Yo puedo devolverte

Yo puedo devolverte al vacío del que vienes...    xx.
              -ardiendo en las ganas de tenerte- 
      al amparo de la profundidad del sueño abisal 
                       en cada una de las cabezas 
de todos los muertos del cementerio del amor.

Veneno que vomito -muy despacio-/
desprendiéndome del enganche anzuelo trampa
de ese afán... 
 -una y otra vez por el aire volando 
antes de ir a parar al cesto-
                   Porque he creído ser parte tuya...
atravesando una jornada entera del individuo que soy/
                                      -sólo para ti-.

Yo puedo hacer pompas con agua de jabón 
                     en las que flote tu imagen, 
con la luz de una ventanita a cuadros en su costado/
            por la que se asome tu anunciado adiós...
y mi otro yo en la baldosa llorando.

Yo puedo juntarte los brazos a la espalda 
mientras te muerdo los hombros/
con el sabor de tu piel en mi boca
y chuparte la vena yugular
        de lo que dices o callas... 
   con su patito feo en la piscina del manicomio
desplumado hirviendo/.

Y jugar después a/correrme como Peter Pan 
entre tus naves conquistadas y Tic Tac al acecho...
         velas gloriosas de ala de mariposa/ 
sufragada del polvo de Campanilla
antes de que te vuelvas cri-sálida. 

Que sepas... que apuesto 
con las ganancias de lo que he de perder 
                          en cada sueño...
Y me esfuerzo/enfrento a esa ingeniería/ignorancia 
siempre con lo que llevo puesto o nos traemos entre manos.
Pero no lo veo claro... ¡Nunca/
¡Y tú¿? Corazón.

-Yo... lo de siempre/... -un bombón-. 
Café con leche condensada, azúcar,
ron y un trozo de bizcocho de uvas pasas.
¡No era eso cariño... no?!



Te espero…

Te espero...        x?.
en las profundidades del cono/cuenco de la mano,   
en la cuerda floja de la quinta nota de la bóveda celeste
              -al dictado de tus maneras-/memoria
y manías tuyas de decirme muda las cosas...

Te espero... 
en el silente dulzor de lo que me gustaría oir...

Me estrujas como al colador de tela
que escurres para sacarle todo el jugo;
          capirote de hachonero relleno de cenizas,
semillas trituradas del café/-fe que he depositado
                                        desquiciado en ti-
para que no quede ni rastro de lo que se ha cocido/
hemos tomado/hablado hoy en el desayuno.

Yo sólo gimoteo por placer.../-que lo sepas- 
                              y hago pucheros de barro 
            con las arrugas de la cara -que me tiembla- 
mezclando la levedad de la suave arcilla 
de los sentimientos
con las ganas de romper a llorar... -sólo eso-.
        
Como la sal/rebabas en la boca pegamentosa del viento 
que arrastra la tormenta colina abajo
               con el picor de sus partículas flotantes/
                                    y la saliva amasando
mansas las palabras 
que escapan y nunca las vas a volver a oir...

Allí también te espero...
porque cuando me relamo saben a ti/ 
                            Y de lo que no escucho
hago una fiesta de fin de curso para festejar 
el ciclo terrestre de nuestro dasamor, e... 
invito a todos los comensales de lo pasado a callar
rompiendo en brindis/
chocando las copas de nuestras cabezas
-rebosantes de sesos...- 
hasta reventar/

¿Sabes también dónde te espero...? 
En cada burbujita explosionada por el aire/
                                dándote en la cara 
                     para que espaviles y me atiendas.

Lo mío es pura espera, -pero la eternidad es tan larga...-
¡Lo nuestro no tendrá fin/te lo juro!