Ven reino de los cielos

Ven reino de los cielos          x+
y apodérate de mis miembros.
Escabroso de gozos/
señor de los muertos...

Ven reino paradisíaco,
alud de condimentos.
Valiente tirano
...robusto bostezo.

Ven reino cobrizo,
mozo moreno/
-de tardes grisáceas
con tono ligero-.

Ven reino plebeyo
de tapujos cubierto...
de ramas podridas,
de brazos esqueléticos.

Ven seductor cortejo.
Entre tus cajones guardas
la carne de mi alimento.
-...Acércate a este animal
él es tu eterno destierro
irónico y cruel argumento-.


P. D.
Siempre tendremos un lugar donde ir,
-la inventiva/imaginación
nunca nos dejará solos...-
El sol, la luna y las estrellas
apenas son nada comparados
con nuestra capacidad de soñar.

El hombre es real y finito
en la medida/-peso de sus limitaciones...-
Nada se debe/puede crear que valga la pena
ni a sus fines
lejos de su necesidad vital
salvo la ilusión de poder escapar a la muerte.

Y esa válvula de escape/-desenfreno-
es el don de contradecir a la naturaleza
creando un cielo/paraiso eterno
                       para el después...

Somos lo que queremos creer que somos...
-y eso también cuenta, como animal de compañía-.














La verdad sin rodeos…

La verdad sin rodeos... tapujos, ni sermones     xx+   
se ha adueñado/Se inventa un óvulo
                  para fecundarlo.
-Es el mismo cuento de siempre...
¡Vale, sigue! Por mí no te cortes/

Gracias.
Y ya puestos a observar/divaguemos...
¡Si es que aún nos queda/hay algo de tiempo!
¡Deduzcamos pues!

¿Somos desperdicio inútil/prepucio, labio
llano y simple del pene/-vagina del cosmos-
chulos de la nada, proxenetas...?
¿¡Por qué vivimos de las sobras/a la sombra de otros!?
      ¿Porque lo hemos heredado,
 porque lo hemos encontrado así¿?

Somos extraños/extranjeros para todo siempre...
Y cómplices/compinches
en este complicado compás de espera/
Alforjas de penitencia, -anécdotas irresolubles-
      doctrinas con las que vivimos, víctimas,
      condenados mucho antes de nacer.

¿Se trata o no de una ayuda indebida/innecesaria,
                          o de un castigo...?
No bastaría entonces con nuestra leal y fiel mirada.
Con nuestra compleja armonía etérea
que subyace desde el interior de la materia
y en oclusión/
eclosión de su combustión
hace posible esta aventura única.

-¡Jesús, María y José!
Hazme sitio en la sacristía/confesionario que voy...
    No,
    que lo tenemos todo lleno/ al completo,
          debes -para otra vez- pedir cita.