No sabes a qué lado de la campana xx le toca golpear... Ese badajo ahogado, enrarecido gritando.../-hablándole al cielo- para que vuelvas una vez más al templo que te dio un nombre/ a los santos que te velaron y te vieron crecer. A la tierra en la que conviviste /a los olores que compartías -en los que navegaste-. ...A los días, horas, años que pasasteis juntos. Pero ya has perdido la cuenta del volteo en ese silencio hueco/ -terriblemente vacío- entre zarpazo y zarpazo... Se han borrado de pronto las huellas del camino, los dictados de la memoria... -los apuntes/anotaciones de tu mente-. Los escritos que tomabas ayer hoy están en blanco, no quieren que los perturbes/ que les molestes. Están haciendo contigo/de ti... borrón y cuenta nueva. Tu queja/adiós... ya no le importa a nadie. Estás solo, ciego, -en medio/ mitad de la plaza- esperando que te lleven /que te saquen a hombros, alguien que cobra por hacer eso...
