No, no hay nada fijo, épico ni caballeresco. xx+
Todo se rompe en el continuo trasiego
igual que el vidrio descuartizado vuela
después de la explosión en el suelo
por no haber mantenido el pulso
en su secuestro.
No, no hay nada por lo que luchar
ni siguiera el ligero fresco de la mañana/al despuntar.
Todo se financia con el sueldo base,
la vejez prematura del humilde siervo
en el pretérito pluscuamperfecto
de nómada disperso.
No, no hay nada... todo es villanía.
Las huestes se sublevan, los pozos huelen a sequía...
el charol de tu apatía chapa la sinrazón en calima.
Los libertos faunos se zambullen
en el paraiso de la fatiga,
todo es esquivo/lascivo, como recién nacido.
No, no hay vida, esto es una soberana mentira...
Es la repetición erudita de tu pernada en baldío
continuos vendavales desde el infierno que crías,
santo y seña de esquejes de entrepierna buganvilla
un lírico filme, balcón de donde te tiras.
P.D.
Somos de nuestra realidad su amenaza/
tenazas...
a la espera de la muerte en una esquina.
De nuestra sombra... fuego negro
su refugio.
Del corazón... su castigo,
de la luz, el borrado/tachón de la memoria,
del camino... los pasos que no se dan/
por los que venimos o huimos...
Somos la respuesta a la no consecución
de lo que perseguimos sin haberlo encontrado/
ni habernos conocido...
En nuestro juego de tronos particular...
no somos nada más que una musaraña de ojos azules
en el gélido invierno de lo eterno/
del no retorno.
-Yo me veo más... como Yogui o Bubu.
¡Tú eres tonto del culo, chaval!