Sabuesos de luto obstinado x? brillan como yugos en el plenilunio, ahuyentando al lucero silvestre con sólo uno de sus aullidos. Sus destellos son bocinas sin eco ni gravidez, colgados de las cruces de su talle, fermento noble de tez. Cinturones de algas danzan con júbilo anillando la lámpara trémula del mar en un intento de socavar el vaho tímido que hace trizas la cúpula delicada del amanecer. Ávida se fuga la luna, dejando naufragar la espesa melena de volutas y cuajando cada vértice en la harina de la brisa. Evoca sutil su marcha como pasto milagroso de vaso en viruta. Así, el buzo del ocaso se exprime en este duelo suicida y, entre escombros de rocío y arena, el alambre volátil de su caracola asfixia en la espiral su tumbo en el renacer del día.
