Junto a la rambla xx donde se abancalan los pocos esqueletos de limonero que todavía quedan en los huertos. Vigilados por los brazos de un eucalipto cansino/enrarecido y la interminable columna de cipreses... He visto deslizarse sin hacer el menor esfuerzo una densa cortina de humo. Fantasma de un fuego oculto que baja arrastrándose desde la poderosa loma del Cabezo Cortado... Se va tragando una a una todas las imágenes/figuras que intentaban mantenerse en pie, dejando completamente nublado un paisaje al que ya estaba acostumbrado. -Ahora no sé a qué atenerme sin ese horizonte tan confortable/ reparador...- Un ejército trasnochado/agotado apuesta con ponerme sitio/ fecha de caducidad... Escribiéndo números en la pared/ suelo de la nave con el extremo de un palo apartando el polvo de escayola. Desde la puerta de entrada, con la persiana a medio calar, acecha una figura a contraluz que no distingo. Las chapas de uralita/con su oleaje, descansan sobre los triángulos de hierro rojo de donde cuelga el altavoz con la música aún con vida. De repente... una ligera brisa penetra por los ventanales en el cenit de la jornada. Intenta hacerlo todo legible/tangible pero continúo junto al capazo con la masa lista.../ la batidora aún caliente y los moldes de caucho esperando... El sinfín anda a lo suyo con un chirriar entre tripas vacías y a tiza patinando por la pizarra. El barro blanco/la fibra de vidrio/las anillas la cuchilla/los guantes de goma todos esperan mi orden... Pero yo estoy escuchando a Art Garfunkel.