Por tu flanco mejor defendido xx
atacan mis huestes.
Han abierto una brecha incierta
que aún no alcanzo a ver
pero me dicen los observadores
que se puede avanzar por ahí...
Aunque huele a suelo resbaladizo
del serrín olvidado de otras tardes
en una pobre tasca de barrio bajo...
con las colillas humedecidas en el cenicero,
con el aseo lleno de papel y pintadas sucias,
con la barra pegajosa y las botellas con mantón,
los vasos llenos de huellas
y la música del aparato de discos rayada.
Esa tenue luz desde aquel rincón.
Esa pequeña mesa de madera,
ese taburete de anea oscura...
Todo parece que me invita a entrar.
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Muy bueno, y sorprendente poema dentro de tu estilo
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