Tendido en la colcha/concha/cancha de tu piel... xx+ telo de la leche que hierve, entro sólo con un trozo de mí en tu busca. Hay un brillo en la oscuridad de punta de estrellas que quieren alcanzarte/ desinflar el globo de lana de la luna blanca para que vuelen/naden los pequeños renacuajos como caballitos de mar, transparentes en tus entrañas/-abismo abisal de la caverna...- En esa tierra temblorosa y sus acantilados llenos de continuadas réplicas que ya anuncian el gran momento... Entonces es cuando más disfruto/jadeo, cuerdo de oficio, loco por devoción... y reviento. Junto al mensaje/ embalaje del enjambre de placas tectónicas/-abejas con alas de cera que liban de los nervios-. Mientras vemos el mundo arder en nuestro interior bajo las llamas de la gran explosión atómica/atónitos a través de las ventanas de nuestros ciegos ojos... Y de su nido de cometas de lava ardiendo/ eclipsándonos, oliendo al polvo, ceniza, sudor que hemos echado a volar lejos del hombre /hambre apaciguada -tú ahora mi sepultada Pomeya-... Y entonces te veo continente al completo, repleto desde mi nave espacial/dron, y me extraigo/ extasiado en su contemplación, de sus complementos ...comportamiento absorto. De tanta belleza como hay en el planeta tuyo silueta rendida a los pies del Cristo clavado en la pared. Y no quiero otra cosa que repetir, para verte muerta del todo... sin que te puedas mover ni levantar de la cama entre mis ganas perras/garras poseída... Entonces me suspendo en el larguero como un gorrión/ -pájaro de molino- al filo del tejado indeciso en un día de lluvia. Dando saltitos con los dedos sobre tu espalda hasta la otra zona que ya no responde a la llamada /dormida... Y me voy despacio al cuarto donde al agua corre sobre superficies blancas/hielos jabonosos que enfrían más mi soledad. Tu casi levitando no has tenido ganas de echar otro, -para multiplicarnos- ni siquiera de fumar... La noche respira también gordita y agotada en el silencioso trinar del sueño/almas gemelas que nos transitan combinando/cambiando de envoltura como fantasmas borrachos bailando a la comba con su sombra después de una gran velada/fiesta... Bacanal "a pajera abierta". Este baile de vampiros, ahora sólo en mi cabeza, ha reunido en su graderío de grafito y tinta -entretanto te lo cuento- lápiz y pluma incluidos, gratas palabras en el ordenador.../ también a tantos espectadores como localidades hay apostando el anticipo de sus ganancias/furtivos contra reembolso... perdiéndolo todo al rojo y par de la esperanza muerta de risa vencida -con tan sólo un gesto tuyo- Lo que hemos jugado... lo que ha sucedido, -al fin y al cabo-, se lo hemos ganado de igual manera a la ruleta rusa del tiempo con el mismo número que lo perdimos. Y no me ha importado nada, si a ti tampoco te importa... Cuando quieras repetimos. Recuérdelo... -Par y rojo- mejor mala suerte que ninguna... ¿no? -¡Cuánto menos puedes más quieres... parece como si necesitaras probarte a cada momento! -con la edad/ se te está convirtiendo en vicio-.
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A menudo
A menudo ante la adversidad, XX? ya sea de forma directa o a través de/por la fuerza y de forma continuada por una serie de circunstancias, acontecimientos o elementos que se van apilando sin pausa/fuste. -Pienso en mi defensa- para descompensar la descompresión hacia el mundo de lo real... que son pruebas para ver hasta donde soy capaz y aguanto sin que me estalle el cuerpo/ -la cabeza-. Y al instante parece que por más que persistan no hacen mella en mí, y no solo eso... sino que les agradezco el detalle de su presencia en este espacio lleno de chatarra en órbita dándome vueltas y más vueltas regodeándose en su castigo/-castillo inexpugnable-. Ejemplos prácticos de lo aborrecible que puede resultar o llegar a ser ese lugar del que no logro salir es la siguiente enumeración de obstáculos en el sitio de origen; -esta vez el adorable estío/las vacaciones-. Empiezo con los detalles: Aguantar al pájaro exótico del vecino de la playa y su incesante cadencia de graznidos o los perros de la calle en concierto al verse/oírse olerse los unos a los otros. Y los niños bebé/renacuajos con sus gritos, lloros/llantos “porsaqueos” o los mayores con sus historias -de convivencia de lo vulgar/corriente-. O de las comunes pláticas con el móvil o de las comidas a gritos... Sin olvidar las riñas o los toques de atención al revoltoso/ desobedientes por parte de los abuelos- o del cuñado de turno-. Y esa continua interrupción del “tío de la cabra”, -el mismo de todos los años-. O las motos/coches o ese alguien que se detiene junto a la puerta a pedir/a ofrecer... O te llaman justo cuando acabas de empezar a centrarte en/con alguna tarea. O simplemente viendo la tv, el portátil, leyendo un libro o revista. Y te cortan... vaya que si te cortan -por la mitad- toda la devoción/emoción... En fin, lo inimaginable habido y por haber. Pues gracias a Dios... (con Él o sin Él), -porque me resisto a caer en los brazos de su confianza- ya me estoy acostumbrando a todo eso. Y lo acepto como castigo por no haber luchado/haberme esforzado más en la vida. Consecuencia de/por lo cual ya no tengo ninguna escapatoria. Aunque sigo soñando en mis ratos libres de ocio/tedio fuera del ejercicio autónomo/autóctono/monótono... O en las lagunas de la soledad estanca sedienta al inicio del descanso en forma de siesta/ensoñación -o del letargo nocturno más duradero-. Donde me nado y me hago unos cuantos largos/ pausa/pautas de lo cangrejo que soy mientras se ríen de mí las pesadillas estacionado/varado a la ribera de la imposibilidad de esta playa -cara y cruz de la noche y el día-. Y sueño de que en algún momento de mis edades -no muy lejano- lo conseguiré. Podré apartarme y elegir/confeccionar mi entorno/ vecindad en función de lo que me venga en gana; en función o en detrimento de mi estado de ánimo en función -y hasta la saciedad y más allá- de cuantos cuartos/cojones tenga y/le eche. Sentado espero mientras te escribo esta misiva para recordármelo. Sé que estoy prisionero por lo que no hice por mí cuanto/-cuando pude-. Era joven y pensé que eran los mejores años de mi vida, -no quería perder ripio-. Bueno... la verdad es que ni recuerdo si me hice ese planteamiento. Pero lo cierto es que ahora las estoy pagando todas juntas, /de golpe -pero en algunos días vienen de una en una-. ¿Qué habría sido mejor...? padecer el esfuerzo/deber social e individual cuando más energías y ganas de comerte el mundo tienes/ -aunque después carezcas de crédito/réditos-¿? O ¿castigarte con el estudio y la preparación/ superación personal como aval para el resto de los tiempos...? Yo sigo cuestionándomelo, pero ya no puedo hacer nada por ninguno de los dos mundos/-modos... Ya estoy pasado de rosca y al final el tornillo se corre y no vale para apretarlo ni para volver atrás. Es lo que hay, -lo pasado pasado está-. No sé, tal vez haya un pequeño resquicio de redención/ perdón como en las religiones... Y nos podamos salvar al fin, y ser felices y comer perdices como en las pelis del corazón... A veces/ un esfuerzo temprano te puede salvar/ dar satisfacción para el resto de tu vida¿? Otras... -te lo pasas envuelto- en pensar lo que te perdiste ocupado en/por el deber¿? ¡¿Quién puede saber nada...?¿
Bebo de tu imagen
Bebo de tu imagen x conforme mana de mi memoria. Un anillo en el colmillo del lobo del miedo con un contrato social vira por la fuerza del viento convirtiendo en ventilador a la veleta pez que se hace vela y nos empuja al arbitrio de un echarlo a suertes... La luna como un borrador de nata ha abierto un pozo en el pecho de la noche... Un rodillo trazador de sastre recorre el patron del dibujo que alguien sugirió y que las estrellas están hartas/cansadas de tanto latir en medio de tu nada. No dan abasto ante la profundidad insaciable de la oscura negrez de lo sin luz. Inerte piel entre miles de diminutos cálices de eucalipto con la tapa del copón/casco árabe como una púa genuina a la descalza ambición de dejar marcada la naturaleza porque tú has pasado/posado ahí con una foto de almanaque relámpago... Una mancha de galipote en el talón tizna la chancla. Una trenza de soga de cabellera abundante recoge como una tripa de intestino grueso el barreño de los juguetes. Un tendedero lleno de gotitas como un cable de golondrinas de cristal puestas del revés... Una pinza amarilla olvidada, un niño con el tirachinas tenso, una inercia que nos conduce a temer lo peor. La calabaza de tú termómetro ha derramado una gota de mercurio sobre el cristal de la nieve haciendo un pozo vertical que mina hasta la base de su tronco/cuerpo como la sangre del Octavo Pasajero... Una hormiga se ha adentrado por el laberinto del esqueleto abandonado de un caracol macho adosado a la pared de cal fallecido desde que se escondió al pleno sol desde el balcón de nuestras miradas... Su escultura/túneles de nácar albergan el contorno/ moldes del cuerpo que debíamos haber tenido, del mismo tamaño al que abandonó en vida... Una babosa se restriega con el tronco que lame su caldo viscoso ante el inmutable ajeno ya. Te imaginas la boca con cierre de velcro, cremallera, cosida con hilo palomar, sin poder articular palabra alguna, ni poder estropearlo todo. Una serpiente con escamas de escarcha corre veloz por el cauce de la voz que no se acaba... El poso que enturbia el agua ya ha ocupado su lugar. Condones llenos de no vida se secan en la orilla de la carretera. La cresta de gallo flácida desajustando/ destartalando el canto de la mañana... Una cabellera de lombrices rojas o de algas/ pelos verdes mecidas en el fondo del estanque al compás de la corriente de las aletas de los peces de colores mientras renacuajos ocultos son devorados por la araña buzo que sabe de su escondite. El amanecer incendia la casa con el reflejo brillante del cristal de la ventana. Un arco de sables en columna se clavan en su interior... El botón pausa de la noche no significa nada, la grabadora sigue a lo suyo. El postre/disparo es el último camino. El final a todo. -Y no volver sin haberte despedido... ¡qué valor...!