En un Cadillac de seda negro x+ viajaba el pálido recuerdo y, echado sobre el cuero del asiento, veía desfilar errantes sus locuras/sus tormentos... Primero, un encaje de ganas ausentes le siegan el juicio por el pescuezo. Después ve pelechar estrellas de sal que hacen infértil la cantera del tiempo. Luego, encorsetado de costillas y de músculo rojo no puede explorar/explotar ni reventar el corazón ni sus huesos molidos/ mordiéndole... Más tarde, ve sobrevolar hieráticas musas por los campos de sus sesos en barbecho arrojando las semillas del ángel exterminador/ diablo traidor que Dios echó del Paraíso jodiendo... Y así, galopando sobre los 4 jinetes del Apocalípsis de la carne... -las huestes de tales entuertos-, escuchan en el silencio atronador del interior de su coche/cerebro el olor fresco a ciprés que le lleva de nuevo al cementerio.