Oír/ huir al reloj susurrante/rugiendo xx+ desde el interior de sus engranajes fiel a sus pasos/posos de tiempo/pozo del escalón hacia la muerte... -y que no te despiertes-. Resulta un alivio mirarlo y escapar a sus garras -sin encajar un sólo golpe suicida en nuestro corazón- Crujido a crujido/traste dándole al traste/ consuelo y eco firme en su cuerda de acero flexible en la disparidad de las semejanzas con uno mismo... ¿Cuántos latidos se pueden esquivar/ -y soportarlo- o equivocados aguantar en esta puta vida en paralelo con/a la misma frecuencia/música/ son de la máquina infernal? ¡Piénsalo bien... -¡Déjame, traidor! ¡Suelta, suelta de una vez! -¡Aguanta, por Dios...! ¡Qué prisas! El narrador/ Las horas más tempranas discutiendo... -así somos todos-. ¿Las oyes tú también?
