Encaramado a la bolsa de los desperdicios xx busco en el latido/lacito que tan mono le anudas/abrochas un cordón, condón, pendón del perdón donde estrangularme/asfixiarte/ahorcarnos juntos los dos antes de que pase el portero/bedel y lo retire/LA BASURA. Con su aullido/ascensor/canasto de goma y el whatsapp, suspiritos al borde del pene irreconciliable con tanto trajín en los bolsillos... Que si las llaves del calabozo/las monedas de la libertad los vales para el circo del retiro, la cara de cartera el cuerpo en general que genera gangrenas... Tanto temblor, tanto grito, comidillas de Tele5 en las auditorías de la escucha furtiva con el aroma de ir piso por piso recorriendo la campiña de esa ciudad en miniatura. Reducido pueblo empaquetado en ladrillo con papel de alba al amanecer y de plástico cuando anochece. Todo un delito estentóreo que vemos catapultar el tiempo a nuestra puerta del cada día mientras que permanecemos encerrados voluntariamente en esta prisión de la misericordiosa resignación apostólica y romana. En el epicentro mismo/incógnita del dedo en el gatillo esta insoportable/insostenible delicateses. No patinan/resbalan sus reivindicaciones como las tuyas de las mías. -¡Basta ya... "pesao"! Ni escucho lo que te digo, perdona/pendona ha sido un lapsus...
Etiqueta: pene
La verdad sin rodeos…
La verdad sin rodeos... tapujos, ni sermones xx+
se ha adueñado/Se inventa un óvulo
para fecundarlo.
-Es el mismo cuento de siempre...
¡Vale, sigue! Por mí no te cortes/
Gracias.
Y ya puestos a observar/divaguemos...
¡Si es que aún nos queda/hay algo de tiempo!
¡Deduzcamos pues!
¿Somos desperdicio inútil/prepucio, labio
llano y simple del pene/-vagina del cosmos-
chulos de la nada, proxenetas...?
¿¡Por qué vivimos de las sobras/a la sombra de otros!?
¿Porque lo hemos heredado,
porque lo hemos encontrado así¿?
Somos extraños/extranjeros para todo siempre...
Y cómplices/compinches
en este complicado compás de espera/
Alforjas de penitencia, -anécdotas irresolubles-
doctrinas con las que vivimos, víctimas,
condenados mucho antes de nacer.
¿Se trata o no de una ayuda indebida/innecesaria,
o de un castigo...?
No bastaría entonces con nuestra leal y fiel mirada.
Con nuestra compleja armonía etérea
que subyace desde el interior de la materia
y en oclusión/
eclosión de su combustión
hace posible esta aventura única.
-¡Jesús, María y José!
Hazme sitio en la sacristía/confesionario que voy...
No,
que lo tenemos todo lleno/ al completo,
debes -para otra vez- pedir cita.