Pastoreaba mi rebaño de atrocidades xx+
al amparo del árbol de la ignorancia,
cuando el lobo feroz de la astucia
rehusó atacarlas por el mal estado
en que se encontraba el ganado...
No quiso ni acercarse
a echarles un vistazo/
ni a verlas de nuevo...
-Podía haberlas devorado a todas
de un solo mordisco-.
Así continúo...
por estos campos de Dios,
entre matojos silvestres que arañan,
piedras sueltas donde tropiezo y me tambaleo.
Ramblas polvorientas con arenas resecas,
terraplenes verticales... que nunca acaban.
Sin perro guardián que me ayude
sigo alimentando a estas ovejas negras
...esperando en la plaza del pueblo
un mal corredor que me las compre a ojo/
por tanto...
Para ver si cambia de una vez mi suerte
y me hago de un rebaño
de ovejas blancas.
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Saludos
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