empujándote hasta el final.
Somos las ovejas 
en el almuerzo y siesta del pastor.




Suda el sexo sus pesares,

Suda el sexo sus pesares,        x?
muere gozosa la vigilia...
en dos salvas de broma,
en dos “hartás” de mentiras.

-Quisiera renunciar a ser hombre-.
“La maté porque era mía”.

Estaba yo, con las tripas revueltas,
badajo “ahogao”, en agonía.
Sobre la celosía de melaza,
pandereta en mano blandía.

Hervía en sazón
adobado por las brisas salinas
aliñando en ardores blusón
embutido en puro macho cabrío.

Y de pronto... sentí un vacío,
el que te quita la savia y te saca de quicio,
el que te grapa los morros al entresijo/
el que te acuna la chicharra en el matorralico.

Ahora el cuerpo descosido de bramidos,
se cobija en tres cuartos de ñora,
...en el alborotado rescoldo
de su nido de avispas.

Tu flagelada magnolia
todavía “hinchá”/medio dormida...
pide indulto a la autoridad,
y te dan opción a otra corrida,
allá por navidad,
cuando se olviden de la vista.

-Demasiados fallos... -en ese aparato tuyo-
¡Eso digo yo!

Me gusta ese olor

Me gusta ese olor a gas             xx
que despide la estufa de butano 
              cada vez que la manejo,
porque en alguna ocasión me recuerda
las noches de estudio -en ese apretón de ultimísima hora/
oportunidad ante los exámenes de invierno-.

De cómo sucumbías “ensoñiscado”/entretenido
con cualquier pensamiento antes que leerte los apuntes...
                                     ¡A pajera abierta!
Y te abandonabas embriagado bajo los efectos anestésicos,
-efluvios que manaban entre las faldas 
de la mesa camilla-.

No le ponías traba alguna 
                           y te abandonabas
ladeando la cabeza hacia un brazo del sillón 
en el que te rendías -tapado hasta el cuello-.

Apenas una de tus extremidades asomaba
      sosteniendo el libro con dos dedos 
      o el folio/hoja  del cuaderno 
      que se difuminaban borrosos...
teniendo una y otra vez que releerlos
sin haber retenido absolutamente nada de nada
en tu querida/-necesitada memoria-.

Ante lo cual... 
tomabas la sabia determinación de avisar
-llamando o dejando una nota a tu madre-
Para que te despertara temprano 
                           a la mañana siguiente...

Así claudicabas ante el encanto del sueño
que te había venido siguiendo 
                 desde el mismo instante
                 en el que te sentabas tan cómodo.

Todo ello mezclado con unas gotitas 
                            de sensación culpa/alivio
                            difícil de diagnosticar...
Y entonces te ibas a la cama guiado,
cogido de la mano
o en brazos de uno de tus ángeles favoritos
-de los que tiene a su lado- 
            la Virgen del Perpetuo Socorro.

-Que por cierto- se quedaban en la puerta del aseo/baño
comedido, educados como nadie.
Y te esperaba mientras rendías culto/
-cuentas al día-.

Rara vez esas pocas horas de descanso
saciaban/ ni relajaban tu cuerpo de la vigilia
      pero al dejar una vez más algo para el después...
El sentirte bajo esa liberación de la obligatoriedad,
me parecía que había ganado... -no sé en qué-
pero lo notaba.

Una de las cosas que hacían espabilarme justo
                  cuando menos lo necesitaba
era la diferencia de temperatura entre el vago
que se había levantado del sillón, 
                        y el resto de la casa...
Otra, el ir caminando sin aclimatarme 
lo suficientemente rápido
a la decisión que había tomado, y el acoso
-reo de las tareas pendientes- dándome vueltas 
en la cabeza
como las moscas a la basura...

Por eso creo que a veces se debe de afrontar
                          la responsabilidad 
en el ejercicio de lo que debemos hacer
-en lugar de huir-, porque tarde o temprano nos alcanza
y no escapamos a su presión/prisión
        hasta que lo hayamos hecho.

No dejo de esperar cualquier tren que me saque de aquí
tan puntual como siempre
en la estación que ya conoces de sobra.
-La del vago...-
Con ese proyecto de soterramiento en el aire
que desde el primer día se podía leer 
        en los carteles de mi ciudad.

En el horizonte se pierden las vías 
con el vagón de cola del último que acabo de perder...
            A otros los he visto pulular como culebras
por las calles de mis telarañas/ideas
como un Metro en superficie 
oliendo igual que la trasnochada locomotora;
a viejo hierro en fricción y la grasa rebosante
-fuera de sus tornillos/cabales-
sujetando la paradójica desquicia
de no saber a qué hora llegara el próximo.

Como las obligaciones pendientes del ayer y hoy
que se quedan en el andén
junto al resto del equipaje que  no voy a necesitar
                                     dentro de "na".

Ni me perseguirán las preocupaciones 
ni añoranzas incumplidas,
ni se caerán las monedas/canicas de los bolsillos rotos
ni de arrodillarme ante ti, destino. 
Ni sentiré las vergüenzas de cómo has jugado conmigo 
-al gato y el ratón-

Te espero... y sigo sin cumplir 
con las expectativas para las que me creaste.
                 Si es que las sabe alguien.
Tu siervo amado te recuerda que no seas demasiado arisco
con en-tu adiós de/-ni de mi última hora en fuga-

Ya no hay gas, ni exámenes, ni porras con chocolate...
Un abrazo bien fuerte, -casi como el tuyo-
antes de que me lo des tú a mí
y me dejes sin respiración...

-Creo que has suspendido¿?
¡Ya.


Envuelta en la voz

 

Envuelta en la voz de tu acompañante      xx
te veía follar/flotar radiante, ardiente, inmaculada,
hipnotizada, -hospitalizada por sus palabras...-
¿Acaso no era eso lo suficientemente grave
         como para echarme a hervir de puros celos?
Hermosa, bella y siempre sonriente, a la espera...
¿De qué más...!

Parece que nada haya cambiado desde entonces
-y no me digas dónde estamos- porque no llevo la cuenta...
Te veo pasar en la distancia que me diste/dejaste 
cuando iba a tu lado,
conmigo...  
¿No te suena eso?  -No sé de qué...

A veces creo que todo esto no es más que un maldito sueño
que se repite/repta, retuerce recurrente 
en el enigma
estigmas de la noche.
Que te abraza y te arde, -ya sabes con qué intención-.
-¿Para que no le hables a las nubes...?

Nuestros enfados/discusiones, supuestas riñas
-amañadas, o no, por el subconsciente-
siguen su curso durante el sueño
en azogues interminables entre la colcha y las sábanas.
Ese veneno recuperando el latir de nuestro cuerpo
mientras duerme...

¿Qué importa eso ahora? -me dices,
¿después de tanto tiempo?
¡Pagué el billete, pasé y me senté! 
¿Y para qué...?

Vuelan/vuelven siempre como si fuera ayer
y me castigan en el honor de mi hombría sin tapujos,
-y para más inri- en la cama... 
¡Qué locura!
Como si sucediera de verdad.

-Pobrecito pez/sapo... 
¿Has probado a quedarte quieto?

Sufro igual que antes, y no lo entiendo...
                              ¿Hasta cuándo?
Menos mal que a veces los distingo y logro separarlos 
de la realidad
a base de pequeñas alquimias, -ensayos y licencias-
que voy maquinando en vías/pos de mi salvación...

Cuando me despierto lo hago bastante cabreado/confuso
al amparo de su larga fogata agotado...
Y me confisco tenebroso en esa jaula/cepo que te atrapa
para devorarte el ogro de pasos de siete leguas 
del pantano/páramo del pensamiento nocturno 
así viciado.

Hasta que descubro que ha sido una nueva mentira
y la obvias olvidándolo...
Pero tardo en soltar amarras, -la rabia
de mi cuerpo se resiente apesadumbrado-.
Sin descontar para nada 
la cuota del descubrimiento de la verdad
mis yoes y yo nos vamos inventando así un muerto 
para cada día/ un Vietnam
incluidas sus bombas de napalm y las secuelas/
                            traumas mentales
de los combatientes al volver/verse de nuevo 
las caras en casa.

Y así llevo toda la vida, discordante/callejeando.
Si lo llego a saber...
habría cortado de cuajo en aquel maldito/preciso momento
en el que empezó todo a delinquir/destruirme.
-¿Qué se te ha perdido allí, ni se ve a nadie ya...?

Y podría no haber vuelto de las escusas/exclusas
con sus candados abiertos sueltos en los bolsillos.

El escenario es idéntico, los comentarios los mismos...
Los supuestos/pruebas de superación
de nota muy deficiente
ya no alcanzan el aprobado -ni en el mejor de los casos-.

No salgo del bache, de su mundo perfecto.
Y al otro lado lo mismo peleando...
Reflejo en el agua temblando mientras cruzamos el puente 
de la oscuridad más ciega
sin luna...

Y me exprime sacándome el jugo/me dejan tieso, muy seco...
Igual que una momia en su desierto de arenas movedizas
eternas
dando vueltas y más vueltas en sus conos de cristal/
                     mundo vertical para lelos.

Y entonces en un alarde de valentía me remonto/
retomo...
Pero no hay nada
sólo basura de la descomposición/descomprensión
a los pies de mi lecho de muerte...
Jugando a la pelota con los calcetines sucios embrollados
del antes de acostarnos.
Y ese hilo dental/mental tan prometedor/higiénico
con el que te lo quitabas todo de en medio
en un rincón del cuarto/en el suelo
junto a una pata de la mesita.

Pero ya somos mayores
con más polvo -que no claridad- en nuestras cabezas.
Y lo soportamos porque no podemos escapar
atrapados en su danza sufí.
¡Es lo que hay...!

¿Es el perdón acaso/ o la penitencia de alguna culpa?
¿Y para qué quiero yo esa palabra?
Arrepentimiento,
-que por cierto- suena tan mal, como a pendón 
                                  de la mentira.

Sí, parece que todo sigue igual.
¡Uffff...!
Ya no sé en qué mundo me encuentro.
Llevo puesto el automático sin haber tocado fondo
y me da la sensación 
de que todavía se puede seguir cayendo...

El tiempo siempre tarda lo mismo de quién esperas
se pueda aliviar tu corazón de su carga.
Creo que no tengo arreglo... 
Tanto los buenos
    como los malos sentimientos se reproducen solos,
son hermafroditas.

Y buscamos excusas.
¡Nada era tuyo ni mío!
Sólo tratamos de congeniar/compaginar...
y me topé/nos chocamos los dos.
¿Pero qué nos pasó? 

Y tejerlo/aliñarlo con tanta pegada, -púgil de palabrerías-
Ya no éramos unos críos y crecimos...
                      aunque a veces me parece que no.
                    ¡No es que seamos muy tontos 
para no habernos dado cuenta antes!
¿Qué nos creímos? 
Sólo había que descifrar el texto...

Menuda lata nos espera/te estoy dando/nos contempla.
¡Nos jodan!
Con una única condición, -a gusto...-
                                Mi amor.

No, no hay tregua ni etiquetas para ese descosido, 
ni aguja que remiende los rotos del corazón/
musgo de la piedra así engañada
al abrigo/sombras de la desesperanza...
Regurgitada, fuera de su refugio 
la marmota en pleno temporal...
Ahora abrasa, araña con el filo de sus uñas 
las paredes de la garganta que estrangula el sueño 
al tragar
Out of time... 

¿A qué se debe, a qué sabe...?
Sé que eres tú de nuevo.
¡Oh, no...!
Ya has dicho que sí y yo ni siquiera había terminado
la mitad de una parte... -y se lo zampa-.
Y volvemos a lo mismo sin ninguna intención 
a salvo.

Mientras me rebozo/mezo en la laguna de tu boca 
con la lengua llena de palabras ausentes...
Antes nos estorbaban -¿Te acuerdas?- 
pero ahora nos buscan,
nos sobran.

Esa angustia/dualidad de lo femenino mascullando
que fermenta en el estómago del que lo come
y se expande a todo el organismo intentando cuadrar
el ángulo
de la bisectriz del cuadrado de la hipotenusa
y gestionarlo con la tablet/wasap
aspirina...

No, no hay cuartel/ni cordel suficiente en este laberinto/
laboratorio de encrucijadas/ratonera...
para sujetar al minotauro. 
Ni tejer la salida/
sólido puente, ni red que atrape al monstruo...
Precipitados en una bola gigante de seda
en la que ha puesto sus huevos Spiderman 
y El Octavo Pasajero a la par, 
a la misma vez...

Posada del diablo que hemos engendrado argumentando y 
regentamos en su maldición/nos deslizamos juntos
-no se sabe dónde...-
Pero antes, cuando aterricé en su planeta, 
hasta la tripulación,
todos habían muerto... menos el gato.
Tal vez sea el infierno palacio de Little Nicky.

¿Qué quieres, qué buscas cada noche, ...sueño?
Aullando como un lobo hambriento en celo
y otras vas por ahí/me enloqueces 
          con el orgasmo de tu silencio...

Y lo que escribo/concibo nunca ha sido para ti nada especial,
sólo sospechas...
Juguetes del destino que tan arbitrariamente defeca/
ha posado sus nalgas sobre mí 
obligado a observar sus genitales 
como si fueran el cielo...

Y no me arrepiento de nada de lo que fui
ni de lo que he sido/ ni de lo que sigue viniendo/
venciéndome...

Hoy duermo junto a esa mujer, la de antes, la del mañana,
-esclavos...-
Y me conjuro en rebeldía ante una retahíla de voces
viles, inexactas precavido... 
presumiéndome a salvo.
Estrujándome ultrajantes la sinfonía del cuerpo
y de la savia de sus monsergas.
Moraleja vertida a los pies del altar del Dios sordo 
de nuestro cariño ya enterrado vivo.
Como dos amantes sacrificados 
pasados por la piedra/puñal en Totonaca/Michoacán...

Al final sólo somos el fruto alimentado de la sangre 
vertida/bajando de la pirámide...
Pobres polluelos helados cercados en su nido de huesos
brillando como calaveras por la escarcha
  ya en el frígido frío 
de nuestro invierno...

Puedo imaginármelo como algo eventual,
pero no. Nada de esto me va a pasar factura
            más de la que pueda soportar/pagar...
Ni me cansa, ni me causa sorpresa/frenesí 
ni vigilia innecesaria
más que aquellas que le permite mi flaco saber/naturaleza.
A la que el destino le pasó/gestionó una mala jugada
haciéndole trampas por debajo de la mesa.

Es una pesadilla violenta, por entregas, ¡qué te cagas!
en algunos tramos lacerante e inequívoca
que nunca perece...
ni parece que vaya a terminar/a perpetuidad.

Pero yo la agarro, también en mis sueños ¡claro!,
del cuello y le saco los ojos, 
le muerdo la lengua hasta arrancársela de raíz...
Le meto el puño hasta las entrañas por el ano/ojete
y le hago presa entre alaridos.
Mientras la desgarro con mis encías/
dientes de leche de Abyzou
hasta ver su alma en el suelo    
     zafa de los desperdicios.
Que por cierto...
sabe a limón y miel de su desobediencia/
inocencia perdida 
de la que me relamo reclamo.

-Espero que te vaya bien -en toda regla- en la otra vida
porque en esta...
Si puedo lo haré, colega.
¿Qué tal si vienes conmigo o me buscas en otro mundo/momento
cuando termines de leer este rollo?
Sé de un sitio en mi ciudad/Trapería/Café Drexco
donde hacen un chocolate/bizcocho para chuparse los dedos...
Y nos podemos entretener viendo pasar a la tropa.
¿Te apetece?

Piensa que soy un maldito “exagerao”, nada es ni la mitad
de la quinta parte de lo que parece que te cuento.
Es por hablar de algo, 
siempre he sido bastante fantasioso.

¡Ah!, si no te gusta el bizcocho tienen churros/galletitas/
tapas...y gente guapa.
Sí, ¡Murcia es muy maja!
-Como diría Juan Rascón-
Pero se pelean por un trozo de pan y una longaniza/chorizo
en el Bando de la Huerta, ¡sí!
Cosa de “murcianicos”. En cuanto bebemos un poco...
¡ya se sabe!
Un beso.

¿Oye, de qué te hablaba antes?, que ya ni me acuerdo!
-Ni yo...
¿Quedamos?

-¡Acho no seas impaciente!
¡Descansa, anda, tómate un respiro...!