¡Oh sueño...! xx Te quiebras/ me descuartizas como la piel de mis manos por el frío y el viento. ¡Oh sueño! Tiende tu capa, cubre mi pecho. ¡Oh sueño! Cajón desastre/ bastardo degüello. Borde de aristas punzón en mi cerebro... Sólo la fuerza equilibra tu balanza. Devenir de promesas castigo de hadas. Nada te confunde más que la espontánea necesidad. Nadie puede hacerte olvidar las razones que tenías al llegar. Nadie sabrá encontrar lo que viniste a buscar... Siempre serás una carga hasta que aprendas a volar. P.D. Si te gusta soñar.../ terminas gustándote. Si te gustas, te encontrarás bien. Si te fijas/y fías de todo ello nunca te devolverás. Y así confiado.../te confinarás en el que siempre serás tú. Sólo los sueños nos hacen diferentes... nadie/ni nada, sueña igual.
Etiqueta: frio
Los fantasmas
Los fantasmas de la noche xx? en invierno no pueden salir de la habitación. Se quedan en los cristales convertidos en vapor medio muertos/helados de frío. A la mañana siguiente les puedes dejar una nota/ o hacer un dibujo con ellos en la pared de su opaca transparencia. La mayoría de las veces con el dedo índice, o lo que quieras... Van desapareciendo huidizos durante el día porque no les gusta la luz del rayo solar -esa templanza que los deshace- pero el rastro que dejan los delata. Incluso en la huella seca de su esqueleto se puede volver a leer esos mensajes a la mañana siguiente. Ahora se van dejando caer, chorretosos por las nuevas sendas flácidas y tortuosas de unas palabras/líneas sobre las otras. Encarcelados entre los barrotes de plata/ surcos en el cristal de una nueva visión que da testimonio de lo azaroso que puede resultar cualquier cosa y su significado por insignificante que sea... Así se van sucediendo/suicidando transformando los sueños y sus fantasmas -contra natura/en caída libre- por el cristalino/ojo de la humanidad. Sin más hambre que la del día sin más sentido ni peso que la propia ley de la gravedad del escrito o del planeta... Se van retorciendo como una lombriz en el barro y ese gesto en su rostro casi imposible, difícil de descifrar con tan sólo una vida... Por eso trabajan a destajo noche tras noche en tu habitación... Siempre habrá un despertar enviudado que tendrá que saldarse con un nuevo sueño. -¡Ya! Y nuestra cabeza es el huerto donde se cultivan... ¡Menudo bancal de melones estamos hechos!