-¡Le falto yo!
Al menos eso me ha dicho... xx+
¡Ya...
Encuentra una cita pronto, en ese mar que nos aflige/
-interfiere-.
A veces el cristal y sus transparencias
nos recuerda lo frágil que somos
y lo duro que resulta todo...
-Pero un muerto ya está muerto,
¿Habíamos quedado en eso...? Sin esperanzas;
ni gime, ni se preocupa, ni espera nada de nadie
por nada/
¿Así que todavía vives...? ¡Entonces alégrate
por el hoy del mañana,
del que te alejas entre tanta culpa/
-a pasos agigantados de siete leguas-
detrás de tanto lamento!
-Sólo quería una excusa
para estar un poco más a su lado,
parecía que su dolor buscaba mis caricias...
¡Nada es para siempre, chaval!, salvo el orgullo
de la memoria y el de las mentiras.
El saber engañarnos también es un arte,
-y del bueno...-
Cabalgamos colgados de un hilo/soga que se balancea
al son del viento y de la fuerza del animal.
Todo depende de la medida y del cálculo
de tus necesidades.
Con un soplo suyo -el de la riqueza/suerte-
bastará para sanarte/ o ahorcarte...
Somos una débil deficiencia por corregir en su parca deriva.
-Cloto, Láquesis y Átropos-
¡Ya ves, poca cosa...!
-Siempre estás igual.
¿Cuándo acabará todo este martilleo/galimatías
martirio que te infringes tan vana-mente?
En cuanto te mueras, ¡tesoro!
-y piensa que cada vez te queda menos...-
-Alégrate entonces corazón mío, -y sin piedad-
cuyos pasos sigo sonámbulo/borracho/embrutecido
por un amor caprichoso/incomprendido
desde mi nacimiento prisionero
en su celda de castigo
...porque te quiero a morir
y no vivo sin ninguno dentro/
Tampoco parezcas/resultes un idiota cursi,
-aunque lo seas...-
-¡Jo! Me das por todos lados.
Eres blando... mi niño, muy blandito/
y te dejas.