Mi fantasma se confundía xx? entre el vapor de la locomotora que tira del convoy... Atravesado por las flechas negras de vencejos que no paraban de volar en círculo/ como buitres/ cuervos desconcertados ante el hedor a muerte grasas y despojos del ser... Un operario vasallo del Señor se encargaba de atizar la máquina... -su garganta de fuego- donde se retorcían las piedras/ alma en medio de las enfervorizadas llamas antes de desaparecer convertidas en energía, -fuerza capaz de alcanzar/conseguir unos cuantos kilómetros más... de vía/vida-. El silbo y la gran biela arrancaron/ trotando al compás de la orden del jefe de estación/ -Dios-. Haciendo temblar el suelo bajo mis pies por el latido de los hierro/salto provocado sobre las juntas-comba de las traviesas... Se alejaba con el ronroneo/susto en el cascarón ...corazón de un paciente ansioso cuyo horizonte ya resuelto/ resbalaba de su dibujo por el cristal de las ventanillas llenas del vaho del inframundo que encerramos/encarnamos/enmascarado. Haciéndose todo cada vez más menudo, lejano y pacífico... ¡Todo tranquilo... chaval¿? -me dije. A veces uno se sacrifica negando el estado actual de las cosas... maquillando lo que podría evocar después un funesto recuerdo. -No me entero de nada. Pues... que no deberías preocuparte ni estresarte por ningún motivo/ -asunto que ande todavía lejos...- Todo este lío sólo significa que las inquietudes -tarde o temprano- por fin parten/se terminan marchando. -¿Y el fantasma...? El fantasma eres tú/ payaso!!
