Hoy abandonado

Hoy abandonado        x+
en un rincón de mi yo,
tiento a mi ser
y se burla de mí...

Que sinvergüenza es,
un día me lo comeré
o me quitaré de aquí,
y entonces... 
dejará de sonreír.

P.D. 
Nuestro organismo se debate 
entre la vida y la muerte... 
y se defiende/define a sí mismo 
en una mezcla de sustancias 
cuya finalidad es la supervivencia.

La reacción entre los distintos elementos
y las influencias en estos del exterior 
es lo que hace de nosotros un ser vivo, 
único/irrepetible y emergente. 

El concepto del yo pensante 
no es nada más que el resultado de una necedad...
una necesidad del intelecto; 
un intento de explicar lo inexplicable, 
de justificar nuestra presencia excelsa
en este mundo...
de diferenciarnos de los demás seres.

Pero al igual que ellos
sólo somos química en una jaula/jugada de azar... 
-un capricho más de la naturaleza-.

Si resistimos es porque lo deseamos
empujados por ley de vida.
Nuestro cuerpo se debate entre la transformación
                     y la adaptación al medio, 
-no hay nada de otro mundo-...
excepto la posibilidad 
de que nuestro viaje por el espacio
haya terminado aquí, así/ de esta manera...

Nuestra vida sólo es un puto punto 
-en caida libre-
en el abismo del destino.
Mientras evolucionamos... 
todo es un saco de ascos/misterio en la mesa/
masa de las especies/as del matarife.
Visto desde fuera no somos más que células 
luchando dentro de un organismo
que se resiste a perecer. 

A pequeña y gran escala/todo es lucha. 
Mientras el conjunto de los buenos vaya ganando
nuestra existencia cobrará forma/cierta miga-imagen...
semejante del ritual/danza macabra 
de ir hacia la muerte
...entretanto esta no nos aborde/abduzca
mientras se aproxima/ 

Cada ser es lo que dura la conciencia viva de un ente.
Si no sabemos nada de los otros, ello quizás tampoco...
Somos muchos en el planeta/Universo.
Vamos en paralelo o en línea, al mismo lugar... 
unos se adelantan
otros se reproducen y aguantan... parapetados/

Somos animales reproductivos 
dentro de la madriguera del gran espejo viviente.
Nuestro cerebro sólo es el teatro/tarro de las esencias...
y aunque todos lo tienen, no todos lo usan ni sienten.
Luego... -a caso- somos de nuestra masa gris,
la imagen que ella nos da, y del cuerpo 
su esperanza de combustión y subsistencia.

Nuestra vida/ -cualquier tipo de vida-
es fruto de una infinita/indescifrable casualidad 
cuya finitud es/ acaba justo en el momento/
de/al haber nacido...
Todo lo que hay después no es nada más 
que el camino hacia el precipicio.
Somos el no escapado en la esfera del reloj
cuyas agujas son el gatillo que aprieta
el asesino del tiempo -a cada momento- 
                             en darnos caza-.

Todo lo que empieza ha de terminar alguna vez...
Sólo la eternidad es patrimonio de los dioses.
¿Y para qué vivir para siempre?
Si más que una gracia parece una limitación/
-¡eso de no tener fin...-
¡Qué angustia!