No me pidas la perfección... xx -aunque sea justa y necesaria- pues lleva mucho trabajo/dedicación. ¡No me da la gana de hacerlo! -¿Qué? ¡Cómo lo oyes...! Es un acto reflejo, un acto lógico de defensa/ deshidratante en la desembocadura de mis aconteceres tribales -jocosos y domésticos...- Tal vez, ese empeño/ ese tiempo espinoso -esponjoso que escatimas...- Sea/fuera más útil, más beneficioso emplearlo en otros menesteres... Además, en segunda persona ya no soy yo, eres tú -siempre de cerca...- Esa mano guía al pescuezo. -¡Para aullar/ -de cafre-! ¿Y qué haces tú aquí ...me pregunto/ -a todo esto-¿?