Un grito tendido x+ en el tejado del Universo... mudo por el inquieto y fulminante suspiro del deseo que se cierne sobre el espejo, que reparte tu imagen por entera en la tibia habitación de tu cuerpo... -Eso es un beso-. Tus sentidos rendidos en el bolso de las oportunidades por los grandes almacenes... como cabras sin rumbo de los stand que no sales, desplegando a tus infantes por el campo de batalla de nadar por los desagües. -Eso es magreo-. Una voz que vuelve tu mirada allí donde estás sentada, en el jardín de las delicias de las sillas aterciopeladas, entre arbustos y cabañas que te invitan a una fiesta de serpientes venenosas con antídotos que no tomas... -Eso es el sexo-. Repartir ofrendas laureadas en carruajes de corceles bravos. Soltar el collar de perlas que engalana el ancho campo con un mordisco certero en la encrucijada de los huesos santos. Relamer lo sucedido mil veces y volver de nuevo con un... ¿Por dónde empiezo? -Eso es... eso!-.
