Yo puedo engañarte xx+ con la mirada silenciosa de un perro hambriento en el gozo de ver a su amo traerle el alimento. Yo puedo volar sobre alacenas de sexo, para estrellarme después en el estuche de tu cuerpo. Yo puedo navegar en lágrimas de metacrilato, alquilando sabores en el ámbar de tus labios. Yo puedo quitarme el traje de Ícaro para ver desde el mar de tus ojos el nacer de cada acto. Yo puedo sentir como la norma devora al animal que en franquicia fustigado se desboca. Yo puedo disfrazar al difunto que llevamos dentro, y sentarlo en una silla para que se atenga a las reglas del juego. Y todo eso sin más. Tan sólo... porque yo lo quiero.