Sobre un precipicio de ilusiones xxx me convierto en un suicida que no lo duda. Me arrastro como la cabeza de la cerilla hasta prender. Me gusta jugar con el ángel de la guarda al escondite y con el demonio a las prendas. Pero sobre todo, en la matriz de lo bello donde se fecunda ese doblez que hace que nada se rompa.
