La tarde vestida de piedras preciosas xx a cual más embustera... en idilio. Falsas gemas/cristal de “lapis lazuli”/luz huidiza habitables/oferta/ofrendas de final del día/crepúsculo repitiéndose cansino. La bola de nieve roja ardiendo ha rodado hasta precipitarse/hundirse/caer al abismo... Ahora su fantasma -la Luna- vaga en la oscuridad por la tela-pared de fondo del teatro/ filo de la concha/profundidades/sinergia más pálida que el hielo. La noche se engalana de estrellas diamantes en la cresta de las olas de un mar muerto donde se mece el cuerpo ahogado de tus sueños. Fin. ¡Vamos a ver...? ¿Las señales del cielo/camino estaban ya... o ha sido uno de mis enanos majareta en un ataque de rabia/locura que los ha ido poniendo...? -Ahora no te estoy escuchando. Perdona. Anda... quita/saca la mano de mi bolsillo que por aquí hay mucho tarado.../ y malpensado. ¿¡Vale!? ¿Te has dado cuenta... qué día tan precioso y con tan poco fuste? Días así... -como el de hoy- se meclan/ diluyen entre los demás como si no hubieran existido/sucedido nunca... -Sí, eso también pasa. P.D. La mudanza y el transcurso tan igual de la jornada provoca una indiferencia -en su esencia... criminal- hacia los detalles de la naturaleza que se empeña/fractura en llamar nuestra atención sin ser correspondida... La costumbre nos mata con sus balas de fogueo hasta que llega la de verdad. El juego empieza cuando se descarga el arma/ alma del vientre que nos parió/ y dio la vida. El tambor de su revolver -desde entonces- lo cargan a dúo/y a gusto el diablo y el Señor ...pero apuntando a tu sien. -Feliz Apocalypse Now/The Deer Hunter... ¡colega! en esta jaula de grillos/río prisioneros/ Y no me respondas... deja hablar al silencio.
