Dentro de todo

Dentro de todo ser humano           x   
hay alguien encerrado en una mazmorra de castigo
o disfrutando de unas espléndidas vacaciones
o pidiendo en un "pico-esquina" de iglesia
ante otro que pasa indiferente.

Al final emerge el sucedáneo, el mezcolanzas
el difícil de catalogar
ni por la madre que lo parió...
-el que sabe de todo y no sabe de nada-.

Pero ese es al que todos conocemos,
al inculpado, el liberado...
Ese popurrí de rebabas, potingues
batidos en el almirez
tomando la forma del cuenco/mundo/palo
con olor y el gusto a la piedra
del metal o al plástico utilizado.
-nada más que un subproducto 
de la suciedad de la sociedad-.

El resto apenas incordian ni se dejan ver...
Figuran taponados por el mismo corcho
que una vez les ayudó a navegar,
a resguardecerse flotando
plácidamente en las corrientes
de la efímera deriva de los desposeídos.

Todos somos náufragos de nosotros mismos.
-¡Qué bien! Robison Crusoe...
pues ahora mismo nos vamos a "La isla del tesoro"
de Robert Louis Stevenson.



La verdad sin rodeos…

La verdad sin rodeos... tapujos, ni sermones     xx+   
se ha adueñado/Se inventa un óvulo
                  para fecundarlo.
-Es el mismo cuento de siempre...
¡Vale, sigue! Por mí no te cortes/

Gracias.
Y ya puestos a observar/divaguemos...
¡Si es que aún nos queda/hay algo de tiempo!
¡Deduzcamos pues!

¿Somos desperdicio inútil/prepucio, labio
llano y simple del pene/-vagina del cosmos-
chulos de la nada, proxenetas...?
¿¡Por qué vivimos de las sobras/a la sombra de otros!?
      ¿Porque lo hemos heredado,
 porque lo hemos encontrado así¿?

Somos extraños/extranjeros para todo siempre...
Y cómplices/compinches
en este complicado compás de espera/
Alforjas de penitencia, -anécdotas irresolubles-
      doctrinas con las que vivimos, víctimas,
      condenados mucho antes de nacer.

¿Se trata o no de una ayuda indebida/innecesaria,
                          o de un castigo...?
No bastaría entonces con nuestra leal y fiel mirada.
Con nuestra compleja armonía etérea
que subyace desde el interior de la materia
y en oclusión/
eclosión de su combustión
hace posible esta aventura única.

-¡Jesús, María y José!
Hazme sitio en la sacristía/confesionario que voy...
    No,
    que lo tenemos todo lleno/ al completo,
          debes -para otra vez- pedir cita.