Acabo de echar

Acabo de echar un buen polvo...           xx
Ha durado una eternidad
de tan sólo tres minutos terrestres.
Nos hemos corrido ambos
los dos juntos 
-...y no al mismo tiempo-.

Desbrozando la noche, empezamos
envueltos en un color crudo/
cocido al vapor que emana 
de las sensaciones
descomponiendo el aire
en medio de un bonito silencio
que imitaba al de verdad.

Ahora,
condolido por la duda
que ha brotado al acabar así...
-tan pronto-
de esa manera tan vulgar.
Me duele el gozo desesperado/desparramado
que no entiende nada
de todo esto que ha mal pasado.

Le he dicho que ha sido por un tirón
el no haber aguantado un poco más.
Espero que ella lo entienda...
-cosa que yo no-.
Pues la sombra del colchón/sábana
al levantarnos
no parece que sea lo suficientemente profunda
-dándonos la razón a los tres...-

-Nihil novum sub sole (Eclesiastés 1, 10).


Puedes esperar

Puedes esperar en la lucha/     xx
puedes ser un guerrero valiente
agazapado detrás de un árbol,
de una rosa,
o en el fondo del mar...

Pero has de salir
y demostrar/demostrarte
que mereció la pena
todo el tiempo que se perdió/
que empleaste  ciegamente
en ese mano a mano...
-con la insaciable/insondable 
cotidianidad de una relación-.
          
Húndete en la sima/-pozo de sus ojos-
para devolverle la mirada por igual.
Si consigues salir a flote...
es que no era
lo suficiente-mente profunda.