Se comieron los gusanos…

Se comieron los gusanos...           xx
algunas de las palabras
que dejaste escritas para mí
en el parte de oficio.
En el tocho de papel amarillo
que estaba al final del bloc de notas
-post-it-.

Era tan dulce/ tan lindo,
tan entretenido...
que no aguantaron más
-y lo están devorando-.

Trato infructuosamente
buscando entre los restos
entre el montón de pulpa y de virutas
acertar cual era su mensaje...

Escucho un eco nervioso, convaleciente
que pasea/pelea por las galerías del papel
en esos espacios tan diminutos/ocultos
-aún sin desmoronarse...-
Invocando a mi suerte
para que se hagan legibles.

Jamás se desparramaron con orden
cuando estaban sobre el microondas/
o pegados en la puerta del frigorífico...
Ni cuando alguna vez se cayeron al suelo
-y menos ahora-
cuando están siendo devorados.

Rezo al dios de la discordia
por nuestro bien/por su bien,
por el tuyo, por el mío,
por el de los dos,
por el de los tres...

Que recobre todo esto pronto el sentido
-antes de que vuelvas-
y me mandes a hacer la compra,
la colada, la plancha, la comida,
la merienda, la cena, las camas,
la noche/ y el día...
¡Mi amor!

¿Sí yo no existiera…

 

¿Sí yo no existiera...       x+
este hueco quién lo ocuparía?
¿Si nunca hubiera nacido
todo esto/ todo lo que existe
habría sido igual?

Casi la totalidad... -creo yo-.
Con apenas leves e insignificantes cambios.
Todo se amoldaría/reduciría a un “sin mí”...

Está claro que hay alguna materia/tipo de cosa
por el mero hecho de que nosotros estamos/estemos aquí.
Pero es demasiado corto/estrecho su radio de acción
en el juego de la rueda/ruleta, -pirámide de favores...-
Esa que se pone en marcha/trueca/truca
desde el mismo momento en que nacemos.

Existimos en la negación de otras existencias.
Prescindir de ella -nuestra vida-
sin dañar la tela de araña
es como si hubiéramos sido devorados
antes de caer en la red.