En mi tranquila habitación

En mi tranquila habitación      x?
derrumbo sin saber
cuántas paredes quedan por hacer...
Y cebado por su perverso encanto,
me disuelvo en el cauce amargo
de esta dilatada noche,
solitario refugio del plácido verano.

Pero pronto otro día llegará...
y, encerrado en la máscara
de tinta/
de pasta de cristal,
hoy te dejo estrellado
en el folio blanco,
cornisa fecal...
ese de no decir nada/
-calvario de mi soledad-.





Tu podrás recoger

Tu podrás recoger         x?
las hojas atrapadas
en los matojos del comprender...
podrás rodear con tus dedos
su cara y su envés;
pero nunca acariciarás
la parte más viva,
la savia que las nutría
antes de caer.

Porque la vida
es el aroma ovillado
de un eco secuestrado al nacer.
Más tarde, acaso...
una prenda en el fondo
de cualquier charca o tonel.


Al tiempo

Al tiempo lo podrás calzar          x?
con sandalias de piel
o esparteñas de soga.

Al tiempo lo podrás tocar,
desnudo entre sus astas,
surcando las horas.

Al tiempo lo podrás atrapar
con relojes de sal y arena.
Pero nunca te podrás pasear
entre sus garras de cera.





Las llanuras del deducir…

Las llanuras del deducir...          x?
se colaron por la alcantarilla de la duda.
La ciudad de las ideas se amotinó
con el verdugo del momento.

Tus fuerzas se las fueron tragando
buitres carroñeros de segundos mal puestos,
vestidos de gala, cumplidos y coquetos.

La visión objetiva se perdió en las cuencas
de cristal genital y parpados maltrechos,
en un alarde de querer filtrar
sólo aquello que te daría por contento.
-Como malabarista estúpido
escurriéndote por tu féretro-.