Voy saltando de Rocinante al borrico de Sancho... xx?
-tras ellos-.
Como el lisiado del Señor de los Anillos
o el jorobado de Notre Dame.
Soy su carga, cara oculta de la moneda
y la sienten...
¿La notas tú también, verdad?
No les deseo ningún mal, ya que todos estamos
igualmente sentenciados/
Les he oído, lo han hablado/comentan, porque los escucho
y espío... -comulgo con ellos-.
Al Dios de la ilusión y a su escudero.
Sin modificar para nada la ruta del Quijote
sigo a lo mío
y continúo con su lectura...
-¡A callar!
Los acostumbrados se resignan/intuyen entre sí... ambos.
La dualidad: bueno/malo, inteligente o necio
te ha hecho presa...
Hay que borrar las huellas del polvo de nuestro camino.
¡No arrastres los pies!, ¡eres idiota!
Oigo sus voces en eco, bajo el catre/somier en la posada.
Y los planes, los siniestros planes
de un grupo de niños -ancianos aventureros-
diminutos muñecos bajo el colchón...
que les imitan mientras se pelean
se han caído/desprendidos del sueño.
Me piensan atar de manos y pies a la cama.
Me tientan, me quieren de rehén virtual/espiritual
vertebral de su cerebro.
-No puedo dormir desde entonces-.
Abro y cierro los ojos esperando que la imagen cambie...
pero está todo a oscuras/-dentro y fuera-.
Hay quienes regresan hasta el fin.../final de sus días
arrieros, cómplices/compinches de sí mismos.
Entre la lucidez y las sombras,
borrachos de la sed de ser y sentirse humano/
amados por la caridad del otro...
Y esperan sentados a la puerta del tiempo/templo
alguna limosna.
Otros en cambio, -como yo-
se confirman/conforman con las migas de oro
que se cuela entre las tablas
de esta nuestra ciudad sin ley/de Lee Marvin
y Clint Eastwood,
...como estrella errante con mi saquito/petate al hombro.
Y me despierto en mitad de la noche/abrazado al sueño,
y entonces lo veo...
y no es verdad.
Soy Arnold Schwarzenegger en Depredador.
-¡Jo!, ¡cuántos "yo" juntos, qué risa...!