Colgajos, sólo colgajos xx? atados al palo del hechicero/druida con cara de perro pachón de pelea porque no le compran ni un décimo, ristra para la suerte que ni él mismo da porque no la tiene. Quieres un anticipo de lo que te deben por el sacrificio, ¿verdad? Te gustaría saber algo más del viaje de vuelta. ¿A que sí?, pues a mí también. -Hay pocas distancias que salvar. ¡Que lo sepas! ¿Cómo de accidentada debe de llegar a ser una vida? Te preguntas. A mí me gusta pensar que todos, absolutamente todos, alguna vez -en la igualdad de lo justo- hemos sufrido algún tipo de daño en mayor o menor cantidad. -Así que mal de muchos... alivio de majadero. ¿Para qué aspirar a otra cosa? Si todo apunta en una única dirección. Al fin y al cabo esto parece que nos va a llevar en el mismo tiempo al mismo sitio... Morimos tan lentos en nuestra mente. Es tan suave la inercia del viaje/viraje hasta las huellas de la última frenada... Y esa angustia del retroceso/retorcimiento/receso con los recuerdos induciéndonos al vómito sobre las sotanas del cura/cura amañada por el confesor... -Ese intercambio de intermediarios entre lo divino y lo que nunca sabrás-. ¿Para qué, y a quienes va dirigido este espectáculo? ¿Y qué gano, saco yo con ser el actor doliente/principal? Si al final nada cuenta en nuestra defensa, sin ningún otro premio sonante que no sea el fluir del alimento espiritual en proceso hacia ese alma/arma que nos han adjudicado invisible/insaciable hasta reventar... En el solo y loco bancal/ soliloquio de la promesa. Todos los libros sagrados y sus detractores/ afines doctores en la ciencia de lo oculto nos invitan a lo mismo desde los confines de los tiempos. Al no saber... Para que sea sólo suya la respuesta. ¡Menuda bobada! Pues/puestos a ignorar, ignorémosles a ellos también. Porque esto es más sencillo de lo que parece, o así creo... Todo empezó mientras flotábamos... al despertarnos aterrados entre sangre y llanto enganchados a la tripa de mamá. -La que cortaron de un seco/severo tajo para siempre-. Trauma del que no nos liberaremos nunca igual que no lo pudo hacer el Coronel Kurtz con el tema de la guerra, en Apocalypse Now... Y nos dormiremos en el soñar del mejor de los sueños el de la pesadilla que se muerde la cola que se inmola entre maderas a orillas del Ganges entre la piedra, el agua, la tierra y el ladrillo. Mascullados por la zalamería de algún rezo o asesinados por el agente intruso/instrumento enviado de la CIA/JHS. En esa ceremonia insignificante de rutinas/ruina como saludo y adiós a la vez de lo intangible hacia lo ininteligible. -Queda muy bien, -me lo imagino- por aquello de la gente que te quiere y te vienen a despedir con su acto de respeto/silencio sabiendo que nunca volverás a estar de cuerpo presente (o al menos con el mismo) entre ellos. Y si lo adornan con el Salmo 23, "El Señor es mi pastor..." pues de tralla. ¿Qué más da de donde vengas o a donde vayas, o qué hacemos aquí...? Esa última sería la pregunta correcta, por lo que tiene de ireal. Pero tampoco me preocuparía mucho... Al final lo mires por donde lo mires sólo vamos a ser eso... Otro puñado más de nada encima o debajo de la pobre madre Tierra. Ceniza insignificante como consecuencia de un polvo estéril y volátil acabada nuestra ración/cota/corta misión... Sin haber conocido al jefe ni los designios de sus objetivos para con nosotros. Porque eso de "a la imagen nuestra o de su semejanza" también parece que sea de pega/un engaño. Nada más, sólo eso... -¡Pues bueno! ¿A qué hora se cena?, después o antes de la resurrección... que ya me gritan los culebros de la barriga ¡Que va en serio tio! Ten/pon un poco de cuidado/gasta algo de formalidad. -Es que tengo más hambre que Dios...
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Tan fugitivo
-Tan fugitivo como saber estar encarcelado...- xx? Has venido al mundo a aprender, a estarte quieto y a morir. Ya te falta poco para volver de donde viniste/ como saliste. Desaparecerá esa libertad única/exquisita, particular y conquistada, por la que luchaste mientras te ibas adaptando/ -acoplando al trajín...- Te vas esperando decirme algo... Al tiempo que te estás convirtiendo en un campo de batalla lleno de cadáveres imposibles de reconocer/ ni de identificarlos. Mientras los vas arrojando a la pira/fosa común en la que dentro de poco te meterás, -irás tú...- ¿A qué olerán los muertos de mi muerte? ¿A qué tierra va a obedecer su alimento mientras se pudran/descomponen...? ¿Quién será su nuevo dueño y señor de los espectros? Tal vez se parezca a mí, o tal vez no. Este juego de intercambios de piezas, peones en el tablero para a una sola partida... no sé. Tanto derroche/desgaste y sufrimiento sólo puede ser que se trate de una cosa... ¡Es una apuesta de Dios con el diablo! ¡Espera! Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho... ¿Hasta cuantos números debo/puedo contar para tranquilizarme? -¡Santo cielo! Es la misma letanía de siempre... ¡Para ya, desdentado! Porque si no lo haces... -menudo pestazo- ambiente carroñero/desagüe de tu desguace. Nos estás inundando a orines del estiércol de tu establo. Paseábamos mirando maravillados el paisaje, -milagro de la creación...- y zas. Ni que fuéramos animales oliendo a miedo ante el depredador/ despertador del pecado... Satán de la colectividad/su oscuridad. Cualquiera de los individuos sin una conciencia limpia ni tranquila... al estar acorralados/encerrados, atrapados entre los cuatro puntos cardinales del horizonte -del retablo de la lista de los mandamientos- esas Leyes imposibles de cumplir a tocateja... hace que nos acurruquemos en una esquina del matadero, espacio/tiempo de nuestra ciudad/ente esperando el disparo de aire comprimido a la sien... -sin inmutarnos-. Viendo el carrusel/noria del devenir fluctuar como pisadas que suben y bajan sin sentido esperando la noticia de si es varón o hembra la semilla que plantamos en el intelecto/bancal de sesos de tu cráneo, o por el contrario, se ha fugado para siempre con viento fresco... fecundando el vacío de la necedad con su antigua novia/ sin motivo. Sí, cruel espectáculo al que nos dirigimos al que te vas acercando colega/vecino, vencido y vendido como esclavo en el mercado de las oportunidades... Sin poder mover un sólo miembro hipnotizado/anestesiado. “Embobao” con su inyección letal de Resident Evil de tanto cuento de fantasmas con la cadena perpetua al cuello. Historietas de Mortadelo y Filemón que nos han imbuido/embutido... -inoculado-. Fuel/ fiel companaje para la excursión para que te alimentes/-coma inducido...- Para que no sufras ni grites cuando veas llegar al verdugo con la soga en la mano el cuchillo en la otra y te muestres indiferente. Porque como bien sabes... y sabrás de sobra: todos somos asesinados por la misma mano que nos ayudó a gatear... Con la que nos llevábamos la papilla y los potitos a la boca, con la que nos limpiamos el culo con la que nos hacemos la paja y nos manufacturamos... Somos nuestra propia víctima -de lo que hemos sido y somos- y así será por los siglos de los siglos y Amén. Aunque no sea... Si no quieres pasar un mal trance/-trago convencional- deposítate/acomódate tú solito a tu gusto y semejanza para que no te hagan daño las arrugas de la costura/ pespuntes, botones, remiendos y borra. -Horca tras la almohada- mientras te devoran los gusanos convirtiéndonos a todos iguales en la huida hacía adelante... ya inmóviles virutas de carne y hueso, como cagadas/-boñigas de reptil-. Que sus mordisquitos -el de la norma social- resulten como caricias... no más que un cosquilleo al que respondas con una sonrisa/ -gesto de despedida sin parangón- tipo Disney... Que parezca que los conoces de toda la vida, como si fueran tus amigos con los que compartes/ has asistido/ ido al colegio o vinieras/volvieras de una fiesta a las tantas de la madrugada cansados y muertos de hambre. Porque por más que te quejes/resistas... nada va a cambiar ni a ser diferente. Vas a llegar y te vas a acostar, y así de fácil. -Fin-. Pero ahora, mientras tanto... ¿Qué haces tú? -Pues eso, dilapidar el tiempo... cómo todos¿? Bueno, no está mal, pero aunque rompas el reloj él te sigue. ¿Lo notas, el tic-tac... de tu corazón? -Creía que eras tú... mi subconsciente por el corredor de la muerte. He visto su sombra detrás mío, te cogió del brazo, ¿verdad? Te vi forcejear, ¿al final habéis quedado en algo...? Sí, que nos vamos al Carrefour/Corte Ingles a ver las rebajas de temporada... -¿Y lo de la pensión para la pasión de tu Cristo, en qué queda...? Eso es otra historia, agua pasada en otra dimensión de mis mundos; río para-lelos/parapléjicos... -¡Ya!