Los días se parecen x cada vez más a mí. Con el tiempo se están volviendo como iguales... Ya no me molesto, ya no estoy predispuesto a pelearme continuamente con todo lo que me rodea. ¡Me doy por vencido! Una protuberancia mística una torre de gandul gigante me crece desde dentro agrandando mis carnes. Un aura envolvente cobija a este animal... No se si protegiéndolo echándolo a un lado para que nada le moleste o encorsetándolo para reventarme como a una chicharra a pleno sol en la siesta más calurosa al medio día de mi edad. Purgando o gozando así le canto a mi muerte distraido enterrado por los continuos chorros de arena que se amontonan desde cada ojo vagonetas de cristal. Globos que me llevan cada vez más lejos con una corriente de aire cálido que pronto no tardará en volverse frío.