El camino que elegimos... xxx nos conduce a todas partes/ ¿Es un dilema? -¡Qué más da! ¿A quién le importa? Lo agarré/lo arranqué del suelo, lo tomé en mis brazos y lo acuné... Lloraba desconsolado, compungido como un bebé. Ya no hay sitio ni cuna para ti -le dije- Y me mordió en la mano con sus encías de angelito sin dientes. Ahora, cada mojón/señal de/ a sus orillas... -entre las hierbas y el polvo- me recuerda lo que me hace sangrar –hoy-. Los recientemente aparecidos -cuchillitas de leche de piedra- de las que huyo. Y me vuelve a morder y no me suelta... hasta que se queda con algún dedo roto/ -trozo de carne- como si de un juguete o regalo se tratara. Mientras se calla y se lo traga sin rechistar. Así me va devorando el camino, la boca del tiempo, y el niño que me crece y no conoce de su amo más que el hambre...