No grites…

No grites... no queda nadie,     xx+
    ni hay salida por la puerta de atrás.
El mundo no es suficiente/diferente porque tú lo quieras/
                                   te lo parezca
o porque tú lo mandes.
Ni amable como te gustaría...
Sólo lo presientes entre la piel de tus piernas
                   de vez en cuando húmeda
    por la sabia saliva y las babas de caracol...

Si quieres salvarte ven conmigo/
                     yo sé dónde ir/-donde llevarte-
y lo que te conviene...
Apenas es lunes
y ya hemos aprendido a pasar
de los fines de semana sin extrañarnos demasiado.

No grites... no queda nadie
-es tarde ya-
        lo nuestro pasó.
Anclado/ atrapado a un recuerdo/remanso/recuadro/
  fotograma del almanaque
que al romperlo por sus cuatro costados/
de sus puntos suspensivos
nos estamos cayendo,
               nos hemos tirado de lleno al vacío...  
Sí,
la nueva hoja de ruta, con su cuchilla bien afilada
y su partitura de música
sin señales/notas/números ni rumbo
      desconoce nuestro destino final/futuro.

No grites...
no hay remedio para lo que nos ha de pasar.
No hay ninguna salida de emergencia
                   para esa/ -esta nuestra última vez-.
Nuestra flor en el culo se pudre/desfallece, se ha rendido.

Los capullos de la crisálida/disgustos/disjuntos 
-como espuma en un capazo- y las agujas de los pinos,
perdón de las puntadas atravesándonos la ropa
al echarme junto a ti.
Nos ha noqueado, ni nos dejan en paz un solo minuto/
segundo/ ni de seguido...
-Así me lo parece.

Antes de conocerte ya fallecido me faltabas.
O al menos eso imaginé alguna vez mientras te adoraba.
¿Y qué... si no fuera porque ya todo me da igual¿!?
Antes en mi cabeza todo parecía mejor, 
-como más limpio-.
Y no entiendo qué ha podido cambiar
            con el transcurso de los años. No lo sé/



En la dosis

En la dosis está la trampa...     xx
-la clave, la maña-
para transformar el mundo
que no conocemos
la naturaleza que nos puebla/

Pequeñas gotas de veneno/alquimia
para no echarlo todo a perder
a la primera de cambio...

Esculpir con cada latido
el aire que nos rodea.
Crear cualquier forma...
Imaginar/soñar, todo vale
para que quede determinado/
atrapado, 
-como recién preñado-.

Grabarle una función, un tatuaje.
Que nadie ni nada pueda borrar/
pueda remediar.



Prisa

Prisa de insecto    x
es el estrés que padecemos.
Nos empuja... nos atrae
al quicio del abismo.

Atrapados en su vértigo goloso
nos tiemblan las piernas.
Hasta nos agachamos
puestos de rodillas
con las manos en la cabeza
esperando esa picadura
que hierve la sangre...

Espina directa al corazón.
Avispa nerviosa
defendiendo un territorio
hecho de celdas de papel
cartuchos llenos de larvas
-pipas de cine de verano-
para el abejorro abusador.