Tengo traviesos aglomerados x por mi cabeza pisoteando. Tú figura tierna y frágil en mi sien levitando... Tus idas y venidas desarbolan los anclajes -del trinquete a la verga- con el peso de su lastre. Tus ojos siempre atentos, listos al abordaje... me penetran hasta las ansias de mi fulgurante queja. Rondando, centrípeta esta nave rendida a tus pies... que quiere huir, escaparse con viento fresco o caliente, cuando sople como sea. Pero marcharse cuanto antes.